¿Cuál fue la historia que más te cautivó?
Las Olimpíadas Río 2016 nos demostraron que son más que un juego en estas 10 ocasiones

Las Olimpíadas de Río 2016 nos dejaron récords mundiales, disciplinas increíbles, atletas extraordinarios pero, sobre todo, nos demostraron que este evento que se realiza cada cuatro años es mucho más que un juego, es mucho más que una competencia.
En la Villa Olímpica no hubo espacio para crear fronteras, es más, se derribaron. También hubo lugar para la superación, para el amor y para el compañerismo. Terminaron estos increíbles Juegos Olímpicos y me siento orgullosa al saber que no todo está perdido, que hay mucha gente en el mundo que quiere cambiarlo, que quiere cambiarse, superarse y mejorar como ser humano.
¿Cuál fue la historia que más te cautivó? Seleccioné mis 10 favoritas, ¡cuéntame cuál es la tuya!
1. Comida sobrante = alimentos para todos
En el mundo hay un gran desperdicio de alimento diario. Hogares, bares, restaurantes tiran muchísima comida que, si hacemos cálculos, podrían alimentar a una gran cantidad de personas que no tienen acceso a buena y variada alimentación.
Imagínate el gran desperdicio de comida que se puede originar en un lugar donde hay tanta gente conglomerada. La Villa Olímpica era una gran candidata a perder muchísima comida y se transformó en una preocupación latente para el mundo. Pero… gracias a la ayuda de dos chefs, uno italiano y otro brasileño, el problema se solucionó.
Massimo Botura y David Hertz crearon un proyecto llamado Refettorio Gastromotiva donde con todos los ingredientes y comida sobrante de las Olimpíadas se hicieran nuevos platos para alimentar a aquellas personas que lo necesitan.
El proyecto fue un éxito y llegaron a servir hasta 5000 platos al día. Esto no queda acá, la idea es seguir con esa organización en Brasil y ayudar a muchas familias que no pueden costear su comida.
¡Qué bueno sería poder imitarlos en todo el mundo! ¿Imaginas cuántas personas podrían alimentarse de toda la comida que tiramos?
2. Unión de dos países

Corea del Norte y Corea del Sur están en un grave conflicto. Es triste decirlo, pero cuando sucede esto entre dos países, generalmente su población prefiere ignorar a la otra. Además, cuando hay una guerra, un conflicto, un problema, el propio país intenta destacar su nacionalismo y echar culpas al otro. Esto sucede con las dos Coreas.
¿Qué pasaría si dos habitantes de esos países se encuentran en los Juegos Olímpicos? Quizá puedas imaginar que no pase nada, que no hablaran o hasta se ignoraran. Pero, dos gimnastas de Corea del Sur y Corea del Norte, Lee Eun-Ju y Hong Un Jong respectivamente, se encontraron durante una prueba de gimnasia en Río 2016. ¿Qué pasó? Algo magnífico.
Derribar las fronteras es acercarse al otro, aceptarlo así como es. Eso fue lo que sucedió. Ellas se saludaron y felizmente se sacaron una selfie. Estoy segura que es una de las selfies más valiosas de todas, el de la unión de dos países en guerra.
3. La superación

Si te digo Michael Phelps, seguro pensarás en todas las medallas que tiene. Y es lógico, ¿cómo no reconocer al atleta más galardonado en la historia de los Juegos Olímpicos? Sin embargo, podemos recordarlo por algo más: sus ganas de salir adelante y su esfuerzo por superar las adversidades.
Luego de Londres 2012 la carrera de Phelps pareció acabar, y también su vida. Cuando en 2014 lo detuvieron por manejar ebrio, el declive era inminente. Pero esa situación le hizo dar un click, entendió que tenía que cambiar. Derrumbado en la depresión y en las drogas, trabajó para recuperarse.
¿Cómo funcionó su recuperación? Ya lo vimos, espléndido, con un buen estado físico, listo para ganar, y con una familia increíble.
4. Identidad propia

Quizá alguien amante de la gimnasia olímpica ya la conocía, pero yo me deslumbré con Simone Biles en estos Juegos Olímpicos. Y debo decir que quedé anonadada al verla. Con tan solo 19 años y 1.42 metros de altura, ¡cautivó a todos los espectadores y a todos los jurados! (y también a Zac Efron)
Con sus increíbles performances, todos esperábamos que se la reconociera por su nombre. Sin embargo, en muchas ocasiones no sucedió. “La próxima Usain Bolt”, “la próxima Michael Phelps”, “La Michael Jordan de la gimnasia artística”.
Frente a todas estas declaraciones, declaró: “ No soy la próxima Usain Bolt o la próxima Michael Phelps. Soy la primera Simone Biles”. Yo lo entendí, el mundo también lo entendió: ella tiene su propia identidad, ella es Simone Biles, y ella sola hizo historia.
5. Compañerismo

El oro y plata del maratón de mujeres nos dejaron una gran lección. Ellas representan a distintos países pero son amigas desde hace mucho tiempo. Cuando Sumgong, medalla de oro, y Jepkiru Kirwa, medalla de plata, pasaron la meta, Kirwa fue hacia las manos de Sumgong y festejó su victoria.
Hay quienes dicen que el segundo puesto es el peor, porque acariciaste la victoria pero no llegó. Kirwa no lo pensó así, no solo disfrutó de su segundo puesto sino que, además, celebró la victoria de su compañera. ¡Admirable!, ¿verdad?
6. El amor está en el aire

Porque en los Juegos Olímpicos hubo más que juego, hubo AMOR. ¿Hay algo más indo que eso?
Una pareja se comprometió en el campo de juego de rugby y emocionó a todos.
Después de que terminó un partido de rugby femenino, Marjorie Enya, voluntaria, se acercó a un micrófono con un anillo y le declaró su amor a su novia Isadora Cerullo, jugadora brasileña de rugby. ¿Ya sabes cómo terminó la historia? ¡Dijo que SÍ!
7. Y también está en el agua…

Hubo otra propuesta de amor. Esta vez en el podio luego de una competencia de clavadistas. Dos clavadistas de China se comprometieron y las imágenes enternecieron a Intenrnet. ¿Viste la propuesta? Las fotos y sus caras son demasiado adorables.
8. Somos diferentes, pero iguales

No cabe duda que en nuestro planeta hay diferentes culturas y religiones. Somos diferentes, y allí está la riqueza de nuestro mundo. Pero ante los demás, tenemos que ser iguales. No podemos no aceptar a alguien por tener creencias diferentes. Y eso fue lo que decidió hacerse en los Juegos Olímpicos.
Aceptar que somos diferentes, pero que todos merecemos la oportunidad para disfrutar de nuestras creencias, de nuestros principios y de nuestros valores.
En un juego de volley de Alemania vs. Egipto, se enfrentaron dos culturas, y una fotografía captó lo especial y rico que es que convivan en un mismo lugar.
¿Qué te pareció esta fotografía?
9. Solidaridad

Un humano puede cometer un error, puede tropezarse, pero tenemos que levantarnos. Se aplica a todo en la vida, y también a una competencia en los Juegos Olímpicos. En una seminfinal de una carrera de 5 mil metros Nikki Hamblin se tropezó e hizo que Abbey D'agostino tropezara al no poder esquivarla.
Por supuesto que no fue intencional, sin embargo todas las demás corredoras siguieron su camino. Y no hay nada que criticarles, ellas se prepararon para eso. Pero hay que destacar cuando alguien tiene un gesto semejante como el que tuvo Hamblin. Cuando vio que su colega no podía seguir por su dolor, ella la ayudó a levantarse y se dieron ánimo para seguir la carrera.
No salieron primeras, no salieron segundas, pero se llevaron una gran lección y fue un mimo al alma para ambas. A veces la competencia no lo es todo.
10. Competir por y para un país

Robel Kiros Habte es un nadador de Etiopía. Su físico no se parece al de sus contrincantes y eso hizo que Internet lo denominara “Robel la ballena”. Fue muy triste lo que los internutas hicieron con él. Pero me quedo lo que él hizo por su país.
Habte quiso hacer algo diferente. “Todo el mundo en Etiopía se despierta y corre. No nada. Pero yo no quería correr, quería ser un nadador”, explicó, y agregó que no le importó en qué posición terminó.
Tan solo quería hacer algo diferente por su país. Aplausos para él, ¡se animó y logró su cometido!
Los Juegos Olímpicos de Río 2016 nos dejaron grandes lecciones, además de récords, medallas y excelentes disciplinas. ¿Qué fue lo que más te gustó de estas Olimpíadas?






