Mujeres peruanas se tomaron las calles para exigir un alto a los feminicidios y a la violencia de género

Los casos de dos mujeres brutalmente golpeadas y cuyos agresores ni siquiera pisaron la cárcel llevaron a la movilización de la sociedad.

Miles de manifestantes en la movilización #NiUnaMenos en el centro de Lima.
Miles de manifestantes en la movilización #NiUnaMenos en el centro de Lima.
Imagen Cris Bouroncle/AFP/Getty Images


En un desafío para una sociedad altamente conservadora, decenas de miles de mujeres en Perú salieron a las calles este sábado para exigir que se detenga la violencia de género, así como los feminicidios.

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#NiUnaMenos es la campaña que busca detener las agresiones de que las mujeres son víctimas en el país, a la que se han sumado desde ciudadanas hasta funcionarias, incluyendo a la primera dama y, por supuesto, el presidente. La movilización fue convocada por grupos civiles a través de las redes sociales.

La marcha comenzó a las tres de la tarde locales desde el Campo Marte –rebautizado como Campo de Venus por los activistas--, pasando por el centro histórico de Lima para culminar en el Paseo de los Héroes Navales, donde se encuentra la sede del Poder Judicial.

Lima, sin embargo, no fue la única ciudad peruana con movilizaciones.

El mandatario Pedro Pablo Kuczynski manifestó a través de su cuenta de Twitter que “sin respeto no hay una sociedad que funcione. Rechazamos cualquier acto de desigualdad y violencia de género. #NiUnaMenos”, sumándose a la campaña. El texto estuvo acompañado de una foto con su esposa Nancy Lange y su hija Susan.

"Hoy en la marcha de las mujeres, donde estará mi esposa y yo participaré también en Lima, vamos a pedir que haya facilidades para las denuncias, porque el abuso contra la mujer florece en un ambiente donde no se puede denunciar", adelantó.

En otras ciudades del país, cientos de integrantes de colectivos civiles y sociales también marcharon por las calles principales portando pancartas y lanzando lemas en defensa de las mujeres y para exigir a las autoridades castigos más drásticos para los atacantes.

En Lima, participaron miles de hombres y mujeres de todas las edades, así como miembros de organizaciones civiles y sociales, organismos del Gobierno y representantes de partidos políticos.

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En el marco de esta masiva convocatoria, la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz ha contado públicamente que también ha sido víctima de abuso emocional, para llamar a otras mujeres en su situación a denunciar.

Por su parte, Ana María Romero, ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, indicó que esta marcha puede marcar el inicio de un camino que lleve a desterrar la violencia hacia la mujer.

"Esta marcha es una expresión, un grito de la sociedad que dice ya basta de violencia, no a la impunidad. Es el inicio de un camino importante que debemos recorrer hacia adelante y continuar con este compromiso", consideró.

Para resguardar de los integrantes de la marcha en Lima, la Policía Nacional del Perú dispuso la movilización de 2,500 agentes.

Dos detonantes

La violencia que sufrieron la bailarina Lady Guillén y Arlette Contreras fueron los detonantes para salir a las calles a pedir justicia. En el caso de Guillén, su pareja la golpeó hasta dejarla desfigurada, mientras que a Contreras un exnovio la dejó inconsciente a golpes. Ninguno de los dos pisó la cárcel, pues para la ley se trató de lesiones leves.

Guillén trabaja ahora para defender legalmente a las mujeres que pasan por situaciones similares a la suya, pues Contreras asegura que ambas fueron " doblemente víctimas, porque somos atacadas no sólo por nuestros agresores sino por la justicia".

Recientemente, el esposo y padre de los seis hijos de la peruana Shirley Pajuelo le lanzó un ladrillo al ojo, porque la comida que ella le sirvió era muy picante.

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Una sociedad altamente conservadora

Pero en la otra cara de la moneda se ubican voces como la del cardenal peruano Juan Luis Cipriani, que ha insinuado que la mujer “se coloca en un escaparate, provocando” que abusen de ella. Más tarde señaló que sus palabras fueron malinterpretadas.

El feminicidio en Perú puede alcanzar una pena de hasta 15 años de prisión. Sin embargo, los tribunales han mostrado incapacidad para aplicar la norma. Por ello, el Poder Judicial ha dispuesto la capacitación obligatoria para jueces desde una “perspectiva de género”.

Cifras de la Defensoría del Pueblo indican que en 2015 se registraron 95 feminicidios; en lo que va de este año se cuentan 54 consumados y 118 intentos.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2013 ubicaba a Perú en el tercer lugar del mundo con mujeres de entre 15 a 49 años víctimas de violencia sexual por parte de su pareja, apenas después de Etiopía y Bangladesh.