Cosas que no debemos decirles a nuestros hijos

Todos nos equivocamos, pues somos seres humanos. Ello a veces nos lleva a decirles a nuestros seres queridos cosas de las que luego nos arrepentimos. Si se trata de los hijos, la situación es doblemente delicada: los niños son muy sensibles y no saben cómo defenderse de las agresiones inconscientes de sus padres. Veamos algunas frases que no deberían decirse nunca, mucho menos repetirse.

“Déjame tranquilo”

A menos que se trate de un mártir, no hay padre que no haya deseado alguna vez tomarse un receso con los hijos. La vida cotidiana es bien difícil y el cansancio es entendible. En realidad, el problema viene cuando rutinariamente un padre le dice a su hijo cosas tales como: “déjame en paz”, “no me molestes”, “estoy ocupado”, entre otras. De ahí puede derivarse que los niños dejen de comunicarse. ¿Para qué si no se le hace caso nunca?

Lo inteligente cuando estamos muy estresados es decirles que sus padres están terminando una tarea y que necesitan que ellos se mantengan tranquilos jugando, que en cuanto esté listo todo, podrán conversar y hasta salir a dar una vuelta.

“Eres tan…”

Etiquetar a los niños no es saludable. Cuando un padre dice que un hijo es esto o aquello: “ella es tímida”, “¿por qué eres tan pesado?”, “eres tan vago”, estos toman dicha frase como la realidad, aun cuando sea sobre ellos mismos. Es como una especie de profecía maléfica que pende sobre el menor. Debemos conocer que esa actitud alimenta la baja autoestima y la poca confianza en sí mismo del menor.

Lo mejor en señalar las malas conductas sin ponerle adjetivos despectivos respecto a la personalidad del niño. Digamos: “papá está pasando mucho trabajo en la cocina porque no lo estás ayudando, vamos, vamos a darle una mano”.

“Tú sabes más que eso”

Los sarcasmos también pueden herir a los hijos de modos que ni nos imaginamos. Si un niño comete un error o hace algo inadecuado, es importante a yudarlo a que lo supere, nada ganamos con hacerlo sentir mal. Decir tales frases no es productivo en lo absoluto.

Es mucho mejor decirles de manera directa: “me gusta más cuando lo haces así”, y enseñarles ese mejor modo. De lo contrario, pensarán que son molestos y que nunca harán nada bien.

Respeta a tus hijos y ellos aprenderán a hacerlo no sólo contigo, sino con todas las personas con las que se relacionen por el resto de sus vidas.