La Policía de Honduras halló un refugio subterráneo que usaban miembros de la pandilla Mara Salvatrucha para el procesamiento de droga, almacenamiento armas y otras actividades ilícitas. Llamado por los integrantes de la banda como un "santuario de la MS-13", el fortín tenía literas para los pandilleros, un espacio que funcionaba como bodega, así como instalación eléctrica y un sistema de ventilación que incluía un extractor de aire de tipo industrial.