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Salud Infantil

Bebés prematuros sobreviven gracias al Método Madre Canguro

Cada año nacen en el mundo 18 millones de bebés prematuros o de menos de 5.5 libras (2.5 kilos). Este método, ideado en Colombia hace casi 40 años, ha salvado la vida de muchos bebés que llegan al mundo demasiado pronto. En el Día Mundial del Bebé Prematuro, llamamos la atención sobre este problema global.
17 Nov 2016 – 01:52 PM EST
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Aunque la difusión del Método Canguro se ha extendido a más de 30 países, y su efectividad está respaldada por la evidencia científica, todavía hay cierta resistencia a emplearlo. Crédito: iStock

Lorena nació antes, mucho antes de lo planeado: se adelantó dos meses a la fecha que había indicado el doctor. Ese día, Doris Romero sintió un pálpito de que algo no andaba bien con su embarazo. Le dijo a su esposo, Gabriel Sarmiento, que la niña no se movía como siempre, que estaba más bien quieta. Asistieron al chequeo y cuando ella se subió a la balanza, el médico les dio la peor noticia que unos padres pueden recibir: “Está pesando menos que el mes pasado. Si no nace hoy, usted o la bebé se muere”.

Esa sentencia fatal los dejó pasmados: “Nos sentamos en la escalera a llorar”, recuerda Doris, ya no con la pesadumbre de esos días, sino con la sabiduría que dan los 29 años que han pasado desde ese 20 de octubre de 1987 cuando Lorena llegó: una pequeña de menos de mil gramos de peso que debió ser intubada para tratar su dificultad respiratoria y permanecer dos meses en una incubadora conectada a aparatos y cables que registraban sus signos vitales.

Doris y Gabriel veían a su hija a varios metros de distancia, a través de un cristal. Luego de mes y medio, por sugerencia del joven doctor Germán Enrique Silva, Doris pudo estrechar a su bebé por primera vez. Desde ese día, dice ella, algo cambió:

—A partir de ese día la niña empezó a avanzar. Al día siguiente estaba fuera de la incubadora, fue dejando todo atrás y se fue mejorando —cuenta emocionada Doris.

Sin embargo, no pudo volver a cargar a su hija. No la dejaron. Ese médico fue amonestado por haber permitido algo que no estaba bien visto: sacar al bebé de la incubadora y permitir que el contacto piel a piel con la madre le proporcionara la temperatura corporal ideal, alrededor de 37 grados centígrados. Solo cuando le dieron de alta, dos meses después de nacer, ese pediatra recomendó que emplearan el entonces incipiente “método canguro”.

Frente a la recomendación, Doris y Gabriel se miraron las caras. No sabían nada de ese método ni cómo podía ayudar a su hija a desarrollarse mejor.

El calor de la madre

En 1978, en el Hospital Materno Infantil de Bogotá, se registraban unos 30,000 partos, de los cuales 15% nacía antes de las 37 semanas (prematuro), o con menos de 2.500 gramos (bajo peso al nacer). Por la falta de recursos, era normal que dos o tres bebés compartieran incubadoras y era normal también que las infecciones se propagaran con facilidad. La muerte era visitante frecuente de las salas de recién nacidos donde permanecían por meses estos bebés con frágiles sistemas inmunológicos. La hospitalización de estos niños, en espera de que estuvieran estables y con un peso adecuado, era de meses. La espera y, sobre todo, la falta de contacto hacían que muchas madres abandonaran a sus hijos sin haberlos cargado por primera vez. O justamente por eso.

Edgar Rey Sanabria, entonces director del Departamento de Recién Nacidos del Instituto Materno Infantil de Bogotá, había estudiado la fisiología de los marsupiales, y estaba convencido de que las madres podían ayudar a sus bebés a mejorar si, una vez estabilizados, imitaban a los canguros y los mantenían como en la bolsa ventral, dándoles el calor necesario y alimentándolos con leche materna.

Lo que se inició como un experimento comenzó a dar resultados satisfactorios: bajó la tasa de mortalidad y la de infecciones, los niños engordaban más rápido y la permanencia en el hospital disminuyó considerablemente. El vínculo madre-hijo se fortalecía de una forma natural: las madres se empeñaban en sacar adelante a sus hijos.

Rey Sanabria impulsó el método desde el departamento de Pediatría de la Universidad Nacional de Colombia. A principios de los años 80, la oficina regional de Unicef colaboraba con su difusión en América Latina. Pero había mucho por hacer. La falta de evidencia científica generaba rechazo de muchos médicos que se negaban a aplicar el método.

Casi 40 años después, Colombia es un país con amplia difusión de un método que sin emplear otra tecnología que los padres, salva vidas. Así lo ha comprobado científicamente la pediatra francesa Natalie Charpak, que llegó a Bogotá en 1987 junto a su esposo colombiano:

La primera vez que vi un bebé prematuro en el pecho de su madre, y no en la incubadora, me aterré. Me dio miedo, pero al mismo tiempo estaba claro que ese bebé tenía bienestar. Y su mamá estaba orgullosa de lo que hacía.

La doctora Charpak se enamoró del método creado por Rey Sanabria y se empeñó en crear un protocolo y hacer estudios que le dieran validez científica, para convencer a los demás médicos de la efectividad en el tratamiento de bebés prematuros y de bajo peso. A eso se ha dedicado las últimas décadas desde la dirección de la Fundación Canguro.

El Método Madre Canguro se apoya en tres pilares: calor, amor y leche materna. Para ello se usa el contacto piel a piel, en posición de rana, las 24 horas. El cargador lleva al bebé dentro de una faja de algodón elástico. Esta posición vertical en el pecho de la madre o el padre tiene otros beneficios además de la temperatura y de favorecer la lactancia: evita el reflujo, la apnea —común en los prematuros— y la broncoaspiración.

Doris y Gabriel siguieron al pie de la letra las indicaciones: “Ténganla pegada al corazón que eso la va a ayudar, en contacto piel a piel”, dijo el médico. Doris adaptó a “tamaño miniatura” un cargador que le habían regalado. Así podía hacer todo con Lorena prendida a su pecho. Eso, dice el padre, fue efectivo. En un mes, esa bebé que le cabía en la mano y que debía usar vestidos de muñeca, dio un salto notable en su desarrollo.

El método abarca además la atención y el seguimiento del niño hasta que cumple año y medio. La vigilancia de su evolución, por parte de un equipo multidisciplinario, garantiza la disminución de los riesgos propios de la prematurez. Sin este seguimiento, el método estaría incompleto.

Entre 1993 y 1996 la doctora Charpak y su equipo realizaron un ensayo clínico en el que se comparaban a 746 niños de Bajo Peso al Nacer asignados al Método Madre Canguro con otro grupo que permaneció en incubadoras. Los resultados a corto y mediano plazo han sido publicados en revistas internacionales revisadas por pares ( Pediatría, Acta Paediatrica, IBAD) y mostraron beneficios en el primer año: la tasa de mortalidad y de infecciones fue inferior a las del grupo control; la coordinación motora y visual estaba mejor. También pudieron apreciar que el contacto permanente con el bebé despertaba la sensibilidad de los padres ante las señales de alarma, y eso hacía la diferencia entre la vida y la muerte.

En 2004, la Organización Mundial de la Salud declaró al Método Canguro equivalente a los procedimientos convencionales para combatir la mortalidad infantil, como la incubadora, pero con ventajas adicionales: humaniza la atención neonatal y afianza los vínculos con los padres. En Colombia, desde 2008, el Ministerio de la Protección Social decretó la obligatoriedad de las instituciones de salud a implementar y promover el Método Madre Canguro en sus servicios.

Más bebés prematuros

La tasa mundial de bebés prematuros ha ido en ascenso en los últimos 20 años. Cada año nacen en el mundo 18 millones de bebés prematuros. De esos, poco más de un millón muere por esta condición. Hay algunas causas identificadas: el aumento de la edad de la madre, algunas enfermedades de la gestante (como diabetes y presión arterial alta) y los cada vez más recurrentes tratamientos de fertilidad que casi siempre resultan en embarazos múltiples. Otras veces se debe a la inducción del parto, por razones médicas o no. En muchos casos se desconoce la causa.

Según el informe Nacidos demasiado pronto, producido por 45 expertos de 26 organizaciones y 11 países, con más de 40 organizaciones de apoyo, entre ellas la Organización Mundial de la Salud, los 10 países con los mayores tasas incluyen a Brasil, Estados Unidos, India y Nigeria, demostrando que el nacimiento prematuro es un verdadero problema global.

La doctora Julieta Villegas, coordinadora de proyectos de la Fundación Canguro de Colombia explica que la prematuridad y el bajo peso al nacer siempre han estado presentes pero lo que se está viendo ahora es que la tasa crece en los países más desarrollados.

La supervivencia de estos bebés está estrechamente ligada al país de nacimiento: cuanto más desarrollados son los países donde nacen, más probabilidades tienen de sobrevivir. Según la OMS, 75% de las muertes puede prevenirse con cuidados viables y económicos. El Canguro es un método de intervención que no solo evita la muerte, sino que disminuye las secuelas de un desarrollo no adecuado.

Aunque la difusión del Método Canguro se ha extendido a más de 30 países, y su efectividad está respaldada por la evidencia científica, todavía hay cierta resistencia a emplearlo. La doctora Villegas asegura que parte de esa resistencia se debe a que todavía persiste la idea de que el Método se creó de una forma empírica. También porque el personal médico teme que al haber unidades de recién nacidos abiertas las 24 horas pueda aumentar la carga laboral (aún cuando está demostrado que disminuye el trabajo de las enfermeras). Sin embargo, una vez que las instituciones de salud implementan el programa y evalúan los datos, se dan cuenta del impacto que tiene:

—El personal empieza a ver la reducción de la morbimortalidad, de la estancia hospitalaria, de la infección nosocomial, eso los ayuda a convencer. Parte de lo que hacemos —relata Villegas—, es sensibilizar al mundo frente a eso, que lo vean con otros ojos. Es un método muy bonito, sí, pero es sobre todo una intervención multidisciplinaria, en el que se hace un seguimiento por un año, no es solo posicionar al niño en contacto piel a piel.

Estados Unidos tiene una tasa de 12% de prematuros y bajo peso al nacer. Y es uno de los países donde por diversas razones el Método Canguro tiene baja penetración. Sin embargo, se están generando avances y un impulso importante lo dará la Academia Americana de Pediatría cuando emita un comunicado de apoyo al Método Madre Canguro. La doctora Villegas recuerda que parte de las ventajas de implementarlo es que este método es también una forma de humanizar los cuidados neonatales: permitir que las salas sean abiertas las 24 horas y los padres puedan estar con su bebé todo el tiempo que quieran.

—Se trata de un cerebro inmaduro y hay que ponerlo en la situación menos estresante posible. ¿Qué lugar es menos estresante que uno donde se escucha el mismo corazón, la misma voz, el mismo olor que tenía en la barriga? —se pregunta Charpak, porque sabe la única respuesta posible.

La doctora Charpak emprendió un exhaustivo estudio de seguimiento con bebés canguro 20 años después del nacimiento. Para eso logró contactar a 496 jóvenes del estudio de 1993, con quienes se había empleado el Método Canguro. Los estudios abarcaron aspectos físicos, neurológicos, psicológicos, socioeconómicos a través de pruebas médicas y test. Es el estudio más completo hasta el momento y en el que se revelan nuevos y positivos resultados y se demuestra científicamente que los beneficios del Método Canguro todavía son apreciables en estos jóvenes. Los resultados detallados serán publicados en diciembre de este año en la prestigiosa Pediatrics.

—Es la única intervención que conozco —explica Charpak— que tiene solo beneficios. Ganan todos: el bebé, la madre y la sociedad al tener niños en mejor estado. Y gana el hospital, que ahorra costos y libera sus incubadoras para niños en estado más crítico. Y a pesar de eso hay resistencia, porque claro, una mamá no es tecnología y resulta que la madre es una incubadora viva.

Lorena Sarmiento acaba de cumplir 29 años. Esta joven encantadora es también la prueba de que sus padres hicieron un gran trabajo. Es pediatra y ha visto cómo el método canguro que le salvó la vida a ella, también ha hecho milagros en otros niños.

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