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Historias alternativas: Historia de la Iridología

Muchas historias de las medicinas alternativas parten de una leyenda, de un hecho concreto que derivó en el desarrollo de una terapia que pervive y se utiliza hasta la actualidad. Una analogía de esto podemos verla en el episodio de la manzana de Newton, que abrió paso al desarrollo de la teoría de la gravedad que reina sobre todos los cuerpos. Bien, algo parecido ocurre con la historia de la iridología.

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Repasemos el concepto del que hemos hablado tantas veces en nuestro blog. La iridología es una terapia alternativa que parte de la base del diagnóstico del paciente a través del análisis de su iris. El iridólogo, al observar el ojo del paciente con atención, identifica ciertas marcas y expresiones en su iris, a partir de las cuales puede diagnosticar la enfermedad o problema emocional que aqueja al paciente. Como muchas terapias alternativas, la iridología se funda sobre un principio homeopático, y en general los iridólogos tienen formación en homeopatía.

Remontándonos a la historia de la iridología debemos hacer referencia a dos nombres: el del húngaro Ignaz von Peczely y el de Nils Líljequist, sueco de nacimiento, ambos nacidos en el siglo XIX y ambos fundamentales en el desarrollo de esta terapia.

Ignaz von Peczely nació el 26 de enero de 1826 en Egervar, una localidad cercana a Budapest. Von Peczely desde niño era muy observador, y a los diez años de edad capturó una lechuza que en el intento por escapar a sus manos se quebró una patita. De inmediato von Peczely observó que una línea oscura se formaba en la parte inferior del iris del animal. Con el correr de las horas y con la estabilización de la lesión, la mancha del ojo de la lechuza fue desapareciendo hasta desvanecerse por completo.

Posteriormente realizó las mismas observaciones en hombres, lo cual le permitió desarrollar el fundamento teórico de la iridología contemporánea y continuar investigando al respecto.

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Lamentablemente, al igual que la comunidad científica rechaza de plano la iridología como método de diagnóstico, von Peczely debió luchar en su momento contra las teorías vigentes, y su posición nunca fue reconocida por la comunidad científica de la época. Falleció en 1911, y a pesar de no haber tenido el reconocimiento que se merecía, su teoría continúa vigente hasta hoy y da forma a esta sabia terapia alternativa.

El otro nombre asociado a la iridología es el de Nils Líljequist, un sacerdote sueco contemporáneo a von Peczely. Líljequist trabajó de forma independiente a él, pero llegó a los mismos resultados en sus investigaciones.

Sin embargo, lo que diferenció su trabajo del que realizó el investigador húngaro fue el área de sus observaciones. Mientras en el caso de von Peczely la observación inicial ocurrió en el iris de una lechuza, en el caso del investigador sueco ésta ocurrió en su propio iris.

Líljequist era enfermo crónico de malaria, gripe, pólipos y otras enfermedades. A medida del desarrollo sintomático de sus enfermedades se suministraba ciertos medicamentos, y el accionar de éstos se manifestaba en forma de determinadas impresiones en su iris. Cada sustancia química que ingresaba en el organismo producía una marca diferente en el iris, y a través de su análisis podía diagnosticarse al paciente.

Imagen Wikimedia
Imagen Wikimedia

El tiempo ha transcurrido, pero las nociones básicas se han manejado a lo largo de toda la historia de la iridología. Los ojos actúan como una ventana hacia el estado de salud del paciente, y el uso de los mapas de iridología está ampliamente difundido en el área de las medicinas alternativas.

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Por supuesto, la resistencia de la comunidad médica tradicional a reconocer los fundamentos de la iridología sigue siendo radical, y con razón, pues ésta no se sustenta más que en observaciones empíricas. Sin embargo, el tiempo y la experiencia de los pacientes han servido de garantía para reconocerla como un efectivo método de diagnóstico y decidir a partir de ello cómo tratar determinadas enfermedades.