AUSTIN, Texas. - La iglesia St. Andrew’s al norte de Austin sirve de hogar y santuario para Hilda Ramírez, y su hijo, Iván. La madre guatemalteca tiene una orden de deportación y tiene la esperanza de que los planes de inmigración del presidente electo Joe Biden le permitan salir del refugio sin miedo.
“Hay un poquito de esperanza”: guatemalteca refugiada en iglesia espera plan migratorio de Biden
Hilda Ramírez es una inmigrante guatemalteca que lleva 4 años viviendo en una iglesia de Austin con su hijo por miedo a ser deportados. La mujer dijo que siente esperanza tras la victoria de Joe Biden.

“Es muy difícil vivir día a día solo por dentro (de la iglesia), (hay que) ser bien precavido porque en cualquier momento migración puede entrar fingiendo ser otra persona. Hay un poquito de esperanza de que él va a cambiar el sistema migratorio y que puede darnos una oportunidad a los inmigrantes de vivir con nuestras familias”, indicó Hilda.
Los organizadores de la Red de Santuario que apoya a Hilda dicen que no piensan poner todas sus esperanzas en el presidente electo Biden.
“Ellos son maravillosos cuando quieren el voto de las personas, pero en la actuación, para que ellos actúen a favor de nosotros, dejan mucho que desear”, indicó Carmen Zuvieta, organizadora de Red de Santuario.
La abogada de inmigración Kate Lincoln-Goldfinch, quien ha estado estudiando el plan migratorio de Biden, confía en que varias medidas puedan ayudar a personas como Hilda y su hijo.
“Viendo su plan tengo la esperanza de que vamos a ver cambios muy rápido. Él dijo que inmediatamente va a cambiar las prioridades de aplicación de fuerza contra inmigrantes”, indicó la abogada.
Entre las prioridades de Biden, según Lincoln-Goldfinch, está combatir las deportaciones de inmigrantes sin récord criminal, lo cual podría beneficiar a Hilda.
Hilda y su hijo Iván salieron de San Marcos, Guatemala, huyendo de la violencia de género y llegaron a Estados Unidos en 2014 luego de cruzar el Río Grande, en la frontera entre Texas y México.
A su llegada, buscó obtener el asilo, sin embargo, las autoridades de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense (ICE) le negaron este recurso. Tras la negativa, las autoridades la ingresaron al centro de detención de Karnes County, ubicado al sur de San Antonio, y le impusieron una fianza de 10,000 dólares para salir.
Debido a que no contaba con esta cantidad de dinero, la mujer y su hijo pasaron 11 meses ahí antes de que ser liberados con la condición de que la guatemalteca llevara un grillete en el tobillo. Asustada por una posible deportación, contactó a la organización Grasroots Leadership que le recomendó que se escondiera con su hijo en la iglesia St. Andrew’s, en donde vive desde el 9 de febrero de 2016.
La mujer indicó que está esperando que se detenga su proceso de deportación. Desde que se encuentra refugiada en la iglesia, ICE le ha enviado cartas indicando sobre su deportación. En verano de 2019, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos le envió una carta indicándole que la multarla con 303,620 dólares si no se iba del país.










