“¡Sal de aquí!, ¡tienes las manos heladas!”. Si alguna vez te han dicho esta frase, probablemente te interese este artículo. Si te la han dicho en reiteradas ocasiones, entonces es todavía más seguro que este artículo será de tu atención, puesto que quizás lo que te ocurra es que tengas el síndrome de Raynaud y nunca te hayas enterado.

El flujo sanguíneo constituye un sistema esencial para el organismo, encargado de suministrar los nutrientes y sustancias que requieren los órganos, células, huesos, músculos, o cualquier parte del cuerpo humano.

La angina de pecho es fácil de detectar y se caracteriza por provocar dolores en el pecho, náuseas y sudoración. Al identificar rápida y efectivamente esta condición, estamos ayudando a conocer mejor sus patrones y un poco más sobre sus causas.

Todos adoramos los masajes, e incluso los más atrevidos somos capaces de pedirle al familiar o amigo más cercano que nos conceda al menos 5 minutos de masajes para relajarnos y ablandar las contracturas de nuestros hombros y cuello.

Es común escuchar a personas quejarse por tener mala circulación sanguínea. Aunque parezca una frase vacía, la circulación sanguínea es la función que esparce la vida por todo nuestro organismo, porque transporta los nutrientes y elementos vitales hacia cada uno de nuestros órganos.

Muchas veces sufrimos accidentes y tenemos heridas. Gracias a nuestro sistema de coagulación, el sangrado se detiene y podemos recuperarnos rápidamente, pero en algunas personas no es así, debido a que tienen alguna patología que impide el proceso de coagulación. Los hemofílicos son un ejemplo de personas que tienen que vivir con el riesgo de un sangrado profuso ante una mínima lesión.