Long Beach – El carismático senador de Vermont, Bernie Sanders, fue por mucho el candidato más ovacionado durante el foro de Univision con los aspirantes demócratas a la presidencia celebrado aquí en Long Beach, California, el pasado sábado.
La moderación es la clave para un triunfo demócrata
"La moderación como estrategia electoral será todavía más fundamental para el nominado demócrata si tenemos en cuenta que también deberá sortear las trampas electorales que los republicanos han ido tendiendo con astucia".


Y en las calles de esta hermosa ciudad balneario ninguno de sus rivales contó con seguidores tan entusiastas. Pero están surgiendo indicios de que, en gran parte del país, la contienda entre los demócratas está girando de forma significativa hacia el centro.
Puede que ese giro no sea definitivo, teniendo en cuenta que aún faltan más de 70 días para los “caucus” o asambleas electorales de Iowa y meses de campaña antes de la elección presidencial. Pero es consecuente con la tendencia histórica de los electores estadounidenses a conducir la política hacia el centro.
Con propuestas como “Medicare para todos”, asistencia gratuita a la universidad pública, anulación de la deuda estudiantil y abolición de agencias policiales como ICE y la patrulla fronteriza, algunos precandidatos demócratas habían encandilado a muchos votantes de su partido, especialmente a los jóvenes.
Propuestas así catapultaron a Sanders y a la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, a los primeros lugares en las encuestas nacionales. Entonces surgió el poderoso interrogante de si un demócrata que haga campaña con criterios que muchos consideran radicales podría ganarle al presidente Trump en noviembre de 2020.
Durante el foro, Jorge Ramos le preguntó a Sanders si él y algunos de sus correligionarios habían desplazado al Partido Demócrata demasiado a la izquierda. El senador le contestó que “las acciones de las que hablamos las respalda la gran mayoría del pueblo estadounidense”. Y acto seguido puntualizó: “uno le pregunta a la gente ‘¿cree usted que las universidades públicas deberían dar matricula gratis, que debemos cancelar toda la deuda estudiantil en este país aplicándole un impuesto a Wall Street?’ y la respuesta que se está recibiendo aquí (en el foro) es la misma que recibimos en todo el país”.
No dudo que esa sea, en efecto, la experiencia de Sanders entre sus fieles seguidores. Sin embargo, su rival moderado, Joe Biden, es hoy el amplio favorito para ganar las importantes primarias de Carolina del Sur y se mantiene fuerte en todos los sondeos nacionales; el igualmente moderado alcalde de South Bend, Indiana, Pete Bottigieg, se ha convertido de la noche a la mañana en el favorito para imponerse en las asambleas electorales demócratas en Iowa; y demócratas centristas, conservadores casi, acaban de ganar las elecciones a la gobernación en Kentucky y Luisiana, dos estados que conquisto cómodamente Trump en 2016.
Al ver estos resultados, el expresidente Barack Obama salió de su duermevela electoral la semana pasada para decir que “los votantes, incluyendo los demócratas, no están motivados por los mismos criterios que se reflejan en ciertas cadenas de Twitter con tendencias izquierdistas o por el ala activista de nuestro partido”. Luego advirtió de forma ominosa que “el deber de un candidato sea quien sea el escogido, es lograr que lo elijan”.
Suele decirse que, en última instancia, el candidato más elegible es el que sobrevive las primarias y se corona vencedor. Pero ese lugar común no repara en que a menudo los apasionados electores partidistas escogen en las primarias a candidatos divisivos que después son incapaces de formar la coalición de fuerzas que necesitan para triunfar en la elección general. Hillary Clinton, por ejemplo, no entusiasmó a suficientes votantes blancos no hispanos en 2016 para conquistar estados indecisos como la Florida, Ohio y Wisconsin.
Con su retórica y sus políticas nativistas y excluyentes, Trump ha creado un auténtico culto a su personalidad entre sus seguidores que lo convierten en un candidato difícil de superar. Es natural que algunos de sus rivales demócratas pretendan denunciar y repudiar ese culto mediante propuestas ambiciosas que buscan corregir las imperfecciones y debilidades de nuestra democracia.
Pero, desde un punto de vista estratégico, la clave para vencer a Trump en noviembre de 2020 radica en la moderación del discurso y las ofertas de gobierno, las cuales idealmente deberían ceñirse a lo que es realizable.
La moderación como estrategia electoral será todavía más fundamental para el nominado demócrata si tenemos en cuenta que también deberá sortear las trampas electorales que los republicanos han ido tendiendo con astucia.
Esas trampas abarcan desde leyes para suprimir votantes en los estados que controlan, como Texas, la Florida y otros hasta la configuración marrullera de distritos electorales y la renuencia a adoptar medidas que impidan los ataques a nuestro sistema electoral por parte de enemigos foráneos de nuestra democracia que apuestan por Trump.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.








