Algunas instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) están fuertemente protegidas por vallas metálicas, puertas blindadas y guardias armados. Muchas se encuentran en edificios federales construidos pensando en la seguridad. Pero, en algunos casos apenas cuentan poco más que un perímetro alambrado.
El tiroteo en el centro de ICE en Dallas revela los niveles de seguridad dispares en esas instalaciones
Algunas instalaciones de ICE son muy seguras pero otras están más expuestas, como la de Dallas.

La oficina de ICE en Dallas es de las que están lejos de haber sido fortificadas. Allí, según las autoridades, un hombre armado abrió fuego el miércoles, desde una azotea cercana, rociando de balas una furgoneta de transporte.
Tras el ataque, el autor de los disparos se suicidó, según las autoridades. El sujeto fue identificado como Joshua Jahn, de 29 años, según reportaron fuentes a Fox News y CNN.
John Torres, exdirector encargado de ICE y exjefe de lo que ahora se denomina División de Ejecución y Expulsiones, confirmó que la seguridad de las oficinas de campo de ICE varía mucho.
Señaló que instalaciones como la de Dallas tienen expuestas las zonas de embarque de detenidos, lo que plantea riesgos de fuga y ataque. Otras vulnerabilidades potenciales son los puntos de observación ventajosos para francotiradores y las largas colas al aire libre que pueden formarse sin protección.
"Les aseguro que, después de hoy, el ICE va a revisar a fondo la evaluación de la seguridad física de todas sus instalaciones", afirmó Torres, actual responsable de consultoría tecnológica y de seguridad de Guidepost Solutions.
De edificios resguardados a espacios abiertos
La variedad de oficinas puede ser sorprendente: en San Diego, por ejemplo, ICE está en la segunda planta de un edificio federal de alta seguridad, y los autobuses con detenidos se cargan en un garaje del sótano. En San Antonio, ICE comparte edificio con un banco.
Las instalaciones de inmigración han sufrido una serie de ataques en los últimos meses, desde un asalto el 4 de julio por atacantes con chalecos antibalas en un centro de detención al suroeste de Dallas, hasta un hombre que disparó decenas de veces con un rifle de asalto contra agentes federales, que salían de una instalación de la Patrulla Fronteriza de EEUU en el sur de Texas.
Al menos 11 personas han sido acusadas en relación con el ataque del 4 de julio, que dejó herido a un agente de policía. Las autoridades del sur de Texas afirman que el atacante fue abatido tras herir a un oficial.
Poco después del tiroteo del miércoles, el vicepresidente JD Vance publicó en la plataforma social X que "el ataque obsesivo contra las fuerzas del orden, en particular el ICE, debe parar".
Luego la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ordenó reforzar la seguridad en las instalaciones del ICE en todo Estados Unidos, según un post del Departamento de Seguridad Nacional en X.

La seguridad en las instalaciones de inmigración tiende a aumentar cuando las amenazas son más claras. En los suburbios de Chicago, por ejemplo, las autoridades federales levantaron una valla alrededor de un centro de procesamiento de inmigración después de que las tensiones estallaran con los manifestantes en los últimos días.
La administración del presidente Donald Trump ha intensificado las operaciones en el área de Chicago durante semanas, lo que ha resultado en cientos de arrestos de inmigrantes. El centro, a unas 12 millas de Chicago, ha sido durante mucho tiempo escenario de protestas pacíficas.
La instalación de ladrillo, utilizada para retener temporalmente a los inmigrantes antes de que sean detenidos o deportados, está siendo utilizada como el "lugar de procesamiento principal" para las recientes redadas migratorias, según funcionarios locales. Y antes de la última operación de inmigración, los funcionarios federales tapiaron algunas de las ventanas del centro.
La respuesta de los agentes federales a los activistas también se ha vuelto cada vez más agresiva, con agentes químicos y fuerza física contra las personas que intentan bloquear los vehículos, mientras agentes armados patrullan la azotea.
Dieciséis personas han sido detenidas fuera del centro, según las autoridades federales, que han calificado a los activistas de "alborotadores".
Pero, a pesar de las medidas, los observadores señalan que, independientemente del nivel de seguridad, es imposible prever todos los posibles problemas.
"Esto es absolutamente horrible y también es el tipo de cosas contra las que es realmente difícil protegerse", dijo Deborah Fleischaker, jefa de personal del ICE durante la administración del expresidente Joe Biden, sobre el ataque de Dallas.
"Este no es el tipo de amenaza al que se han enfrentado históricamente, y no es un problema de seguridad policial común y corriente", dijo.
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