Aunque no es un problema exclusivo de los niños, comerse las uñas es un mal hábito que surge en la infancia y que suele ser motivo de preocupación para los padres.
7 consejos para que tu hijo deje de morderse las uñas (no necesitas regañarlo todo el tiempo)

Este comportamiento es conocido como onicofagia y comienza entre los tres y ocho años de edad. Es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de estrés, frustración o ansiedad, explica la Sociedad Española de Medicina Interna.

Si no es tratado a tiempo, puede ocasionar problemas de salud como: heridas profundas en los dedos, cambio en el color de las uñas, lesiones en los dientes y enfermedades gastrointestinales por la digestión de bacterias.
Te mostramos 7 consejos que evitarán que tu pequeño se muerda las uñas y que supere esta etapa con mayor facilidad.

#1 Averigua la causa
Janis Keyser, coautora del libro Sé el padre que quieres ser y experta en crianza, menciona que el primer paso es investigar qué es lo que le causa ansiedad o preocupación al pequeño.
«Una vez que encuentres el origen de su frustración, será mucho más fácil que te acerques a tu pequeño y puedas ayudarlo a superar este sentimiento».

Una mudanza reciente, cambio de escuela, la llegada de un nuevo integrante, un divorcio o el fallecimiento de un familiar son algunas de las causas más comunes.
Acércate con una actitud cariñosa y escucha sus problemas con atención. Además de sentirse comprendido e importante, reforzarás sus lazos de confianza y comunicación.

#2 Mantén las uñas cortas
Este hábito de higiene disminuye la tentación de morder las uñas y elimina rastros de suciedad o gérmenes, mismos que provocan infecciones gastrointestinales como vómito y diarrea, mencionan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Además de mantener sus uñas cortas, es importante que le enseñes a tu hijo cómo lavar correctamente sus manos y cuáles son los peligros de hacerlo mal.

#3 Encuentra un sustituto
Busca una alternativa saludable para que tu pequeño pueda llevarse a la boca. Si tu hijo tiene más de tres años, la página Very Well Family sugiere ofrecer apio crujiente o bastones de zanahoria.
Así aliviarás su ansiedad y lo nutrirás al mismo tiempo. Es un ganar-ganar ¿no lo crees?

Evita alimentos ricos en azúcares o que presenten un alto riesgo de asfixia, por ejemplo frutos secos, caramelos, chicles, uvas, palomitas o malvaviscos.

#4 Dedos en movimiento
Encuentra una actividad que mantenga a sus deditos en movimiento. Puede ser un fidget spinner o una pelota antiestrés.

De esta forma podrá enfocar su atención en la textura y la sensación que está en sus manos, en lugar de pensar en morderse las uñas. También reducirá sus niveles de estrés y lo mantendrá calmado.

#5 Gestos y palabras clave
Cuando notes que está mordisqueando sus uñas, toca su brazo ligeramente o di una palabra clave para alertar a tu hijo de su conducta, pero sin hacerlo evidente. No lo regañes frente a otros, recuerda que es un hábito que aún no puede controlar.
La Dr. Beth Haiken asegura que así será más consciente de su comportamiento y evitará hacerlo.

#6 Sistema de recompensas
Haz un registro de sus avances durante la semana y coloca una estrellita en los días que no se muerda las uñas.
Una vez que recolecte una cantidad específica de calcomanías, dale una recompensa como un viaje al parque o un helado.

La Fundación Novak Djokovic subraya que los estímulos positivos mejoran su autoestima y confianza, pues le demuestran que es capaz de alcanzar metas.

#7 Esmalte: el mejor aliado
Si has probado de todo y aún no logras controlar este hábito, el esmalte de uñas es una gran opción.
Compra uno que tenga un aroma amargo o desagradable; el sabor le recordará que debe detenerse cada vez que comience a morderlas, recomienda la Universidad de Michigan.

Sólo ten cuidado con los ingredientes, pues algunos de estos productos contienen acetona o pimienta de cayena, compuestos que resultan contraproducentes para el pequeñito.
Acude con su pediatra para que te recomiende la mejor opción y siempre revisa los ingredientes antes de aplicarlo.

El éxito de estas recomendaciones reside en la paciencia y atención que le pongas a tu hijo.
Mantener una actitud empática y relajada en todo momento, es clave para que tu pequeño renuncie a este hábito.

¿Conoces otra recomendación que sea útil? Escríbela en los comentarios.
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