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Salud Mental

¿Y si las redes sociales fueran un peligro para la humanidad? Un grupo de expertos alerta sobre una hipótesis cada vez menos descabellada

Las redes han modificado drásticamente, y en un plazo de tiempo cortísimo, nuestra forma de comunicarnos. Científicos de diferentes campos se han unido para alertar sobre las consecuencias para la salud mental, las relaciones personales o el funcionamiento democrático. Como las langostas, argumentan, las redes devoran todo lo que encuentran a su paso.
11 Jul 2021 – 01:11 PM EDT
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Nuestra falta de comprensión de los efectos de las redes sociales es un peligro para la democracia y el progreso científico, sostienen los expertos. Crédito: Unsplash

¿Recuerdas el tirón que tuvo, hace algo más de un año, todo el asunto de la hidroxicloroquina? Se especuló con que podía ser un tratamiento eficaz contra el coronavirus a partir de un estudio con bajos estándares de rigor. Esto no impidió que Donald Trump promoviese su uso, lo que esto causó de un día para otro desabastecimiento de la sustancia para el tratamiento de otras afecciones.

Las redes alimentaron igualmente el genocidio de los musulmanes rohingya ( Facebook en particular) o la insurrección en el Capitolio estadounidense vía Twitter. Mientras hay cada vez más conciencia de cómo afectan las redes sociales a la salud mental de los individuos, y especialmente los más jóvenes (de esto hablamos más abajo), todavía no ha adquirido fuerza la discusión pública sobre gigantescos cambios estructurales que están produciendo.

Esto es justamente lo que busca un artículo publicado hace unas semanas en la prestigiosa revista científica PNAS titulado "la gestión del comportamiento colectivo global”. En un tono bastante apocalíptico, que refleja la preocupación que sienten los autores, el artículo recoge las valoraciones de 17 investigadores de campos muy dispares, desde la filosofía al clima, para pedir que se trate el estudio del impacto a gran escala de la tecnología en la sociedad como una “disciplina de crisis”, tal y como se hace con, por ejemplo, el cambio climático.


Peligro para la democracia

Un problema social urgente necesita un estudio urgente, argumentan. La cosa, alegan, no es para menos: nuestra falta de comprensión de los efectos de las redes sociales es un peligro para la democracia y el progreso científico. El documento afirma que las empresas tecnológicas "se han abierto paso a tientas en la actual pandemia de coronavirus, incapaces de frenar la 'infodemia' de desinformación" y los mil y un obstáculos que ha supuesto para la aceptación de las vacunas, las mascarillas y las medidas de distanciamiento social.

Los expertos adjudican a la red un “comportamiento colectivo”, parecido al de las langostas, que devoran todo lo que encuentran a su paso, y advierten de que sin mayor control la nueva tecnología podría contribuir a fenómenos como "la manipulación de elecciones, las enfermedades, el extremismo violento, el hambre, el racismo y la guerra".

“Las redes sociales en particular —así como una gama más amplia de tecnologías de Internet, incluyendo la búsqueda impulsada por algoritmos y la publicidad basada en clics— han cambiado la forma en que la gente obtiene información y se forma opiniones sobre el mundo”, dice Carl Bergstrom, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Washington y uno de los autores del artículo. “Lo han hecho de una manera que hace que la gente sea especialmente vulnerable a la difusión de la desinformación y la desinformación”, sostiene.

Como ocurrió con el caso de la hidroxicloroquina que mencionamos más arriba, puedes tener “fragmentos de desinformación que explotan a una velocidad sin precedentes en formas que no tendrían antes de este ecosistema de información”, dice Bergstrom. En este entorno es sencillísimo crear grandes comunidades de personas que sostienen constelaciones de creencias que no se basan en la realidad, como la teoría de la conspiración QAnon.


Las redes sociales y otros avances tecnológicos han modificado radicalmente la forma en que fluye la información a escala mundial. Estas plataformas están orientadas a maximizar la participación y la rentabilidad, no a garantizar la sostenibilidad o la precisión de la información, y sin embargo nadie, ni siquiera los propios creadores de las plataformas, sabe muy bien cómo afectan sus decisiones de diseño al comportamiento colectivo humano, afirman los autores.

"Necesitamos comprender esto urgentemente y avanzar centrándonos en el desarrollo de sistemas sociales que promuevan el bienestar en lugar de crear valor para los accionistas mediante el dominio de nuestra atención colectiva", dice Bergstrom.

Las redes sociales también pueden ser una "fuerza para el bien", admiten los autores. "La democratización de la información ha tenido efectos profundos, especialmente para las comunidades marginadas y subrepresentadas, dándoles la capacidad de reunirse en línea, tener una plataforma y tener voz. Y eso es fantástico”. Lo que no tienen tan claro es si estas ventajas compensan los riesgos mencionados más arriba.

¿Y a nivel individual?

El trabajo trata de llamar la atención sobre los cambios estructurales a gran escala. De las consecuencias para la salud a título individual del uso de redes sociales se ha hablado largo y tendido. Numerosos estudios han puesto sobre la mesa aspectos como estos:

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