Al escuchar la palabra " playa" pensamos en vacaciones, aguas cristalinas, calor y arenas finas y blancas. Pero existe una playa que está muy lejos de esta descripción, no por tener agua marrón ni arena oscura y opaca, sino porque en lugar de arena, tiene piedras de vidrio: estoy hablando de Glass Beach, en Estados Unidos.
La gran curiosidad de esta playa radica en su origen. Esta atracción turística no es producto de la naturaleza, o al menos no en un 100%. Glass beach (o "playa de vidrio") era nada menos que un vertedero de basura.
Allí iban a parar toneladas de basura que en un principio eran de todo tipo, pero luego de los 60 pasó a ser no tóxica (pero basura al fin). Recién a fines de los 60 las autoridades decidieron mudar el vertedero hacia un lugar en que causara menos daño.
Fue unos años después que el papel de la naturaleza fue percibido en el escenario. La erosión de las olas del mar pulieron la basura y, como resultado, formó una enorme superficie de vidrio pulido. Claro que todavía se encuentran restos de otro tipo de basura, pero lo que predomina son los brillantes y multicolores fragmentos de vidrio.
En Glass Beach también se formaron pequeñas piscinas naturales en las que habitan moluscos, cangrejos y diferentes plantas acuáticas que se adaptaron al lugar y lo convirtieron en su hogar.
Además de una curiosidad, Glass Beach es un mundo por descubrir y una muestra de las correcciones que debe aplicarnos cada tanto, y como toda madre, la naturaleza.
