Guadalajara, la perla de occidente

La capital del estado de Jalisco, y la segunda ciudad más importante de México, Guadalajara es una ciudad colonial que tiene mucho que ofrecer al visitante. A pesar de ser una ciudad grande el ambiente es más tranquilo que en ciudad de México, sobre todo porque es más accesible para el turista de a pie.

La extensión de Guadalajara es tal que se extiende hasta otros municipios que han quedado conurbados con esta ciudad. Así, Zapopan y Tlaquepaque son municipios que quedan a una distancia cercana de la ciudad.

Si planeas hacer una visita histórica probablemente pasarás el día entero en el Centro Histórico de la ciudad. Aquí podrás ver varios edificios de la era colonial, al igual que los murales de José Clemente Orozco, un pintor nacido en esta ciudad y gran influencia en la corriente muralista en México. Al frente de la plaza principal encontrarás la Catedral de Guadalajara, un edificio cuya construcción comenzó en 1560 y tardó 50 años para terminar de construirse. En su interior se encuentra “La asunción de la virgen”, del pintor barroco Esteban Murillo.

Si de comprar se trata, Guadalajara tiene los tianguis (mercados) más grandes de México. El mercado de San Juan de Dios es uno de los mercados más concurridos de Guadalajara, y podrás encontrar varios productos, desde ropa hasta comida a buen precio.

En cuanto a comida, Guadalajara no pierde el toque. Prueba la birria, carne de cabra bañada en una salsa con muchas especias, o puedes probar las tortas ahogadas, que están bañadas en salsa picante ( nota: en México, torta se refiere a un tipo de sándwich preparado con bolillo), o puedes degustar el pozole, un caldo preparado con carne de cerdo o pollo, col, rábano, cilantro y cebolla.

Por último has una parada en la Glorieta de la Minerva, donde se encuentra la estatua de esta diosa, símbolo de la ciudad.