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Estos tips te ayudarán a mejorar la comunicación con tus hijos en la mesa

Las charlas con nuestros hijos se parecen a esto: ¿Dormiste bien? Sí. ¿Cómo te fue en la escuela? Bien. ¿Quieres comer? No...

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Sí, no, bien. Los niños a veces son increíblemente diestros a la hora de responder con monosílabos. Y así resulta muy difícil llegar a conocerlos y saber qué está pasando en sus vidas. ¡Especialmente cuando tenemos que competir por su atención con la televisión, Internet, las redes sociales y sus amigos!

Pero la hora de comer es un momento del día en el que puedes contrarrestar todas las distracciones, juntar a toda la familia y captar su atención por el tiempo suficiente como para tener una conversación real. Lo que muchos padres se preguntan es, ¿cómo hacerlo? Estoy segura que estos tips te ayudarán.

Limitar el uso de dispositivos en la mesa

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Pon la regla de que, a la hora de comer, nadie puede utilizar su móvil, computadora o tablet en la mesa. Es más, deben dejarlos en otra habitación para no escucharlos sonar o vibrar y sentirse tentados a levantarse para ver quién es.

Comer juntos regularmente

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En lugar de cenar sentados en el sofá mirando la televisión algunas noches, y otras sentados a la mesa conversando, haz del sentarse juntos a la mesa a comer, aunque sea algo ligero, un hábito regular.

Después de un tiempo se acostumbrarán y será natural sentarse a comer juntos y charlar.

Que hablar sea seguro

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Quizás una de las cosas más difíciles de lograr es que los niños y adolescentes se abran y expresen abiertamente sus pensamientos y emociones. Haz que la hora de comer sea un momento seguro, en el que cada uno pueda expresarse sin miedo a ser criticado o rechazado.

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Si surge algún tema espinoso o controvertido, siempre puedes hablarlo más tarde en privado. 

>> Barreras que dificultan la comunicación con los hijos adolescentes

Cambiar la forma de hacer preguntas

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Trata de evitar aquellas preguntas que se pueden responder con sí, no o bien. En lugar de preguntar “¿cómo te fue en el colegio?”, prueba cambiar el enfoque y hacer preguntas más específicas, como por ejemplo: ¿qué están estudiando en historia? o ¿cuál es tu materia favorita y por qué?

Y lo más importante, ¡no preguntes como si fueras un investigador del FBI! Los niños enseguida sienten cuando los padres estamos hurgando en su vida, y no les gusta, por lo que es más probable que se cierren y no quieran hablar.

Habla de tu vida, cuenta historias de cómo eras tú a su edad, y sobre todo, no juzgues. Simplemente escucha, habla y disfruta de la conversación y podrás enterarte de todo lo que desees saber sobre tus hijos.

¡Y prueba estos sencillos tips para fortalecer la comunicación en la familia!