Apertura y democracia contra el aislacionismo
MIAMI, Florida.- Vivimos en el mundo más próspero conocido jamás. La globalización y la revolución tecnológica en la que estamos inmersos crean oportunidades inimaginables hace pocos años. Nunca antes ha sido más fácil el acceso a la educación, la tecnología, el agua potable, la atención sanitaria básica, la información, el crédito o la propiedad. Nunca antes ha sido más fácil viajar para conocer diferentes realidades. Eso no quiere decir que esté todo hecho, pero es necesario recordar que gracias a las políticas adecuadas, cientos de millones de personas han salido de la pobreza para incorporarse a las clases medias del mundo desarrollado. La democracia y el Estado de Derecho están en el origen y son la explicación a ese desarrollo en países de los cinco continentes.
Permítanme mencionar el caso de España. El éxito de nuestro país en los años que fui presidente del Gobierno no habría sido posible sin tres elementos. El primero, promover las reformas necesarias para una España más moderna con unas instituciones democráticas y una sociedad civil más fuertes. Además, fuimos capaces de aprovechar el potencial de la globalización, entendida como apertura al mundo, apuesta de nuestras empresas por América Latina e incorporación a la Unión Europea. Finalmente incorporamos exitosamente a nuestra sociedad a millones de ciudadanos extranjeros que contribuyeron de manera definitiva al periodo más próspero de nuestra historia.
Necesitamos más reformas democráticas y apertura al mundo para hacer frente a los nuevos retos. Lamentablemente hay voces tanto en América como en Europa que están promoviendo el camino contrario. Vivimos el auge de un populismo que promueve regresar al aislacionismo, al nacionalismo y al proteccionismo; que cree en la política como un terreno embarrado en el que viejas corrientes políticas pueden crecer a expensas de la frustración de los ciudadanos; que promueve el odio y el enfrentamiento frente a la convivencia democrática.
En América Latina conviven ambos ejemplos. No es casualidad que los países más prósperos de la región sean aquellos que han optado por el fortalecimiento institucional, el Estado de derecho, el respeto a los derechos humanos, la separación de poderes y la apertura al mundo. En el lado contrario todos somos conscientes de las dramáticas consecuencias que para las personas han tenido populismos como el de Venezuela o dictaduras como la de Cuba. Estoy convencido de que el camino del progreso y el desarrollo es el que la historia nos ha enseñado en numerosas ocasiones. Con los liderazgos y las políticas adecuadas es posible conseguirlo; hagámoslo antes de que sea tarde.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.