Cuesta creer que ya pasaron diez años desde que Breaking Bad llegó a la televisión. Bastó un solo capítulo para que quedáramos enganchados en la vida de Walter White, un profesor de escuela que descubre que padece cáncer y decide dedicarse al negocio de la metanfetamina para asegurar el futuro de su familia.

La mayoría de las personas se retiran a un resort en pleno verano para descansar. Pero en Ozark, la serie de Netflix, es completamente diferente: Marty Byrde (Jason Bateman) le debe millones de dólares a un cartel mexicano y para salvar su vida y la de los suyos, prometió ir a tal lugar y lograr pagar la deuda lavando dinero.

El 20 de enero de 2008 Breaking Bad debutó en la televisión estadounidense dispuesta a narrar, de un modo impactante y brutal, la historia de un humilde profesor de química sobrecalificado que ante el diagnóstico de un cáncer terminal comienza a fabricar metanfetamina y a transitar el oscuro bajo mundo criminal de Alburquerque.

Breaking Bad fue una de esas series que nos dejó un hueco en el corazón. Tan popular fue, que a 10 años de su creación siguen saliendo nuevos y locas teorías sobre el show.

Episodio tras episodio, Gus Fring se ganó nuestro odio. Este líder del imperio de la droga le hizo la vida imposible a nuestro protagonista y antihéroe por excelencia, Walter White, y su muerte fue celebrada en todos los rincones seriéfilos del mundo.

En esta era de la inmediatez, eso de ver una serie y esperar una semana entera para ver qué ocurre después es muy similar a una insulto altisonante. Lo de nosotros es comprar palomitas y chocolates, ponernos ropa de indigente y devorar un capítulo tras otro hasta quedarnos ciegos. ¿Tienes vacaciones a la vista y cero ganas (o dinero) para viajar? Estas son las series que tienes que maratonear.