Para bajar de peso, o realizar cualquier cambio en nuestro estilo de vida, debemos adoptar hábitos diferentes. Algunos de ellos nos suenan «lógicos»: «a partir de ahora, voy a comer menos», «cada tanto, intento saltarme la cena», «dejé completamente la carne», «solo comeré ensalada»... Son infinidad que aparentan ser útiles para bajar de peso, pero en realidad hasta pueden devolverte el peso perdido. Aquí algunos de los que presenta Eat This, Not That.
Los errores más comunes que te impiden bajar de peso (y hasta te hacen engordar)


Comes en el escritorio (o con otras distracciones)
Estar consciente de lo que comes es muy importante para perder peso: cuando te detienes a saborear tu comida, te das cuenta de cuándo has llegado al punto de saciedad (justo antes de llenarte). Está estudiado que las personas que comen mientras miran su teléfono, el televisor o la computadora disfrutan mucho menos de su comida, a la vez que comen más.

Te la pasas picoteando (o no lo haces lo suficiente)
No pierdas la cuenta de cuánto has comido en el día. Unas papas aquí, un dulce por allá, y cuando quieres acordar has consumido más calorías que las de una comida más. Esto no quiere decir que dejes de comer snacks: se ha demostrado que estos son buenos para mantener el hambre a raya, y prevenir comer de más.

Consumes muchos productos «sin»
Sin azúcar, sin gluten, sin grasas (o bajo en grasas)... ¿los has comprado? Parecen inofensivos, pero deberían tener un cartel de «consuma con precaución»: estudios revelan que comemos aún más cuando sabemos que la comida tiene menos calorías, porque no sentimos culpa. A su vez, se ha demostrado que es más común que la gente con sobrepeso compre productos bajos en grasa. Algunos productos sin gluten y sin azúcar son más calóricos que su versión normal. Es mejor para tu salud que consumas alimentos cuyos ingredientes puedas entender.
Utilizas platos grandes
Este hábito es bastante conocido: si utilizas platos grandes, no podrás medir correctamente la porción que te estás llevando a la boca y comerás más. Pero no solo los platos son el problema: considera cambiar toda tu vajilla, ya que comer con cubiertos grandes permite que concentres más comida en cada bocado y te hace creer que comes menos.

Procura beber en vasos pequeños también si no estás tomando agua, ya que...
Estás bebiendo tus calorías
Es fácil olvidar cuántas calorías estás consumiendo en tu bebida. Es recomendable, entonces, que tomes agua o té sin endulzar, en lugar de refrescos, jugos procesados o té con azúcar.
Te saltas comidas
Este te puede parecer un hábito clave para bajar de peso, pero acumular hambre solo hará que comas más después. Además, no comer cuando tienes hambre causa que tu metabolismo se enlentezca. Alimenta tu metabolismo cada cuatro o cinco horas, o la quema de grasas comenzará a enlentecerse.
Comienzas una dieta vegetariana o vegana (solo con ese objetivo)
Si sigues este tipo de dietas respaldada por un profesional, sí pueden ayudar a bajar los niveles de colesterol y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas. Pero se puede caer fácil en comer porciones más grandes, o frutos secos y granos en cantidad, dos hábitos que aportan calorías y previenen que bajes de peso.

Tienes comidas prohibidas
Es natural que todos tengamos algún antojo de vez en cuando. Prohibírtelos puede causar que eventualmente te den ganas de comer mucha más cantidad de esa comida, y termines haciéndolo. Considera permitirte una porción pequeña de comida culposa, todos los días o siempre que tengas ganas.

Utilizas endulzante artificial
El truco con los endulzantes artificiales y las bebidas «light» o «cero» es —otra vez— la falta de culpa al comerlos. «Si mi bebida no tiene calorías, está bien que me coma este pedazo de torta».
No duermes lo suficiente
Tienes la habilidad de quedarte despierto hasta tarde... y tardas en recordar el hecho de que debes levantarte temprano para ir a trabajar. ¿Te suena? Dormir menos de siete horas puede tener un gran impacto en tu dieta, debido a que se alteran los niveles hormonales, de acuerdo a Health. Si no has dormido bien, tu cuerpo genera más grelina, la hormona causante del apetito, y menos leptina, la que causa sensación de saciedad.
¡Sigue bajando!








