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"Quiero servir de ejemplo": Joven que perdió sus dos brazos sueña con ser psicóloga para ayudar a la gente
Karla Castañón llora desconsolada al recordar cómo perdió sus brazos en un brutal accidente en su infancia. Por eso, prefiere no ahondar en el tema y sí enfocarse en mantener su optimismo para poder cumplir sus sueños.

En medio de un paisaje rural de
El Salvador, una joven recién entrada en la mayoría de edad prefiere enfocarse en el futuro prometedor con el que sueña todos los días
y no pensar más en un pasado doloroso que la dejó sin brazos tras sufrir un brutal accidente cuando tenía tan solo siete años.

Y es que para Kara Castañón no hay problema si alguien quiere hablar sobre cómo es su vida. De hecho, parte de sus sueños se centran en convertirse en una psicóloga para servirle de ejemplo a tantas personas que se sienten perdidas, pero
prefiere omitir los detalles de aquel fatídico día de su infancia que le provoca llorar.

Tras secarse las lágrimas con su vieja prótesis, Karla acepta que, a pesar de que ya han pasado 11 años del accidente, todavía es difícil de acostumbrarse
“porque todos los días hay algo nuevo que enfrentar y aprender”.

Ahora, Karla dice que su primer objetivo para conseguir la vida que anhela es
“conseguir un trabajo para independizarme y no depender de otras personas”, siempre con el recuerdo triste al recordar a su madre, a quien extraña más que a nadie en el mundo.

A pesar de este panorama cuesta arriba, Karla brilla por su interminable optimismo
que termina contagiando a quienes la rodean. Tal como hizo con una de sus maestras de bachillerato, la cual se acercó al diputado Reynaldo Carballo, quien quedó impresionado con su historia.

“Es una niña que
le sonríe a la vida y con muchos deseos de vivir y triunfar”, cuenta el político e ingeniero eléctrico, quien se conmovió tanto que le donó nuevas prótesis para sus brazos. Lejos de sentirse complacida, Carballo vio con más admiración la actitud de Karla, quien se vio con sus prótesis nuevas y sus deseos de vivir aumentaron mucho más.

“Es increíble. Ahora la admiro más porque ya me dijo que no quiere cosas regaladas.
Lo único que me pidió es que la ayudara a conseguir un trabajo”, dijo un emocionado Carballo. Siempre agradecida, el día que Carballo volvió a visitarla, Karla limpió su casa, hizo tortillas y preparó el desayuno para ambos.

Con este nuevo panorama alentador en su vida, esta joven inteligente que en la escuela ha tenido notas excelentes, reitera que su meta es
convertirse en una psicóloga que pueda ayudarle a quienes necesitan encontrarles un nuevo sentido a sus vidas.

Sin embargo, por si su vida no tuviera suficientes dificultades, para que Karla pueda estudiar tiene que recorrer un largo camino desde la casa en la que vive con sus hermanos y sus esposas hasta la escuela es muy largo.
Por eso, tanto Luisa Castro como Johana Martínez -sus dos cuñadas- la arropan y le ayudan en todo lo que necesita.
“Siempre estaremos para ella porque la queremos mucho”, dicen.
