Los ojos se te cierran y deseas dormir, pero hay alguien que se opone: ¡tu hijo pequeño! Ya lo habías acostado pero dos horas después lo tienes de pie junto a tu cama.
Este es el secreto para que tu hijo duerma en su cama toda la noche

¿Qué hacer? ¿Llevarlo de nuevo a su cama aunque llore?, ¿ponerlo a dormir contigo?, ¿darle algo de comer o de beber? Veamos qué hacer para que tu hijo duerma en su cama.
Entrenamiento inverso
La respuesta a la pregunta “¿Qué hacer?” no deberías darla en ese momento, sino el día anterior. En caso contrario, cuando estés desesperada por volver a dormir harás lo que en ese momento te resulte más cómodo, es decir, acostarlo contigo y seguir durmiendo. Pero eso no es lo más conveniente para ninguno de los dos.
Si tu hijo se levanta por las noches y va a tu dormitorio, es porque ha aprendido a hacerlo, y por eso hay que aplicar cierto “entrenamiento inverso”, aunque no sea del todo sencillo ni placentero. Pero aquí están los pasos que debes seguir.

Sigue estos pasos
Analiza si es un buen día para comenzar a decir “NO”. Si el niño tuvo un día difícil. Quizá no lo sea.
Habla con tu hijo sobre el tema a partir de la tarde para que tu negativa de aceptarlo en tu cama no le tome por sorpresa. No hace falta darle un sermón, sino decirle algo así como: “hoy estoy muy cansada, y necesito dormir bien, cómoda, toda la noche y por eso cada uno va a dormir en su cama hoy”. O “los papás duermen en su cama y los chicos duermen en la suya”.
Sé firme cuando la luz se apaga: aunque proteste o llore un poco, recuérdale con amor pero firmemente: “¿Recuerdas que esta tarde lo hablamos? Desde hoy dormiremos cada uno en su cama”. No cedas ni por cinco minutos una vez que hayas comenzado a entrenar a tu hijo de esta manera.

Llévalo de la mano a su cama cada vez que se levante. Quizá no sea la primera noche cuando llegue a comprender las nuevas reglas, pero llegará a comprenderlas. ¡Y volverás a dormir tranquila! No lo dudes.
Si las cosas se pone muy difíciles puedes dormir en su habitación con un colchón a los pies de su cama, toda la noche si es necesario. ¡Pero no en su cama!
Luego de dos o tres noches puedes probar si funciona quedarte sentada en una silla de su cuarto sin hablar hasta que se quede dormido. Si protesta, te irás de la habitación. Solamente regresa si se queda callado. Si te sigue, sin mostrar emoción alguna le llevarás de la mano a la cama.
Al otro día, felicita a tu hijo por dormir en su cama “como un niño grande” y no olvides recordarle les reglas, tanto a la mañana como por la tarde.
La nueva rutina para dormir pronto quedará establecida y tu hijo dormirá toda la noche. ¡No desesperes!









