¡Qué vivan los novios! Las cosas que (afortunadamente) nunca faltan en las bodas mexicanas

A la víbora, víbora de la mar, de la mar. ?

Las bodas son una celebración llena de tradiciones: el brindis, la partida del pastel, cuando la novia avienta el ramo, cuando el novio avienta el liguero, etcétera, etcétera.

Pero en México hay algunas tradiciones que no son explícitas ni están escritas en ningún manual, pero que sin ellas, las bodas perderían ese divertido saborcito.

A continuación te contamos 5 situaciones graciosas que nunca faltan en las bodas mexicanas:

#1 El tío borracho

El tío borracho es uno de esos iconos mundiales que al parecer no faltan en ninguna celebración de cualquier categoría. Eso sí, el tipo de oso que te hacen pasar depende de qué se festeja.

Por ejemplo, en las bodas el tío borracho puede ponerse sentimental y llorar mientras le cuenta a una mesa de desconocidos cómo llevaba a la novia cuando era pequeña al parque y le hacía caballito sobre sus piernas. En el otro extremo, está el tío borracho que se las da de sobreprotector y amenaza al novio con que no lastime a su sobrina o se las verá con él.

Un gesto más o menos bien intencionado, pero recibir amenazas de alguien medio ebrio no es algo que suela tomarse muy en serio.

#2 La guerra campal por los centros de mesa

Boda, graduación, XV años... Los centros de mesa siempre son la manzana de la discordia. Ni siquiera la ciencia podría definir qué tienen estas cajitas cubiertas de brillitos con flores de plástico para que enloquezcan tanto a la gente.

En el fondo todos sabemos que los centros de mesa no sirven para nada fuera del salón de fiestas. Sí, pueden ser muy bonitos, pero vamos, nadie los pone en la mesa de su comedor y duran más de dos días ahí. Lo que se ve hermoso en la mesa de la boda, se ve ridículamente enorme y estorboso en tu casa.

Sálvate de la inminente invasión de diamantina que llevarán los centros de mesa a tu hogar y mejor déjalos donde están.

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#3 Los tíos que intentan bailar reggaetón

O cualquier tipo de música moderna. Básicamente todos terminan viéndose como Pedrito Sola bailando.

Los tíos atacan de nuevo. Está padre que no se desanimen por la elección de música moderna e igual se avienten a sacarle brillo a la pista de baile. Verlos intentar bailar canciones que de manera evidente sólo han medio escuchado salir del cuarto de sus hijos es adorable (o ridículo, depende de qué tan susceptible seas a la pena ajena).

¡Que no les dé pena, tíos del mundo! ¡Sigan bailando!

#4 Pollo en salsa de algo

Definir el menú para tu boda no es tarea fácil. Entre alergias, dietas y gustos quisquillosos es difícil juntar a unas 50, 100 o más personas y que todos se sienten felices a comer la misma cosa. Es un reto, es imposible, la democracia es una vil mentira.

Es probable que por eso el pollo es la proteína que más se escoge. El pollo es popular, no es tan caro, tiene un sabor más o menos neutro y se puede preparar de varias maneras. Pero en las bodas siempre se sirve bañado en salsa de algo, y casi siempre es de nuez o de champiñones.

Y siempre el mantel termina manchado.

#5 El tradicional repertorio musical

"La bomba", "Follow the leader", "No rompas más mi pobre corazón", "La víbora de la mar", "Pajaritos a volar", "Payaso de rodeo" y "La mayonesa" son algunas de las joyas musicales que convierten tu boda en una boda mexicana de verdad.

Se desconoce el algoritmo que lleva a que una canción popular se convierta en un must have en todas las fiestas de todo un país, por los siglos de los siglos, amén. Pero el caso es que sucede, y si uno de esos temas falta en tu boda, tache. Matarás la diversión, tus invitados te juzgarán en secreto y caerá sobre ti la maldición del tesoro de Moctezuma.

No te atrevas a romper tan sagrada tradición.

¿Qué otras situaciones graciosas conoces que sólo pasen en las bodas mexicanas?

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