El mundo comiquero está de luto, pues se ha perdido a una de las caras más importantes de este universo. El guionista Stan Lee y figura emblemática del estudio Marvel nos dejó a los 95 años pero sin dudas con un legado que no olvidaremos jamás.

Convertir un cómic en una historia lista para ver en pantalla grande no es nada fácil. Imagínate, entonces, lo complejo que puede ser personificar a cualquiera de esos personajes en un live-action. Además, en pleno auge del mundo comiquero, las películas de superhéroes hoy se han convertido en un verdadero fenómeno. Millones de fanáticos esperan ansiosos poder ver en el cine a sus personajes favoritos.

Ya es casi un hecho que Chris Evans dejará de formar parte del MCU. Luego de 7 años siendo Capitán América, la última vez que lo podríamos ver en este rol - y sí, lo decimos con un lagrimón en nuestro rostro- será en Avengers 4, el año que viene.

En la actualidad se vive un momento glorioso para las películas basadas en los cómics. Pero hace unas décadas casi nadie se atrevía a invertir en estas historias para la pantalla grande.

Desde su estreno, hace no mucho tiempo, la película del supervillano de Marvel, Venom, no ha parado de generar polémica y opiniones muy diversas. Mientras que para la crítica especializada es un verdadero fracaso para muchos fanáticos, el giro humorístico que presenta la historia -sí, algo sorpresivo- los ha dejado satisfechos. De hecho, el film ya se ha convertido en un completo éxito de taquilla.

El día esperado por tantos finalmente ha llegado. Venom acaparó la pantalla grande con Tom Hardy a la cabeza y, hay que admitirlo, nos ha dejado sorprendidos. Pero, ¿de qué trataría el cine sino de eso mismo, de sorprendernos?