Introducción del pescado en la dieta del niño
El pescado es un alimento importante en cualquier dieta, y también sobre todo, en la de los niños. Alimenta tanto como un filete de carne, pero corre con la ventaja de que es menos graso y se digiere mejor.
Todo hasta ahora parece bueno. Sin embargo, el pescado tiene un defecto: sus espinas, lo cual lo puede transformar en un plato poco apetitoso y hasta peligroso para los niños. Muchas veces además, los niños lo encuentran falto de sabor, por lo cual no les atrae para nada.
La edad que se aconseja para introducir el pescado es a partir de los nueve meses. A esa altura todos los bebés pueden y deben comer pescado como mínimo, dos o tres veces por semana.
Ahora bien, cuando hay fuerte evidencia de alergia al pescado, en alguno de los padres o hermanos del niño, puede posponerse el momento de su introducción un poco más. Generalmente, hasta pasado el año de edad.
Lamentablemente, la realidad muestra que los niños comen menos pescado del que deberían. Algunas veces la causa no radica en ellos, sino en los padres. Pues si bien es cierto que muchos niños evitan el pescado, también es cierto que algunos padres hacen lo mismo, y por varias razones: el pescado es un alimento que debe consumirse en seguida, pues de lo contrario se estropea fácilmente, exige además que le debamos invertir más de tiempo: pues hay que comprarlo en un lugar de confianza, limpiarlo bien y quitarle las espinas, etc…
Pero la gran desventaja del pescado, dijimos que son las espinas. Algunos niños evitan el pescado pues tienen miedo a tragárselas o a atragantarse. Para solucionar el inconveniente, lo mejor es ofrecerles siempre filetes limpios, pues además nos vamos a sentir más seguros. Hasta que no sean más mayorcitos, esta precaución es un buen consejo a tener en cuenta.
Otras veces, lo que no gusta a los niños es el sabor (y ese era mi caso, lo admito), pues el pescado resulta algo más insípido que otros alimentos. Sin embargo ello no tiene porque ser así. Es cierto que para los niños se suelen habitualmente cocinar los alimentos hervidos o a la plancha y poco condimentados. Pero con un poco de ingenio, basta para convertir el pescado en un plato extremadamente apetitoso. No culpemos al niño, si la culpa la tiene el cocinero: busquemos la variedad de pescado que guste más a nuestro pequeño, y preparémosla en forma apetecible (como si nosotros tuviéramos que comerlo).
Otra cosa a tener en cuenta es el tipo de pescado. Los pediatras recomiendan que hasta el segundo año de vida, los niños sólo coman pescado blanco (merluza, lenguado, congrio y bacalao fresco) ya que, además de ser menos graso, tiene un sabor más suave y provoca menos alergias que el pescado azul. Pero a partir de los dos años, no existe ningún argumento válido que impida aumentar la variedad e incorporar el pescado azul (atún, salmón, sardinas y anchoas entre otros.)
Con respecto a los pescados congelados, los niños pueden perfectamente comerlo. Después de todo, el proceso de congelación no altera en nada las cualidades nutritivas del mismo. Además, resulta incluso hasta más recomendable, porque desde el punto de vista microbiológico se encuentran en mejor estado que el pescado fresco, que suele estropearse con facilidad.
Por ende, si el pescado no va a ser consumido rápidamente, es preferible comprarlo congelado que tenerlo varios días en el frigorífico o después congelarlo en casa.
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Via | pediatraldia