Existen muchas gastronomías en el planeta, pero la libanesa está considerada una de las mejores cocinas del mundo. Su filosofía para cocinar se basa en la fusión de sabores sanos y sabrosos al mismo tiempo, partiendo de un repertorio de ingredientes variados, propios de las fértiles tierras de Oriente Medio, invadiendo de influencias el resto de la gastronomía árabe y mediterránea que conocemos actualmente. No prepares los cubiertos, pues para los libaneses el pan hace la función de cuchillo y tenedor. Empecemos con el festín.
Ingrediente básicos

Los episodios históricos que ha sufrido el Líbano obligó a las tradicionales esposas del país a desarrollarse en la cocina de manera austera, aprovechando los ingredientes básicos que le ofrecía la tierra. Durante el dominio otomano los turcos introdujeron ingredientes como el aceite de oliva y finalmente la toma de Francia en el siglo XX terminó de definir la cocina libanesa con un actual aderezo francés.
El sésamo es la base de la cocina libanesa, pudiéndose cocinar tanto en salsa (tahína), como decoración pastelera y crudos como los piñones. Hortalizas como el tomate y la berenjena, frutas y cítricos, legumbres como el garbanzo, frutos secos desde almendras hasta nueces, hierbas como el cilantro y perejil, especias, ajo y una extensa herencia vinícola.
Las limitaciones que impone el Corán a la población musulmana no ha impedido que hayan podido encontrar alternativas, es por ello que el cordero es la carne estrella para guisos y platos típicos del país más culinario de Oriente Medio.
El Mezza

El ritual gastronómica que engloba las principales comidas es el Mezza, en el que se reúnen todos los platos típicos del Líbano, ya sean fríos o calientes, más o menos copiosos, llegando hasta 80 platos en ocasiones.
Para abrir el apetito nada mejor que un pan árabe o mankoushe (pizza típica) para acompañar con un tabboulé, típica ensalada a base de sémolas de maíz (la mismas que las del famoso cous cous) con hortalizas varias como tomate y cebolla, una buena cantidad de aceite, taquitos de pollo en ocasiones y aderezado con cilantro y hierbabuena.
Las hojas de parra también se rellenan de arroz y se mojan en zumo de limón, son los sabrosos dolmas , acompañados en ocasiones con salsa yogur.
Las salsas como el hummus (crema de garbanzos, limón, tahína, hierbas aromáticas y servido con mucho aceite de oliva y pimentón) es uno de los platos más internacionales mientras que el Baba Ganoush es una exquisita crema de berenjenas ideal para untar como el famoso foie gras francés.
Como plato fuerte no puede faltar el cordero, carne picada y especiada como el Kofta y mezclado con maíz como el Kebap. La mezcla de estas dos comidas forman el Kibbeh, considerado plato nacional y servido especialmente en festividades, carne de cordero y bugul (trigo similar al del tabboulé) machacado, epeciado y hecho albóndiga. Una auténtica delicia.
Postres y bebidas
Tras una deliciosa comida, nada mejor que un buen postre. Los frutos secos juegan un papel importante en los postres, tal es el caso del Blakava, el postre típico libanés, unas pastitas de pistachos y almendras colocadas entre hojaldre y bañadas en almíbar o miel. También es popular el arroz con leche y frutos secos.
El Katayef una especie de pancake con sirope de azúcar que también hace las delicias de los libaneses, especialmente durante el período del Ramadán.
La bebida también es un factor importante para los libaneses. Partiendo de sus evidiables cosechas, especialmente en la montañosa Bekaa Valley, el vino libanés comienza a tener cierta notoriedad en el mercado internacional, debido también a las adecuadas temperaturas para su cultivo.
El famoso Arak, es un anís fruto de la destilación de las uvas y típico de los países de Oriente Medio, en ocasiones servido con agua y hielo o zumo de naranja entre otras combinaciones.
Por último, el café libanés es otra de las bebidas típicas, similar al café turco pero con propios matices, como la mezcla de granos árabes blancos y negros para conseguir un sabor único, siempre acompañado de frutos secos tostados.
Como habras podido comprobar la cocina libanesa es variada y deliciosa, también equilibrada pues utiliza productos sanos propios de la cocina mediterránea, que siempre se ha visto influída por los sabores árabes hasta conformar posiblemente la mejor gastronomía del mundo. Ahora sólo queda acomodarse a degustar, o bien para aquellos cocineros aventurados dedicar paciencia y amor como siempre hacen en un país como Líbano en cuestiones culinarias.
¿Has probado ya la cocina libanesa? ¿O prefieres otra?