Medicare bajará el costo de los medicamentos, pero las farmacéuticas ya dicen que tratarán de evitarlo
Tras décadas de intentos fallidos, los demócratas consiguieron aprobar la llamada Ley de Reducción de la Inflación que tiene como objetivo controlar los altos costos de los medicamentos en Estados Unidos.
No obstante, las mayores resultados (y ahorros) previstos en la ley que también se enfoca en combatir el cambio climático y que firmó este mes el presidente Joe Biden tardará años en consolidarse.
La ley ayuda, principalmente, a los cerca de 49 millones de personas mayores de 65 años que están inscritas en Medicare.
Pero muchos quedarán excluidos de los ahorros directos debido a que los legisladores eliminaron las medidas de ahorro de costos para la mayoría de las personas cubiertas por seguros de salud privados.
Esto es una mirada sobre cómo algunos podrían beneficiarse de las disposiciones de ahorro de medicamentos y cómo los fabricantes podrían rechazar esos esfuerzos.
Negociaciones en los costos
Por primera vez, Medicare puede negociar el precio de los medicamentos más costosos.
En Estados Unidos “nunca antes habíamos tenido una entidad que negociara en nombre de un grupo tan grande de personas”, subrayó Leigh Purvis, directora de costos y acceso a la atención médica de la AARP (American Association of Retired Persons).
Ese nuevo poder de negociación no entrará en vigor sino hasta 2025, cuando Medicare podrá regatear el precio de 10 medicamentos cubiertos por su plan de recetas. Para 2029, Medicare podrá negociar el costo de hasta 60 medicamentos.
Llevará algún tiempo porque el Departamento de Salud y Servicios Humanos necesitará desarrollar un plan para seleccionar qué medicamentos se negociarán. El complicado proceso de elaboración de normas llevará años diseñarlo y enfrentar un intenso cabildeo y escrutinio de la industria farmacéutica, que está ansiosa por crear lagunas en las nuevas normas.
“El mayor impulso definitivamente serán las negociaciones porque la secretaria está estableciendo un programa completamente nuevo y van a contratar a muchas personas”, agregó Purvis.
Se espera que los ahorros sean enormes. La Oficina de Presupuesto del Congreso no partidista estima que los costos podrían caer hasta $100,000 millones durante la próxima década.
Sin embargo, en qué medicamentos ahorrará Medicare -y por consiguiente sus pacientes- sigue siendo un misterio.
En el primer año, Medicare podrá negociar el costo de 10 medicamentos en los que gasta más dinero, siempre y cuando esos medicamentos hayan sido aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) durante al menos nueve años y no tengan genéricos rivales en el mercado.
En este momento, por ejemplo, el anticoagulante Eliquis, utilizado por 2.6 millones de beneficiarios de Medicare a un costo anual de casi $10,000 millones, probablemente estaría en la parte superior de esa lista.
Eso podría impulsar a las compañías farmacéuticas a lanzar nuevos medicamentos a un precio más alto, sabiendo que el costo del producto se negociará a la baja para Medicare, advirtió Arthur Wong, analista de S&P Global, una firma de investigación financiera.
PhRMA, la organización comercial que representa a las compañías farmacéuticas, reconoció que tiene la intención de frenar la ley.
“Estamos explorando todas las oportunidades, incluidas las legislativas, reglamentarias y legales, para asegurarnos de que los pacientes tengan acceso a los medicamentos que necesitan y que nuestra industria pueda continuar desarrollando curas y tratamientos que salven vidas”, comentó el portavoz de PhRMA, Brian Newell, en un comunicado enviado por correo electrónico a la agencia AP.
Un límite a los precios
El proyecto de ley limita la cantidad de dinero que los beneficiarios de Medicare deben usar para medicamentos, pero, nuevamente, tomará algún tiempo para que esas reglas se establezcan.
En 2024, Medicare eliminará un coseguro del 5% requerido para los pacientes que hayan alcanzado el umbral catastrófico, que actualmente está establecido en $7,050 para gastos de bolsillo en medicamentos.
Casi 3 millones de pacientes de Medicare alcanzaron ese umbral en algún momento entre 2015 y 2019, según un estudio de Kaiser Family Foundation.
Al año siguiente, los costos de bolsillo de los medicamentos tendrán un tope de $2,000 para la Parte D de Medicare, que normalmente cubre los medicamentos recetados en el hogar.
¿Cómo se controlará el precio de los medicamentos hasta entonces?
La Ley de Reducción de la Inflación tiene una serie de controles destinados a mitigar de inmediato el aumento del costo de los medicamentos para Medicare. El proyecto de ley limita los copagos de la insulina a $35 por mes a partir de enero, pero solo para los beneficiarios de Medicare. Se recortó un límite de $35 por mes en los gastos de bolsillo para aquellos con seguro de salud privado.
A partir del próximo año, las compañías farmacéuticas también tendrán que pagar un reembolso a Medicare si elevan el costo de un medicamento por encima de la tasa de inflación. La industria eleva regularmente el precio de los medicamentos por encima de la inflación anual.
Existe una regla similar en Medicaid, por lo que los Centros de Medicare y Medicaid tienen experiencia en la ejecución de este programa, dijo Rachel Sachs, profesora de derecho en la Universidad de Washington en St. Louis.
“Han sido útiles para controlar la tasa de aumento”, comentó sobre los reembolsos.
¿Quiénes se benefician?
Solo los pacientes de Medicare se beneficiarán directamente de esto. Se eliminó de la legislación un movimiento para incluir en el cálculo a las personas con seguros privados a quienes se les venden medicamentos a precios excesivos.
Algunos expertos en políticas de salud esperan que esta disposición, junto con las demás del paquete, ayude a las compañías de seguros a negociar el precio de los medicamentos para sus clientes, lo que podría extender el ahorro de costos a millones de personas.
Pero otros están esperando a ver si el proyecto de ley tiene el efecto contrario. Medicare representa alrededor de un tercio del mercado de la industria farmacéutica, lo que significa que las empresas podrían tratar de obtener más ganancias de otros lugares.
“ Eso podría ser una amenaza a los pacientes que no son de Medicare y terminen pagando más o al menos enfrenten negociaciones más duras con la industria farmacéutica”, comentó Wong.