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“Si corro mucho me duele luego la nariz”

¿Es malo para la salud hacer ejercicio en parques de Los Ángeles con contaminación? Las gemelas hispanas Jocelyn y Jhovana Ruelas se quejan del aire que respiran junto al puerto de Long Beach, pero no tienen otro sitio para ir a correr.
3 Ago 2016 – 12:54 PM EDT
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Sin aliento: cómo es ejercitarse en una de las zonas más contaminadas del país

Cuando están en casa, a las hermanas gemelas Jocelyn y Jhovana Ruelas les gusta poner la música bien alta. Y si no escuchan canciones, suben entonces el volumen de la tele. Lo que sea para no oír las sirenas y ruidos del puerto de Long Beach. Sin embargo, su mayor problema no está en lo que llega a sus oídos, sino en lo que entra en sus pulmones.

El apartamento donde viven con sus padres y sus otros tres hermanos, son siete en total, está muy cerca de donde las grúas y camiones mueven de un lado a otro los contenedores de los buques como si fueran piezas de un gigantesco lego. Esto es relevante porque, a pesar de las mejoras en la calidad del aire en los últimos años, esta zona del puerto es uno de los puntos con más contaminación de Los Ángeles, y de todo EEUU.

Pero si esto está cerca, tampoco está mal lo que tienen al otro lado de la ventana de la cocina: desde allí ven las chimeneas humeantes de la refinería de Phillips 66, una de las que hay en este vecindario con un 86.6% de hispanos. “A veces huele feo, un olor que fastidia”, comenta contrariada Jocelyn. “Muchos tóxicos”, recalca Jhovana.

Los contaminantes del aire han marcado la vida de estas jóvenes desde que la familia se instaló en esta casa de Willmington, mucho más barata. Por ejemplo, cuando se tenían que quedar a hacer ejercicio dentro del colegio porque ese día era mejor no salir fuera, cuando ven lo que le ocurre a algún compañero con asma, cuando ellas mismas tosen o tienen que volver a casa a cambiarse de ropa porque se les manchó de sangre de la nariz, o incluso alguna vez que van de fiesta con amigos, la mayoría también hispanos.

“Tenemos un amigo que vive al lado de la refinería, cuando hace fiesta es irónico, porque tienes que llegar vestido bien, estar feliz”, se sonríe Joselyn, pensando en la gente arreglada de noche junto a las chimeneas iluminadas que echan humo de la refinería Phillips 66.

Pero cuando más notan que respiran un aire especial es cuando salen a correr. Justo al lado de su casa, tienen el Wilmington Waterfront, un parque de 29.2 acres pegado a las grúas del puerto. Terminado en 2011, este espacio verde muestra bien cómo recuperar una zona degradada para el disfrute de los ciudadanos. Sin embargo, tiene un inconveniente: resulta muy chocante ver correr a hispanos tras un balón de fútbol o hacer ejercicio intenso a niños delante de un bosque de chimeneas o justo al lado de un río de camiones que entran y salen del puerto.

“Nos gusta hacer ejercicio y vamos al parque, pero si corro mucho me duele luego la nariz”, se queja Jhovana. “Lo ideal sería ir al parque para respirar aire fresco, nosotros vamos a un parque para respirar químicos tóxicos”, comenta. “Pero ¿dónde más tengo para ir correr?”.

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La primera pregunta parece evidente: ¿Por qué no hacen las maletas y se marchan a otro sitio en el que no tengan que respirar con miedo? “Muchos de mis pacientes no tienen elección, no pueden mudarse a otra casa”, comenta la doctora Elisa Nicholas, directora de la Alianza de Long Beach para Niños con Asma (LBACA, por sus siglas en ingles), que señala las autovías de la zona como uno de los mayores problemas de la contaminación del aire.

Esta iniciativa de LBACA está enfocada específicamente en controlar los problemas de asma de esta población. Una enfermedad que, como incide la doctora, tiene una incidencia mayor que en el resto del país en Long Beach y algunos barrios de Los Ángeles. Y que afecta especialmente a la población hispana: “La mayoría de nuestros pacientes son latinos”, destaca.

Como explica Nicholas,“Sabemos que los niños que hacen mucho ejercicio cerca de las autopistas tienen unos pulmones que son más chiquitos que aquellos que no viven cerca de zonas con mucha contaminación”, destaca la doctora, que da tres razones por las que los niños se ven más afectados por la polución: sus pulmones están en fase de crecimiento, respiran más rápido (y por lo tanto reciben una mayor dosis de contaminantes) y juegan fuera más que los adultos.

¿Se debe evitar entonces que los más jóvenes de Long Beach o Wilmington hagan deporte en el exterior? ¿O que las hermanas Jocelyn y Jhovana Ruelas salgan a correr al parque junto al puerto? “Esta es una cuestión difícil”, reconoce la doctora. “En el mundo perfecto, mejor no estar haciendo ejercicio cerca de contaminación o autopistas, pero también es preferible salir a fuera a jugar o hacer deporte que quedarse sentado en casa mirando la tele”, incide Nicholas, al tiempo que recuerda otro mal que afecta de forma especial a los hispanos: la obesidad.

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Futuro en peligro

Con todo, esta especialista en problemas respiratorios desaconseja salir a hacer deporte en estas zonas en aquellos días o partes del día con mayor polución.

Para controlar los ataques de asma resulta crucial seguir la medicación y evitar desencadenantes de la enfermedad que pueden estar tanto fuera como dentro de las casas. Pero las medicinas por sí solas no acaban con el problema. Como recalca la doctora, hay que actuar directamente sobre las causas, reclamando más políticas para seguir descontaminando el aire. “La solución es limpiar las autopistas y los carros, tenemos tecnologías para generar menos polución”.

Todo esta contaminación que sale de los tubos de escape de los camiones, los buques del puerto, los autos, las chimeneas de las refinerías o las fugas de los pozos de extracción tienen un nexo en común: el petróleo. ¿Qué dice la industria petrolera sobre la cercanía de estas fuentes de tóxicos junto a colegios, casas o parques de vecindarios hispanos?

“Los productores están altamente regulados por agencias federales, estatales, locales y regionales. Además, la explotación de petróleo y gas ha ocurrido en Los Ángeles desde hace más de cien años y ha contribuido a su crecimiento económico”, asegura Sabrina Demayo Lockhart, directora de Comunicación de la Asociación Independiente de Petróleo de California, que rechaza que esto afecte solo a los barrios con menos recursos económicos. Según insiste, esta industria es responsable de 456,000 empleos y en 2013 pagó 21,200 millones de dólares en impuestos locales. “El salario medio en la industria es de 81,000 dólares y más del 27% de los trabajadores de petróleo y gas son de origen hispano”, afirma.

¿Qué dice sobre los problemas de salud que puede causar este tipo de contaminación en áreas como el puerto? “Las preguntas sobre salud es mejor que las responda un profesional médico”, señala Demayo Lockhart.

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