En una nueva entrega de nuestra humilde pero interesantísima sección de Los experimentos más crueles de la historia, en la que procuraremos echar algunas luces sobre el lado más oscuro de las ciencias, hoy voy a contarte la historia del Escuadrón 731 japonés.

Mientras para Charles Darwin y otros evolucionistas la música surge como un medio utilizado por el ser humano para encontrar pareja sexual y asegurar la reproducción de la especie, nuevos estudios arrojan una nueva hipótesis que señala que la música se creó como un aglutinante social, forjando lazos entre los individuos y así sentar las bases de la sociedad. Así que hoy nos ocuparemos de aclarar por qué el hombre creó la música.

¿No hay cosas que haces todo el tiempo y no sabes por qué? Esas cosas que nunca cuestionas pues, están tan incorporadas y son tan rutinarias que nunca te preguntas por qué las estás haciendo. Pues así es, día tras día, a lo largo de todas nuestras vidas, realizamos determinadas actividades o tenemos ciertos comportamientos en particular que nunca o muy pocas veces nos cuestionamos. Sin embargo, son sumamente interesantes y sólo hace falta detenerse unos minutos a pensar en ellos para darse cuenta.

Ampliando cada vez más esta sección titulada Los experimentos más crueles de la historia, en la que venimos conociendo algunos de los experimentos menos éticos y humanitarios que se han hecho, hoy hablaremos de Marion Sims y sus cirugías con esclavas.

Seguramente, alguna vez leíste informes sobre los resultados de pruebas que muestran que los hombres obtienen mejores puntajes en matemáticas, mientras que los resultados de las mujeres suelen estar más abajo.

Entre los muchos experimentos psicológicos que se han llevado a cabo en la historia –la mayoría de ellos, bastante crueles— podemos encontrarnos con el experimento de la cárcel de Stanford, llevado a cabo en el año 1971 por el psicólogo Phillip Zimbardo. Su objetivo era analizar el impacto que tenía para una persona convertirse en preso o en guardia de una prisión.