Ahora estoy recuperándome de mi cuarta quimioterapia (en total me darán seis) así que puedo pensar que ya voy de salida... o en teoría, porque después de eso viene mes y medio de radiaciones, a las cuales, como a todo lo nuevo de este proceso, les temo.
Mi vida antes del cáncer de mama


Me dan miedo las quemaduras que me pueden causar, lo que en mi cuerpo a la larga puedan ocasionar. Según el doctor no hay efectos secundarios graves. Solo el 1% de las mujeres con cáncer de mama pueden sufrir quemaduras en el pulmón por la cercanía del órgano con el seno. ¿Aterrador, no? Para mí lo es, como lo sigue siendo este proceso, que entre más avanza más pesado se me hace, cuando creo que debería de ser al contrario.

Últimamente me he pensado mucho en mi vida antes del cáncer: ¿Cómo era, qué hacía, cómo me veía?
Era una chica "normal", me consideraba bonita. Ahorita ciertamente no me veo así, mi escasez de cabello me hace ver diferente, sigo necesitando mi melena, pienso y trato de no clavarme en el tema, pero la realidad es que me hace mucha falta. Me hace falta sentirme sana, no pensar en el cáncer tan cerca de mí.
Antes lo veía tan ajeno... ahora ya forma parte de mi vida y eso se me hace aterrador. Ya se fue, no quiero que vuelva, pero por desgracia nada ni nadie me lo puede asegurar.
También le he estado dando vueltas a lo que vendrá, si terminaré el tratamiento dentro de poco. Sin embargo, el doctor ya me dijo que "en esto no hay altas".
Al inicio creí que cuando acabara el tratamiento toda esta tormenta iba a terminar, pero conforme pasa el tiempo me doy cuenta de que mi vida seguirá atada al cáncer de alguna manera y me da horror pensarlo. ¿Qué sigue? No lo sé, como tampoco lo sabe una persona que nunca lo haya tenido; así que como a todos lo que nos tocó estar en la ruleta, hay que seguir haciéndola girar.

Por lo pronto, en este periodo de vacaciones forzadas que tengo -ya que me dieron incapacidad durante todo mi tratamiento- lo que hago cuando me recupero de la quimio me hace feliz: estoy aprendiendo a tejer, por ejemplo. En estos cuatro meses ya hice dos bufandas y estoy haciendo una cobija, eso me motiva y me emociona, es una verdadera terapia.
Además le dedico tiempo a mis plantas, a mi perro que amo, pero sobre todo a mí, que ciertamente estar con uno mismo es lo más difícil que hay, ser una persona llena de ocupaciones hace que no pienses y no vayas adentro de ti, de tus pensamientos, de tus verdaderos miedos.
Yo en este tiempo ya tengo muchas emociones identificadas, podría pensar que el cáncer me ha hecho eso, ser una persona que ve adentro de mí, veo mis emociones, las siento, me hacen vibrar, antes simplemente pasaban de lado.








