Diciembre ya llegó y con él una de las mejores tradiciones mexicanas: las posadas. Estas fiestas, aparte del contexto religioso de darle la bienvenida al Niño Jesús, actualmente son un gran pretexto para reunirte con tus amigos y familia antes de que termine el año.

La Navidad es una celebración increíble, pero cuando pensamos en ella, lo primero que nos viene a la mente son los regalos, ¿a poco no? Entre moños y papel con motivos invernales, hemos olvidado que hay momentos especiales que convierten a esta fiesta en el broche de oro del año.

Seguro te ha pasado… estás revisando tus pendientes, abres el calendario de tu celular para organizar tu agenda y mientras disfrutas de los últimos dulces que quedaron de las fiestas de Halloween te das cuenta que diciembre está a la vuelta de la esquina. “¡Qué! Pero si hace unos días estaba empezando otoño”; claro, que ese “hace unos días” en realidad fue meses atrás.

La Navidad es una fecha especial donde la familia se reúne, y también los amigos. Se crea un ambiente de armonía y se disfruta de su compañía en la tradicional cena navideña y en el intercambio de regalos.

A medida que los niños crecen resulta más difícil encontrar lugares de la casa en donde poder ocultar los regalos navideños sin correr el riesgo de que estos sean descubiertos. Sin embargo, con un poquito de imaginación podemos encontrar algunos sitios insospechados por los pequeños en los que esconderlos.

Las vacaciones de Navidad están a la vuelta de la esquina, y a los niños les encanta estas fechas porque son fiestas para pasar en familia, para divertirse juntos, para realizar actividades de ocio y también (no nos engañemos) ¡porque les dejan regalos bajo el árbol de Navidad!