Ni tú ni yo tenemos dudas de la gran conexión entre madre e hijo, ¿verdad? Pero, parece que esa conexión pasa fronteras que nosotros ni siquiera nos habíamos imaginado, porque no solo tiene que ver con el amor que nos sentimos, sino que en verdad nuestros cerebros están conectados. Sí, como acabas de leer, hay células de los hijos que viven en el cerebro de las madres, según descubrió un estudio reciente. Quieres saber todos los detalles, ¿cierto? Pues, vamos que te cuento...
Células de los hijos viven en el cerebro de las madres

El embarazo y las células del bebé
¡Uy, qué lindo ese momento cuando te enteras que estás embarazada! Llevar a tu propio hijo dentro durante meses es una experiencia que toda mujer debería vivir alguna vez, ¿no crees? Lástima que se termina, pero parece que hay algo que sí queda dentro de ti y son algunas células de tu bebé. Durante el embarazo, el vínculo entre madre e hijo es todo para el feto que comparte ambiente con su madre que lo provee de alimento, calor y ritmo cardíaco.

Esta provisión se da gracias al vínculo físico de la mamá y el bebé que se conectan a través de la placenta, un órgano formado por células tanto de la mamá, como del bebé. Creo que ya nos vamos acercando al punto que queremos saber, ¿no? La placenta funciona como un conducto para que la mamá y el bebé compartan nutrientes y también desechos. Es durante este intercambio que las células de tu bebé se trasladan y posan en varios de tus órganos, como los pulmones, los riñones, el hígado, los músculos y la piel. ¡Y pueden vivir allí por meses, años, incluso décadas!
Las células del bebé en el cerebro de las madres
Hasta ahora vamos bien, pero quizás te estés preguntando, ¿y cómo es que estas células llegan al cerebro? Bueno, al igual que al resto del cuerpo, mediante la placenta. Este estudio del que te hablaba analizó los cerebros de mujeres que murieron y allí encontraron células masculinas. Fue entonces cuando comenzaron a investigar y descubrieron que esto de compartir células entre personas no es nada fuera de lo común. Y no solo esto, sino que también, mediante un embarazo, una madre puede intercambiar células de un primer hijo con un segundo hijo, por ejemplo, y también los mellizos o gemelos intercambian células mientras comparten el vientre. ¡Increíble!
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Lo bueno de este descubrimiento es que esas células "ajenas" pueden contribuir a la salud de la persona que "se las queda", por decirlo de alguna forma. Al tener estas células en el cuerpo, éste recibe un impacto positivo en cuanto a la reparación de tejidos, enfermedades del sistema inmunológico, prevención de ataques al corazón y el cáncer. Es que las células cancerígenas son mutaciones genéticas parecidas a las células "originales" del cuerpo, y estas células del feto, son también extrañas. Por tanto, el cuerpo asimila tales células como similares pero diferentes y no les permite desarrollarse, evitando así, por ejemplo, que un tumor cancerígeno crezca. ¡Increíble!
Me pareció súper interesante esto de que haya células de los hijos viviendo en las madres, ¿y a ti? Y ya que hablamos de lo que ellos nos han transmitido, quizás podamos saber qué les trasmitimos nosotros, como por ejemplo si las madres podemos transmitir nuestras fobias a los hijos.









