Ya hemos hablado un par de veces sobre los beneficios de la musicoterapia. Hoy iremos más allá y nos centraremos en el “Efecto Mozart”. ¿Será posible disminuir los daños de enfermedades como el Alzheimer simplemente escuchando una melodía? ¿Aumentará la inteligencia de los niños escuchar música clásica antes de su nacimiento? ¿Disminuirá los ataques epilépticos escuchar una sonata?

A día de hoy, hablar del estrés es hablar de una enorme cantidad de males asociados a él. Durante el embarazo, el estrés está presente en una medida mucho mayor que en otros períodos, y además puede causar daño por duplicado ya que ahora no sólo la madre sufre sus consecuencias, sino que también las sufre el feto.

Cuando queremos relajarnos nada mejor que crear una buena atmósfera en la que el estrés y las preocupaciones queden por fuera. Una linda música, velas, aceites aromáticas, todo lo que te ayude a encontrarte para estar tranquilo y comenzar a disfrutar del fin de semana.

Durante el embarazo las mujeres sufren diversos tipos de complicaciones. Muchas veces no resulta fácil lidiar con los cambios que se producen durante esta etapa, y aunque muchas veces se recaiga en el estrés lo bueno es mantenerse siempre en paz y relajada, pues las complicaciones también pueden ser sufridas por el bebé.

La música es un arte sumamente expresivo, el cual puede inducirnos claramente en nuestros estados de ánimo. La música, en cualquiera de sus géneros o manifestaciones incide notablemente en nuestro sentido del humor, estado anímico, tranquilidad, excitación, etc., demostrándose como un regulador emocional de alta efectividad.

Ayer hablábamos de la musicoterapia como una terapia de canalización de problemas y conflictos; como una vía de erradicación de estados anímicos negativos y depresivos; en fin, como un agente altamente influyente de nuestra personalidad y nuestra forma de ser.