El hecho de que el potencial de las abejas no tenga límites es ya una perogrullada en la etología de estos insectos. Las abejas han demostrado en incontables ocasiones que, al igual que los demás insectos sociales, desarrollan comportamientos sorprendentes que dejan boquiabierto al intelecto humano.

Poco tienen que ver una araña con un pavo real, hasta que el talento nominativo del ser humano las reúne en el nombre de una especie. Es el caso de la Araña Pavo Real [¡Oh! ¡Qué elocuente!], conocida también como Moratus vilans, la cual cuenta con atributos visuales que la destacan de sus demás compañeras.

Ingreso en el rico archivo del Museo de Historia Natural de la Universidad de Colorado, y, aprovecho la oportunidad para ir más allá del especimen de hoy, pues hablaré de un curioso fenómeno muy poco común en entomología: el ginandromorfismo.

El otro día nos asombrábamos ante el descubrimiento de la primera araña vegetariana, descubierta en América del Sur. Vale por dos en el día de hoy, ya que nuevamente las arañas son foco de atención, esta vez gracias a la Nephila komaci, una araña con la particularidad de construir telas de hasta un metro de extensión.

Las técnicas de caza de las arañas son uno de los aspectos más interesantes de su estudio. Su habilidad para construir sus redes, el lento, tortuoso y sanguinario consumo de sus víctimas y su agilidad mortífera las vuelve uno de los más apasionantes asesinos del mundo animal. A excepción de la Bagheera kiplingi.

Pregunta tonta, pero más que útil cuando el zumbido de estos odiosos animales no te deja dormir y debes levantarte a las 4 a.m. a matarlos con tus propias manos. Entre el sueño, el hartazgo y el mal humor, probablemente sólo desees la muerte con sufrimiento incluido de ese apestoso insecto; y así como deseas esto, poco tiempo te quedará para pensar en cuál puede ser la mejor estrategia para matar un mosquito.