La posibilidad de viajar en el tiempo es una de las obsesiones más grandes del ser humano. También es una de las más peligrosas, si tomamos en cuenta que con solo alterar algo, por pequeño que sea, el futuro del mundo que conocemos y la realidad de este momento en el que leemos estas líneas, podría desaparecer por completo.

En Hollywood es costumbre ya el cambiar de actores entre proyectos, principalmente porque los horarios y fechas de rodaje casi siempre chocan con los de otros filmes, y nadie quiere quedarse pegado a una única película en espera del comienzo de filmación.

Con seis películas en marcha hasta el año 2019, Zachary Quinto ve la luz al final del largo camino de participar en cine y televisión en numerosos papeles breves. Después de unos pocos aciertos notables, su creación del protagonista de Star Trek joven le valió las simpatías de los millones de aficionados a la serie de películas más larga de la historia. Un fenómeno del que los productores no le quieren dejar marchar por nada del mundo.

Curiosamente, para un personaje tan popular e icónico, Hulk no ha tenido demasiadas adaptaciones exitosas a la pantalla grande.

Creado en 1962, Hulk es un superhéroe de la factoría Marvel bajo el talento de auténticos artistas del cómic, Stan Lee y Jack Kirby, forjadores también de populares personajes como X-Men, Los 4 fantásticos, Thor… Todos ya protagonistas infatigables de producciones cinematográficas.

Es satisfactorio para el espectador cuando una película de horror sorprende, ya que nos sentimos bien cuando encontramos algo en ella que la separa del resto dentro de las de su género, al no repetir la trama y los clichés del género hasta el cansancio. Eso es lo que hizo de Sinister un gran éxito, y el motivo por el cual Deliver Us From Evil irrita más de lo que debería. Ambas fueron dirigidas por Scott Derrickson, pero una es destacable, mientras que este nuevo estreno es un ejercicio para encontrar pésimos guionistas.