Acusan a Fernando Cerda Jr. de tráfico de inmigrantes: traía a Houston cinco personas ocultas en jet skis

Fernando Cerda Jr., un ciudadano estadounidense de 26 años, venía de la frontera hacía Houston manejando una camioneta Chevrolet Silverado roja en la que remolcaba dos motos acuáticas. Todo parecía normal hasta que lo pararon para una revisión en un puesto de control migratorio y un perro entrenado alertó sobre algo inesperado.

Video “Quieren hacer dinero fácil”: habitantes de Houston transportan a migrantes indocumentados desde la frontera

Fernando Cerda Jr., de 26 años, fue detenido el 24 de abril en el puesto de control migratorio de Falfurrias, Texas, y enfrenta cargos federales por tráfico de inmigrantes, según documentos judiciales obtenidos por Univision 45.

Este delito tiene penas de hasta 10 años de cárcel y multas de miles de dólares, cuando hay agravantes como por ejemplo, haber recibido dinero a cambio de transportar indocumentados, según el Departamento de Justicia.

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El hispano venía desde la frontera hacía Houston en una camioneta Chevrolet Silverado roja que remolcaba un tráiler con dos motos acuáticas (jet skis).

Cuando los agentes fronterizos lo pararon para una revisión de rutina, a eso de las 2:25 am, Cerda dijo ser ciudadano estadounidense y presentó su pasaporte. Mientras hablaban con él, un perro entrenado alertó sobre rastros de personas cerca de las motos acuáticas, se lee en la acusación contra Cerda.

El conductor fue remitido para una inspección detallada de los jet skis y, al hacerlo, descubrieron a cinco indocumentados ocultos en el interior de estos.

Los agentes tuvieron que desarmar las motos para sacar a los inmigrantes, quienes admitieron haber ingresado de forma ilegal a territorio estadounidense provenientes de El Salvador, Honduras y México.

A Fernando Cerda Jr. lo contrató alias "Cabeza"

Al ser interrogado, Cerda reconoció tener conocimiento de que adentro de los jet skis había personas ocultas y que entraron de forma ilegal en EEUU.

Admitió, además, que t ransportaba los indocumentados a Houston a cambio de una compensación monetaria, pero dijo que no había acordado un monto concreto, sino que le prometieron “buen dinero”, detalla el documento de la acusación.

El joven contó que le iban a pagar por el trabajo al llegar a Houston con los inmigrantes o después de regresar al Valle de Texas.

Cuando le preguntaron quién lo contrató, declaró que recibió una llamada a eso de la media noche de alias “Cabeza”, un hombre que vive en México y al que conoció unos seis meses atrás en prisión.

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El hispano afirmó que no sabe el nombre real de “Cabeza”, pero que acordó con él que llegaría a la 1 am a un paradero de camiones LOVE, en Edinburg, para llevar la camioneta con los inmigrantes indocumentados al norte.

En las últimas semanas, autoridades en el sur de Texas han alertado sobre una tendencia preocupante: conductores del área de Houston que aceptan ir a la frontera para transportar inmigrantes.

"Hay mucha gente que ahorita viene de Houston a levantar gente y es por el dinero, claro", dijo a Univision 45, René Córdova, del Departamento de Seguridad Publica de Texas en el Valle del Rio Grande.

Los inmigrantes iban dentro de motos acuáticas


Cuando Cerda recibió la camioneta, los inmigrantes ya estaban ocultos en los jet skis y él manejó hacia el norte sin detenerse, hasta que llegó al puesto de control migratorio de Falfurrias, aseguró en el interrogatorio.

Reconoció que estas personas estaban atrapadas en los aparatos y no tenían como escapar de ahí por sus propios medios, en caso de un choque o una emergencia.

Entre los inmigrantes había una mujer y ella contó que había cruzado a EEUU, con otras cinco personas, hacía ocho días y que los habían llevado a una bodega, donde había al menos 20 individuos más.

Luego de varios días de estar encerrada en la bodega, le dijeron que ya tenía que salir y la llevaron al lugar donde estaban las motos acuáticas.

Ella pudo ver cuando desarmaban estas motos y contó que, una vez que estaban abiertas, les habían indicado que se metieran ahí. Una vez dentro, podía oír el ruido de las herramientas que usaron para ensamblar la moto de nuevo.

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Agregó que, al estar dentro, temió por su vida a pesar de que tenía agua y podía respirar.

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