EEUU se fue de esta base estratégica hace 20 años y ahora Trump la usa para sus ejercicios militares en el Caribe

Aviones de combate y helicópteros de carga pesada han aterrizado en una antigua base en Puerto Rico en medio de los operativos contra el narcotráfico que han tensado las relaciones de EEUU y Venezuela. La instalación supone un lugar estratégico para las Fuerzas Armadas y, al mismo tiempo, arrastra una historia complicada. Este fue nuestro recorrido por ella.

Video El momento del segundo ataque de EEUU a una lancha venezolana contra presuntos narcotraficantes

ROOSEVELT ROADS, Ceiba — En el aeropuerto de una antigua base de la Marina de Estados Unidos en el este de Puerto Rico han aterrizado este mes un contingente de marines, aviones caza F-35, naves de carga Osprey y Boeing C-17, y helicópteros de transporte pesado Sikorsky.

La pista está enclavada en medio de la espesa vegetación de los más de 8,000 acres que conforman Roosevelt Roads, una base militar cerrada que fue hace dos décadas una de las instalaciones militares más grandes de Estados Unidos en el mundo.

El creciente movimiento militar en el aeropuerto José Aponte de la Torre contrasta con la soledad de los edificios en ruinas dispersos en las 100 millas de carretera dentro de la exbase en el municipio de Ceiba, en la punta este de la isla más grande del archipiélago de Puerto Rico.

Más allá de la pista de aterrizaje, no quedan lugares dentro de Roosevelt Roads que puedan ser usados tal cual están por los militares. Prácticamente todo está destrozado. No hay electricidad. Tampoco hay servicio amplio de agua potable. Al desgaste de años casi sin gente se sumó en 2017 el azote del potente huracán María.

Pero el mero hecho de que el lugar exista ha recordado en Washington la ubicación estratégica de este territorio estadounidense.

A Puerto Rico llegaron el 7 de septiembre el secretario de Defensa de Donald Trump, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general de la Fuerza Aérea Dan Caine. Esto en medio de las operaciones contra el narcotráfico de Estados Unidos en el Caribe que han tensado las relaciones con Venezuela.

La visita se dio días después de que Estados Unidos atacó una embarcación que había salido de Venezuela presuntamente con droga y mató a 11 personas que iban en ella. Este lunes, una operación similar en aguas del Caribe dejó otros tres fallecidos, según Trump.

“En distintos momentos, la ubicación geopolítica de Puerto Rico ha sido determinante para establecer las relaciones entre Puerto Rico y Estados Unidos”, dijo a Univision Noticias Javier Colón Morera, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Puerto Rico.

"En el período de 1898-1900, la preocupación principal era la protección del canal de Panamá que se iba a construir, en 1917 había una preocupación geopolítica muy fuerte que tenía que ver con la posibilidad de presencia de Alemania en el Caribe". En el contexto de la Segunda Guerra Mundial se militarizó ampliamente a Puerto Rico con un aparato de seguridad que incluyó la construcción de bases que brindaban un punto formidable desde donde moverse.

“Siempre ha habido la teoría un poco hasta graciosa del ‘zapato viejo’: un zapato que tienes en el clóset y que no habías estado usando, pero siempre está por ahí con la posibilidad de que lo puedas utilizar si surge una necesidad. Y todo indica que eso es lo que está ocurriendo en este momento", agregó.

Además de los aterrizajes en Roosevelt Roads, en una playa sureña desembarcó en medio de un ejercicio un enorme vehículo anfibio LCAC. La Infantería de Marina explicó que lo hizo porque Puerto Rico "proporciona un entorno ideal para entrenamientos anfibios realistas y para perfeccionar habilidades especializadas como patrullaje, reconocimiento y supervivencia".

El profesor Colón Morera consideró que estas maniobras parecen deberse por el momento a que Estados Unidos ha identificado localidades en Puerto Rico que le pueden servir para unos fines particulares en este momento. "Pero de ahí a que haya un plan para el retorno de bases militares a Puerto Rico va un trecho largo”, matizó.

Muerte y contaminación: bombas de 500 libras y municiones revestidas de uranio

Mientras Washington parece haber desempolvado la pista en la exbase Roosevelt Roads como un sitio estratégico en esta coyuntura, en el archipiélago algunos se preguntan qué ha pasado con el desarrollo que se prometió en las tierras que la rodean.

La Marina se fue de Roosevelt Roads en 2004 y, al cabo de unos 10 años limpiando parte de los terrenos, los comenzó a entregar gradualmente casi todos al gobierno de Puerto Rico. Salió en ese entonces de la que fue su base militar más importante en el hemisferio fuera de Estados Unidos y de un campo de entrenamiento en la isla de Vieques, ubicada a unas 8 millas de Roosevelt Roads, en medio de una resistencia inédita a su presencia en el archipiélago desde la década de 1940.

El rechazo se agudizó después de que bombas de 500 libras cayeron sobre un puesto de observación de la Marina en Vieques y mataron al guardia de seguridad David Sanes Rodríguez en 1999. La Marina realizaba ejercicios con municiones vivas e incluso arrendaba instalaciones allí a países de la OTAN.

Tras la muerte de Sanes Rodríguez, un equipo del gobierno de Puerto Rico indagó en las prácticas de la Marina en Vieques, donde había expropiado los terrenos de tres cuartas partes de la isla.

Escribieron en el reporte haber quedado perplejos al enterarse de que las Fuerzas Armadas dispararon en esa isla municiones revestidas de uranio. En un incidente fueron disparadas 263 balas, solo 57 fueron recuperadas. En otro, un avión dejó caer cinco bombas de 500 libras cada. Cuatro detonaron. Una no fue encontrada, se lee en el informe.

El reporte también mencionó un estudio previo a muestras de agua en Vieques que arrojaron compuestos usados en la fabricación de explosivos como RDX, Tetryl y TNT. Aunque la Marina ha asegurado que no es por su culpa, la incidencia de cáncer en esa isla superó en la década de 1990 niveles críticos de acuerdo con un informe preparado por el entonces director del Registro Central de Cáncer de Puerto Rico.

Meses de manifestaciones y desobediencia civil llevaron al anuncio de la salida de la Marina de Vieques y Roosevelt Roads en 2003.

Casinos y hoteles para extranjeros en ‘la ruta del hambre’ para los puertorriqueños

Aunque había que esperar a que Estados Unidos limpiara durante una década los terrenos contaminados en Roosevelt Roads, rápidamente se comenzó a pensar en lo que se haría en ellos.

El aeropuerto con la pista de 11,000 pies de largo en el que ahora aterrizan los aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas quedó en manos de la Autoridad de Puertos; más de 3,000 acres corresponden a áreas naturales protegidas; y algunas porciones permanecieron a cargo de las Fuerzas Armadas, la Guardia Costera y el Departamento de Seguridad Nacional.

De los más de 8,000 acres que conforman Roosevelt Roads, se podrán desarrollar cerca de 3,400. Pero en esos 3,400 acres hubo casas, escuelas, un hospital, hoteles, tiendas y lugares recreativos como una bolera. Todo está en ruinas.

Este mapa muestra en manos de qué agencia quedaron los terrenos de la antigua base Roosevelt Roads.
Este mapa muestra en manos de qué agencia quedaron los terrenos de la antigua base Roosevelt Roads.
Imagen Autoridad para el Redesarrollo Local de Roosevelt Roads


Líderes comunitarios quisieron inicialmente encargarse de proyectos que permitieran el desarrollo en Ceiba y los pueblos cercanos. Pero eso no fue lo que decidió el gobierno en San Juan.

“El gobierno de Puerto Rico se proclamó el county, porque son una isla pequeña. Pero se supone que esto pasara al municipio o a nuestro pueblo para que fuera el municipio el que diseñara un proyecto de desarrollo económico y de uso de estos terrenos donde buscáramos cubrir las necesidades del pueblo, con la ayuda del gobierno, por supuesto”, consideró María Ávila, una empresaria de Ceiba que cofundó la Alianza Pro Desarrollo Económico de Ceiba (APRODEC) y actualmente representa a la comunidad local en la Autoridad para el Redesarrollo Local de Roosevelt Roads encargada de planificar y ejecutar los planes para reusar la base.

“No teníamos dinero, como no tenía dinero el gobierno, y se ha demostrado con el tiempo que ha tomado esto. ¿Qué podíamos hacer? Hacer un buen diseño, un buen proyecto y atraer inversionistas, pero que respondieran a las necesidades del pueblo. Eso no se hizo. Entonces el gobierno se agenció el proceso”, contó.

Para Roosevelt Roads ha habido desde entonces planes estancados y que mutan con los cambios de gobierno. Algunos de ellos han sido rechazados por líderes locales que temen que se repita la exclusión que vivieron en los años en los que la base fue manejada por la Marina.

“Mientras aquí en Roosevelt Roads había hospital, bolera, dos hoteles, iglesia, cuido de niños, tiendas, todo (...) el pueblo de Ceiba carecía de todo eso", dijo Ávila. "Acabas de ver las bellezas que hay aquí. Si esta punta se hubiese desarrollado, nuestra ruta, nuestra zona hubiese sido rica. Sin embargo, nos catalogan los vendedores como ‘la ruta del hambre’”.

Parte de los terrenos disponibles para desarrollo en Roosevelt Roads. A lo lejos se ve la isla de Vieques.
Parte de los terrenos disponibles para desarrollo en Roosevelt Roads. A lo lejos se ve la isla de Vieques.
Imagen Patricia Vélez


Relata que propusieron proyectos, pero no fueron escuchados. Contó también que hubo reuniones que se celebraron en inglés sin la oportunidad de hacer preguntas.

Uno de esos encuentros ilustró lo que relata Ávila. Fue noticia por la forma despectiva en la que un funcionario cercano al entonces gobernador Luis Fortuño habló a los líderes comunitarios mientras les detallaba las supuestas bondades de un proyecto que convertiría parte de Roosevelt Roads en el Hotel Riviera del Caribe.

El hotel, dijo el funcionario, sería levantado junto a los muelles “para dar acceso a esas personas más agraciadas que usted y yo que tienen unos yates de 50 pies”. “Pero no se preocupen (...) no todo el mundo tiene derecho a eso. Sigan jugando a la Loto (la lotería), a la Revancha, lo que sea, que quizá alguno de ustedes se podrá comprar una lanchita de esas”.

“Vamos a hacer unas tiendas, que alguna de las tiendas tendrán productos que no los van a poder comprar, pues ‘such is life’. (...) El que no tiene ni siquiera 50 chavos (centavos) pa’ comprarse un límber (un postre helado), por lo menos puede disfrutar de caminar libre de costo por esos paseos peatonales frente al mar y ver los cruceros llegar y ver a los pasajeros, los pasajeros con chavos (con dinero), bajarse del crucero y verlos meterse en las tiendas y verlos comprando cosas caras”, continuó.

Ávila recuerda que lo estaban grabando porque ese día les acompañó a la reunión una profesora. El funcionario fue despedido. El Hotel Riviera del Caribe nunca llegó.

Desde entonces ha habido revés tras revés. En un gobierno se buscó a un desarrollador que se encargara de revitalizar las áreas en las que se podía trabajar, pero ese desarrollador quería la titularidad de parte de las tierras y la ley en ese entonces no lo permitía.

Luego el gobierno quebró y entró en escena la junta de control fiscal impuesta por Washington que debe dar su visto bueno a todo. Después vino el feroz golpe del huracán María en la desgastada infraestructura de Roosevelt Roads. Todavía en este momento, el lugar no tiene servicio amplio de agua potable y electricidad, lo que dificulta el desarrollo de proyectos.

Actualmente se intentan concretar proyectos que mejoren el servicio de agua potable y desarrollen un dique, un waterfront, un centro de investigación marina, viviendas, hoteles, un campo de golf y hasta un lugar de lanzamiento de cohetes cuestionado porque quedaría cerca de áreas protegidas. También está bajo revisión de la junta de control fiscal un plan para construir tanto viviendas costosas de lujo como asequibles con impresionantes vistas al mar y otro para desarrollar una pequeña marina.

“Nunca se benefició Ceiba de lo que pasaba en la base”

Conversamos con otro líder comunitario, el actual presidente de APRODEC, Manuel Martínez, en una zona alta desde donde se ven las tierras en las que se levantarían esas casas. Martínez es también arquitecto especializado en diseño urbano y luchó por una década para que le arrendaran el edificio desde donde una vez se decidió la guerra. Ahora es el Centro Ecoturístico del Este.

Manuel Martínez junto con otras personas de la comunidad han desarrollado en una zona alta de la antigua base el Centro Ecoturístico del Este.
Manuel Martínez junto con otras personas de la comunidad han desarrollado en una zona alta de la antigua base el Centro Ecoturístico del Este.
Imagen Patricia Vélez


Junto con más personas de la comunidad y estudiantes que viajan temporalmente a Ceiba lo han acondicionado en un hostal y un salón para enseñar sobre empresas. También tienen planes de montar un restaurante. “Todo esto que está aquí es hecho por la comunidad sin ayuda del gobierno”, dijo. “La idea es que sea la gente de la comunidad la que sea la dueña y anfitriona”.

Martínez lleva años inmerso en los planes que van y vienen para Roosevelt Roads. Los suyos hubiesen sido más simples.

“A mí me preguntaron: tú como diseñador, ¿qué harías?”. “Pues mira, aquí hay 1,400 edificios construidos. Aquí hay escuelas, ¿para qué usaría la escuela? Como escuela. Hay un hospital, vamos a usarlo como hospital. Hay viviendas, vamos a usarlas como viviendas”, contó.

En Roosevelt Roads hay incluso un complejo de barracas militares renovadas en pequeños apartamentos con vista al mar. Nunca se han utilizado porque las obras de remodelación estaban en curso cuando la Armada abandonó el lugar. El contratista terminó su trabajo para poder cobrar su dinero. Actualmente el lugar es eje de un litigio.

Antes barracas militares, este es el complejo renovado y nunca habitado. Queda prácticamente frente al mar.
Antes barracas militares, este es el complejo renovado y nunca habitado. Queda prácticamente frente al mar.
Imagen Patricia Vélez


“Una persona podía nacer aquí y vivir aquí y no tenía que salir para nada”, agregó. Eso, según Martínez, sustenta que es una suerte de mito el que Roosevelt Roads llevó gran actividad económica al este de Puerto Rico cuando operaba como base militar.

Él, la líder comunitaria Ávila y el profesor Colón Morera coincidieron en que los militares hacían su vida en la instalación. "La Marina de Estados Unidos manejó de forma horrible las relaciones con los civiles y fue una especie de segregación lo que se impuso. La base era la base y el pueblo era el pueblo", dijo Colón Morera.

Datos citados por el gobierno en la ley que creó la autoridad para el desarrollo de esa área ubicaron en 5,000 los empleos militares y civiles al momento del cierre de la instalación. El impacto económico, agregó, era de unos $150 millones.

Martínez asegura que su apoyo económico debió ser mayor. “De las 1,400 edificaciones que había aquí no pagaron arbitrios, no pagaron patente, no pagaron nada, por 62 años”. “Nunca se benefició Ceiba de lo que pasaba aquí”, agregó sobre el municipio de 11,300 habitantes donde datos del censo colocan la tasa de pobreza en 41.6%, por encima de la tasa general de 37.3% en Puerto Rico.