La exfoliación es una de las rutinas de belleza que no debe faltar en la vida de una mujer. Brinda a la piel un aspecto rejuvenecedor, fresco y nuevo eliminando las células muertas de la superficie de la piel, tanto del rostro como el resto del cuerpo.
¿Has exfoliado demasiado tu piel?

Pero como todo, la exageración no es para nada buena, tampoco en tratamientos de belleza como este. Exfoliar la piel con más frecuencia que la recomendada puede traerte molestias o hasta problemas más graves. Estos son los síntomas de que has exfoliado demasiado tu piel.

Enrojecimiento
El enrojecimiento es el signo más común cuando la piel es exfoliada con mucha frecuencia. Las células nuevas están en la superficie de la piel, aumentando su sensibilidad. Para que esto no suceda, además de prolongar los períodos entre exfoliaciones, utilizar una esponja suave en lugar de un cepillo.

Mantenerse alejada del sol
Después de exfoliar la piel, se recomienda mantenerse alejado de la luz solar directa al menos durante las primeras 24 horas. Si realizas este proceso de belleza con una frecuencia mayor a la recomendada, tu piel se volverá más sensible al sol y puedes llegar a sufrir quemaduras graves.

Opresión
Sentir la piel tirante luego de una sesión de exfoliación tampoco es una buena señal. Esto depende de muchos factores, como las técnicas y el producto utilizado, así como también la frecuencia de la exfoliación. Sobre todo en el rostro, la piel tendrá una sensación de escozor luego de cada exfoliación.

Sequedad excesiva
Otra señal de alerta en cuanto al exceso de exfoliantes es una piel excesivamente seca, que puede estar asociado con la descamación. La solución sería tratar de mantener la humedad en la piel mientras se realiza la exfoliación.

Ardor
La utilización de productos equivocados, como abrasivos gruesos por ejemplo, pueden producir la sensación de ardor y enrojecimiento. Siempre es recomendable utilizar cremas exfoliantes con granos finos si es una tarea que hace con cierta frecuencia.
Si has exfoliado demasiado tu piel, déjala descansar. Desmaquilla bien, limpia con un limpiador suave e hidrata. Poco a poco, conseguirás tener una piel sana nuevamente.
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