Si eres madre seguramente te habrás preguntado si tu persona realmente puede ejercer una influencia tan grande en tus hijos como para beneficiarlos en su vida futura o arruinarla.
La influencia materna, ¿es un mito o en verdad existe?

Y quizá también te habrás preguntado si acaso no ejercen una mayor influencia sobre tu hijo o hija los medios de comunicación, sus amigos e, incluso, los principios que aprende en la escuela. Si sientes demasiado esa competencia, sigue leyendo porque hay buenas noticias.
Mira a tu alrededor, observa casos pasados y presentes
Aunque es lógico que te surja esta duda (no solo por ser una madre responsable sino porque la presión de la sociedad por culparnos de todo lo que hacen nuestros hijos puede ser bastante dura), mira a tu alrededor y saca tus propias conclusiones.
Por ejemplo, hay madres que viven en circunstancias realmente difíciles pero no desaprovechan ninguna oportunidad de intervenir en el desarrollo físico, mental y espiritual de sus hijos. Y uno de los primeros ejemplos que revela la historia se halla en la Biblia y se trata de la madre de Moisés: aunque se mandó matar a todos los varones de alrededor de dos años ello lo ocultó, no permitió que lo mataran y hasta se las ingenió para poder criarlo como si fuera la nodriza de la hija del Faraón. ¡Toda una luchadora!, ¿no es cierto? ¿No te parece que su presencia como madre y haber logrado salvarlo ejerció una fuerte influencia en Moisés durante su vida?
Hoy en día tenemos ejemplos similares: muchas mamás crían a sus hijos en condiciones de pobreza extrema, son abandonadas por el padre del niño o están enfermas. Pero no escatiman dar a sus hijos una gran parte de su tiempo aunque lleguen tarde a casa y tengan todo por hacer porque nadie se ha encargado de las tareas del hogar mientras ellas estaban en el trabajo.

¿Cómo ejercer una buena influencia en tus hijos?
Y si bien los hijos pasan tiempo con sus amigos y en contacto con los medios de comunicación masivos como Internet o la televisión , los niños y jóvenes valoran muchísimo que su madres se sienten con ellos aunque sea veinte minutos a ver un programa juntos (o a navegar por la WEB) y charlar sobre lo visto para elaborar ciertos principios sobre la base de si lo que han visto está bien o mal.
Por eso, no dejes que la sociedad te cargue de culpa: dedica tiempo a cultivar tu interior y a estar con ellos para conversar, entretenerse, y edificar una relación que perdure en el tiempo y te ayude a transitar con ellos de la mejor manera incluso los momentos más difíciles de la adolescencia.
ARTÍCULO IMPERDIBLE: Ser mujer, madre y trabajadora.









