Trump desestabiliza Centroamérica

El presidente Donald Trump tiene el soberano derecho de suspender la asistencia económica a los países del cono norte de Centroamérica. Los 500 millones de dólares que el Capitolio ha destinado a la subregión el mandatario puede reorientarlos a sus prioridades nacionales, aunque no sin tropiezos políticos con los demócratas y republicanos sensatos.

Si la disposición de Trump es un castigo a estos gobiernos porque no han detenido las migraciones indocumentadas, lo más probable es que el tiro le saldrá por la culata. Las mediocres y corruptas administraciones de Centroamérica jamás van a contener a los migrantes. Las remesas son un maná para sus modelos económicos fracasados. Representan en promedio un 13% del PIB de los tres países (16% en El Salvador, 11% en Guatemala y 18% en Honduras).

Sin esos dineros las cuentas externas pierden balance, el statu quo monetario (en Guatemala) se rompería disparando el tipo de cambio, y la demanda agregada se desplomaría bruscamente como consecuencia del retorno a las condiciones de pobreza de alrededor del 25% de los 30 millones de habitantes que flotan gracias a las remesas de sus familiares. En una palabra, sin la liquidez y la capacidad de consumo y pequeñas inversiones a las que contribuyen decisivamente las remesas, la subregión se desestabiliza aún más.

Los gobiernos locales pueden lidiar con la bronca de Trump, pues la asistencia económica no les resulta indispensable. Es más, les tientan las manos (recordemos que son, sobre todo, codiciosos y corruptos) para lanzarse jugar con fuego en el incierto cuadrante geopolítico. Los chinos y los rusos están al acecho con tenedor y cuchillo afilado para servirse sin escrúpulos los recursos naturales de estos países y, como postre, sembrar sus bases en el patio trasero de Washington.

A la desestabilización económica (pues ni China ni Rusia tienen la voluntad ni la capacidad de compensar los desequilibrios macro ni microeconómicos), se agregaría una innecesaria perturbación internacional. Venezuela y Nicaragua están en ese revoltijo por la incompetencia económica de Maduro y su séquito, y la pérdida de subsidios venezolanos en el caso Ortega-Murillo. En los dos países las crisis económicas escalaron rápidamente a ingobernabilidad dada la vocación absolutista de sus gobernantes. (El Salvador, en cambio, bajo el FMLN supo ejercer su margen de autonomía externa siendo amigo de los bolivarianos sin enemistarse con Washington).

Al cabo, el castigo de Trump es contra los pueblos centroamericanos tantas veces sacrificados. Las migraciones son una travesía infernal y las poblaciones que no migran –aún– sobreviven en el abandono. El Estado, ausente, y las bandas criminales cada vez más presentes ofreciéndoles zanahoria o garrote. La suspensión de la asistencia militar de Washington sí fue un claro mensaje político para Jimmy Morales y su pandilla. Pero el corte de la ayuda económica importa solo a las comunidades que la reciben a través de USAID. Conozco un programa extraordinario (Comunidades Liderando su Desarrollo, CLD) que se ejecuta desde hace tres años en 200 comunidades de 30 municipios de Huehuetenango, Quetzaltenango, Quiché, San Marcos y Totonicapán. CLD deja en manos de los habitantes la arquitectura de su propio sueño guatemalteco. Ellos serían damnificados por Trump, y no los únicos.

Por cierto, Trump le dio su palmadita en la espalda a Jimmy Morales para que se desembarazara de la CICIG, facilitándole este año su imperturbable reinado de corrupción e impunidad. ¿No son acaso estas las raíces profundas de las migraciones? Quizá solo sus electores entienden a ese señor presidente.

*Exministro de Relaciones Exteriores de Guatemala.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.