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Mara Salvatrucha

Cuando la tranquilidad de un vecindario en Houston depende de un jefe de la MS-13 que está en El Salvador

Seis asesinatos ocurrieron en Texas y uno más en Maryland en 2017 y 2018 porque así lo autorizaron dos líderes de la Mara Salvatrucha en Centroamérica, asegura la fiscalía federal. Los acusados enfrentan condenas de hasta cadena perpetua o pena de muerte.
Publicado 27 Ago 2022 – 10:26 AM EDT | Actualizado 27 Ago 2022 – 11:48 AM EDT
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El nombre de Nayeli Guzmán, de 14 años, fue agregado a la lista negra de la Mara Salvatrucha (MS-13) porque creían era informante de la policía y espía de una pandilla rival en Houston, Texas. En abril de 2018, miembros de la MS-13 llamaron a sus jefes en El Salvador para pedirles que autorizaran el asesinato de la adolescente. La respuesta fue: háganlo con la mayor brutalidad posible.

El plan se ejecutó poco después. Varios mareros, incluyendo Luis Carbajal, alias ‘Chele’, y Carlos García, apodado ‘Lil Maligno’, mataron con saña a Nayeli Guzmán, desmembraron su cadáver a machetazos y lo enterraron en un paraje solitario en Houston, describe una acusación federal.

Del 16 de septiembre de 2017 al 4 de agosto de 2018, un total de seis jóvenes de esa ciudad fueron asesinados salvajemente por esa clica de la MS-13. Uno más fue atacado hasta morir en Maryland. Cada vez, los pandilleros obtuvieron permiso de los líderes de la organización criminal en El Salvador.

Similar a una estricta norma de los carteles de la droga y la mafia italiana, los miembros de la Mara deben pedir autorización a sus superiores antes de cometer un crimen. Incluso están obligados a presentar evidencia que lo sustente. En el argot pandilleril se le conoce como dar “luz verde”. Quien ignora la orden de no hacerlo, recibe en represalia “luz verde” de su propia clica.

“Obtener una ‘luz verde’ generalmente requiere la autorización de un líder de la clica y, en algunos casos, la aprobación de los líderes de la pandilla en California o El Salvador”, explica la Fiscalía federal en el proceso penal que interpuso contra diez pandilleros de la MS-13 en Houston.

Documentos judiciales exponen cómo la tranquilidad de un vecindario de Houston dependía de las decisiones que tomaron los jefes de la Mara a 1,700 millas de distancia, desde El Salvador.

Solo en dos muertes que ellos aprobaron en febrero de 2018, las víctimas escaparon con vida. En uno de esos incidentes, un joven identificado con las iniciales ‘J.R.’ sobrevivió a un ataque con un puñal.

Por esa constante comunicación, el Departamento de Justicia decidió incluir en la acusación a dos jefes de la MS-13 que viven en Centroamérica. Se trata de Franklin Trejo Chavarria, alias ‘Impulsivo’ y de 25 años; y Julio Vigil López, apodado ‘Hades’, también de 25.

Seis asesinatos más en Texas y Maryland

En las manos de estos pandilleros estuvo la vida de Christian Funes Escobar, de 17 años. Sospechaban que había ingresado a una banda rival y pidieron “luz verde” para él.

En junio de 2018 lo llevaron con engaños a una zona aislada en Galveston, donde le quitaron la vida. Sus amigos también fueron al lugar y los sometieron a punta de pistola para que no intervinieran.

El cuerpo de Funes Escobar fue descuartizado con machetes y lo enterraron en una fosa ya excavada, muy cerca del lugar en el que dos meses antes sepultaron a Nayeli Guzmán.

Tanto el cadáver de Guzmán, como el de Funes Escobar, fueron fotografiados por los pandilleros y esas imágenes llegaron a los celulares de los líderes de la MS-13 “como prueba del asesinato”.

En otros dos incidentes los mareros enviaron fotos del crimen a sus jefes en El Salvador.

Una de esas víctimas fue Víctor Castro Martínez, de 25 años. Los fiscales alegan que en marzo de 2018 se aprobó su muerte porque pensaban que estaba cooperando con la policía y era miembro de una pandilla rival. También lo engañaron para que fuera a una zona boscosa en Houston.

Los pandilleros “tomaron fotos del cuerpo de Víctor Castro Martínez para enviarlas a los líderes de la MS-13 en El Salvador, incluyendo Franklin Trejo Chavarría, alias ‘Impulsivo’, y otros… como prueba del asesinato”, describen documentos judiciales.

Para tratar de destruir evidencia, los mareros incendiaron el coche de Castro Martínez.

Otro joven que tuvo el mismo final fue Herson Mejía Álvarez, de 19 años. Aunque era parte de la MS-13 lo acusaron de robarle dinero a la banda y ser un informante de las autoridades. Lo mataron el 23 de mayo de 2018 en Maryland, donde también tenía influencia Trejo Chavarría.

Por su parte, Bryan Alfaro, de 20 años, llegó a un apartamento en Houston el 17 septiembre de 2017 sin saber que era una trampa. Creían que era aliado a una banda rival. Después de asesinarlo, usaron machetes para descuartizar su cuerpo y lo arrojaron en el costado de una carretera de esa ciudad.

A Elian Ortiz, de 17 años, lo mataron el 3 de julio de 2018 porque les dijo que quería salirse de la Mara. Usaron la misma estrategia: pedirle que fuera a una zona boscosa en Houston para tenerlo a su merced. La foto de su cadáver le llegó a Trejo Chavarria.

El último crimen vinculado con esta banda de la MS-13 ocurrió el 4 de agosto de 2018. No tenían un objetivo preciso: solo pidieron autorización para atacar a rivales que estaban en el restaurante de comida centroamericana La Unión en Houston. Allí murió Johnny Páramo Torres, de 25 años.

Cadena perpetua o pena de muerte

Los dos jefes de la MS-13 vinculados a este caso penal siguen prófugos y se cree que se esconden en El Salvador. Los otros ocho acusados, quienes viven en Houston, ya se encuentran bajo custodia federal.

Todos enfrentan condenas de hasta cadena perpetua o pena de muerte, advirtió la Fiscalía.

Los acusan de conspiración, crimen organizado, asesinato, intento de asesinato, extorsión, uso de armas de fuego, tráfico de drogas, robo y obstrucción de la justicia.

“Este caso es un paso importante para frenar el crimen en Texas y un mensaje a las organizaciones criminales de que las autoridades federales están trabajando con las fuerzas del orden locales para detener la violencia”, dijo la fiscal Jennifer B. Lowery, titular del Distrito Sur de Texas, en un comunicado.

“Los cargos en este caso son extensos y violentos. Continuaremos la lucha y no nos detendremos ante nada para llevar ante la justicia a quienes creemos están poniendo en riesgo a nuestras comunidades”, subrayó la funcionaria.

En el comunicado, la fiscal general Merrick B. Garland describió a la Mara Salvatrucha como “una organización criminal que siembra violencia, terror y miedo en las comunidades de todo el país”.

“Seguiremos trabajando en estrecha colaboración con nuestros socios encargados de hacer cumplir la ley para erradicar las organizaciones criminales dondequiera que existan y romper los ciclos de violencia que perpetúan”, agregó Garland.

Los investigadores paulatinamente fueron descubriendo los crímenes cometidos por la MS-13 en Houston. Los siete asesinatos, señalan, fueron perpetrados “para mantener el control de la pandilla, tomar represalias contra pandillas rivales y buscar represalias contra quienes creía habían cooperado con las fuerzas del orden en contra la pandilla”.

Fundada en Los Ángeles, California, en la década de 1980, la MS-13 es una de las pandillas más violentas del mundo. El Departamento de Justicia la considera una de las principales amenazas para la seguridad de Estados Unidos. Mientras que en El Salvador la catalogan como una organización terrorista.

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