Los deportes extremos están de moda, eso no hay duda. Cada vez más personas se animan con ellos, y a ti aún no te convence del todo esa idea de tirarte en paracaídas que a todos tus amigos parece encantarles. Por eso, hoy quiero mostrarte algunas razones para no practicar deportes extremos. ¿Te animas a conocerlas?
Razones para NO practicar deportes extremos

Deportes extremos y emociones
Unas de las finalidades de los deportes extremos es el de provocar subidas de adrenalina, sentidas como muy positivas. Si algunas personas tienen real miedo de estas sensaciones, es porque serían más sensibles que la mayoría de la gente. Este tipo de hipersensibilidad emocional haría que las sensaciones provocadas por estos deportes llamados extremos sean más insoportables.
Si huyes de este tipo de actividades emocionantes, es que sin duda es demasiado para ti: es probable que sepas apreciar muy bien los pequeños placeres. Es tu sensibilidad la que te hace sentir viva, te hace existir sin tener necesidad de buscar situaciones "rocambolescas".
La búsqueda de estas emociones extremas puede incluso parecerse a un consumo de droga: una forma de sentirse verdaderamente vivo en los momentos en los que se tiene un "chute" de adrenalina. Y sin embargo, se puede pasar al lado de la verdadera vida.
Así pues, no hay que tener complejos si eres sensible, ya que eres permeables a la vida verdadera. Y quizás sientas más emoción en el día a día que un campeón de esquí extremo descendiendo una pendiente de 45% y poniendo en riesgo su vida.

Los amantes del riesgo
Casi todos los deportistas extremos intentan acercarse a la muerte para intentar dominarla. Sin buscar verdaderamente destruirse, se dicen interiormente: "Me da miedo, por lo tanto existo". Su biografía comporta normalmente a un padre, un tío, alguien cercano, expuesto a la muerte por su pasión o su oficio, o bien porque haya desaparecido de manera heroica: un piloto, por ejemplo.
Desde muy pronto, han querido medirse con esa imagen ideal, ya que para estructurarse, toda persona necesita un ideal prestigioso. Pero, en ellos, esta necesidad está llevada hasta el extremo. Inspirarse en su modelo les permite no hacer totalmente el duelo. Es una especie de huida hacia adelante, antes de detener el tiempo. En cualquier caso, asumir el riesgo también es una forma de comunicación: así demuestro mi independencia, mi diferencia, consigo cierta fama. Y esto también es cierto para aquellos que en su infancia sufrieron ciertos complejos: buscan olvidarlos acumulando hazañas.
Aventureros del riesgo extremo
La mayoría de nosotros no estamos obsesionados con el deseo de triunfar sobre la muerte. Los reflejos de supervivencia nos disuaden de saltar de lo alto de un puente, por ejemplo.
Tenemos conciencia de la vulnerabilidad de nuestro cuerpo, mientras que los amantes de los deportes extremos, para sentirla, necesitan exponerse al peligro.
Definitivamente, no es una buena idea practicar deportes extremos: influencian negativamente en nuestro cuerpo si lo hacemos con regularidad, y esconden, en muchos casos, un problema emocional detrás. Y tú, ¿qué piensas al respecto?







