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Enseñando buenos modales a los niños

Los buenos modales son básicos en cualquier sociedad civilizada. Están basados en una regla de las relaciones humanas: “no le hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti”. Debemos enseñarles a nuestros hijos la importancia de la cortesía y el buen trato a los demás. Y aunque está claro que los niños aprenden viendo nuestras propias conductas, es también muy útil conversar con ellos y ofrecerles advertencias sobre la educación formal.

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Cómo enseñar buenos modales

Es importante saludar a las personas de distintas maneras, de acuerdo a las circunstancias y al grado de familiaridad que se tenga. Puede ser con choques de manos, contacto visual, besos, abrazos o palabras introductorias, entre ellas. Los niños deben aprender a presentarse a sí mismos desde que son pequeños. Al crecer necesitarán usar esta habilidad en las escuelas, trabajos, etc.

Es bueno abrirle la puerta a las personas si vamos delante, especialmente si son ancianos o tienen las manos ocupadas con paquetes. Si bien en épocas pasadas los caballeros realizaban dicha acción con las damas, en la actualidad es un gesto de delicadeza que las personas de bien saben apreciar.

Cuando hay una persona mayor se encuentra de pie, un gesto amable consiste en brindarle asiento. Es un signo de respeto y cortesía. Aunque se sorprenda ante la actitud, se sentirá muy agradecido.

Las palabras excúseme, por favor y gracias son muy fáciles de enseñar, incluyendo a los niños. Son un modo de establecer con el otro una relación amable.

Uno de los mejores modales que hay para con los demás es sumarse al trabajo duro cuando hay una tarea colectiva. Si los padres se sientan y permiten que toda la labor recaiga sobre sus colegas, los niños aprenderán exactamente este modelo.

Aprende a pedir perdón y enseña a tus hijos a hacerlo. Las personas nos equivocamos y es completamente natural y justo ofrecer disculpas a los demás cuando esto sucede. Puede ser realmente embarazoso, pero una buena manera de acostumbrarnos es practicar este hábito con asiduidad siempre que afectemos al prójimo.

Los niños necesitan aprender buenos modales para poder insertarse en nuestro universo social y cultural. Al cultivar buenas formas en ellos, mejoramos sus niveles de inteligencia emocional y los preparamos para un futuro mucho más exitoso.