El supremacismo blanco está 'envalentonado' y genera más propaganda que nunca
El reporte anual de la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés), organización que investiga incidentes de odio en Estados Unidos, mostró el mayor registro hasta ahora de propaganda supremacista blanca durante 2019.
A pesar de que sus eventos y manifestaciones públicas disminuyeron con respecto a 2018, los supremacistas blancos han tenido un año de fortalecimiento, indica el estudio que muestra una tendencia en ascenso.
En 2019 los esfuerzos de propaganda de supremacía blanca (que incluye pegatinas, pancartas, carteles con mensajes racistas, antisemitas, anti-LGBTQ y otros) "muestran un aumento de incidentes" reportados de 2,713 casos, un promedio de más de siete incidentes por día, señala el infome.
En 2018 se registraron 1,214, más que duplicando la actividad en un año.
"Este es el mayor número de incidentes de propaganda que ADL haya registrado", indica el reporte de ADL.
"Defender a EEUU"
ADL destaca que la propaganda permite a los supremacistas blancos "maximizar la atención de los medios y online" y advierte que se disfraza de nacionalismo.
Este "aluvión de propaganda usa mayoritariamente lenguaje supremacista blanco velado con una inclinación patriótica", es un esfuerzo por normalizar el mensaje de los supremacistas, señala ADL.
Carla Hill, investigadora senior de ADL, explicó a Univision Noticias que hay varios ejemplos de propaganda, pero que frecuentemente suelen contener "mensajes y lenguaje que hablan de la necesidad de salvar o defender a Estados Unidos".
Exponencial aumento
Hill señaló que hay signos de que los supremacistas blancos se sienten "envalentonados", en parte por la retórica política incendiaria que se ha extendido en los últimos años en EEUU.
"Vemos estos esfuerzos de propaganda sin precedentes como una señal de que los supremacistas blancos se sienten envalentonados por el clima político actual", afirmó la experta al ser consultada por Univision Noticias.
Desde los tiempos de su campaña electoral en 2016, el candidato Donald Trump utilizaba un lenguaje excluyente que le dio réditos políticos entre grupos ultranacionalistas, supremacistas y antiinmigrantes, y aunque en varias ocasiones ha condenado el antisemitismo y la polarización, muchos expertos consideran que la retórica divisiva que sigue empleando estimula la promoción de este tipo de mensajes.
Muchas veces el lenguaje usado por el presidente Trump termina siendo reconvertido en mensajes de odio que luego se emplean en propaganda supremacista.
Hill señala que "ADL ha documentado frases con ecos que han sido utilizadas por Trump y otras figuras de alto perfil como 'America First' o 'Defiende nuestras fronteras', dos temas que frecuentemente toca el presidente en sus mensajes, sobre todo en sus eventos de campaña.
Tras la masacre en un Walmart de El Paso, Texas, el pasado mes de agosto, un incidente que la persona acusada de haberlo perpretado reconoció que estuvo dirigido contra los mexicanos, legisladores demócratas realizaron una audiencia pública en esa ciudad para debatir si puede existir una relación entre la retórica antiinmigrante y los incidentes de odio. Muchos participantes del evento aseguraron que hechos como este son producto del mensaje divisivo del presidente.
Los grupos más activos y en dónde operan
Según el informe de la Liga Antidifamación, decenas de grupos supremacistas distribuyeron su propaganda de forma muy activa el pasado año, pero tres de ellos son responsables de aproximadamente el 90% de esa actividad proselitista: el Frente Patriota, el Movimiento de Identidad Estadounidense y la Asociación del Patrimonio Europeo de Nueva Jersey
Esos tres son grupos que se crearon en los últimos tres años y nutridos por la creciente retórica racista que gana terreno en el país bajo la actual administración.
La mayor actividad de estos grupos se ha reportado en los estados de California, Texas, Nueva York, Massachusetts, Nueva Jersey, Ohio, Virginia, Kentucky, Washington y Florida.
Futuro desalentador
Para la experta de ADL el futuro se muestra más bien desalentador, pues en lo que va de este año ya se han documentado 385 incidentes de propaganda supremacista en el país.
En el período entre 2010 y 2014, entre el primer y segundo gobierno de Barack Obama, el número de grupos de odio había disminuido un 23%, pero a partir de 2014 comenzó una tendencia al aumento y ya bajo la presidencia de Trump no solo han seguido profilerando sino que se han fortalecido.
De acuerdo con el Southern Poverty Law Center (SPLC), un 'grupo de odio' es una organización que, "según sus declaraciones o principios oficiales, las declaraciones de sus líderes o sus actividades, tiene creencias o prácticas que atacan o difaman a toda una clase de personas, generalmente por sus características inmutables".
Al cierre de 2018, el SPLC contabilizó la existencia de 1,020 de estas organizaciones en todo el país. Además de los grupos de odio, el SPLC también rastrea otras organizaciones extremistas, como milicias y demás grupos antisistema, por lo general pertenecientes a la ultraderecha y que se dedican a promocionar teorías de la conspiración y mitos racistas.
El FBI define un crimen de odio como "una ofensa criminal contra una persona o propiedad, motivada totalmente o en parte por un prejuicio del atacante por motivos raciales, religiosos, de discapacidad, orientación sexual, étnicos, de género o de identidad de género".
Según las estadísticas de 2018 recopiladas por el FBI, ese año hubo 7,120 incidentes de odio, que involucran 8,496 delitos.
Crimen y discurso
Mientras los crímenes, una vez así clasificados, son perseguidos y juzgados, en cuanto a la propaganda de odio hay poco que hacer legalmente.
Crimen de odio y discurso de odio no son lo mismo y si bien en algunos países los mensajes de contenido racista son un delito, no es así en Estados Unidos. La Primera Enmienda de la Contitución protege casi cualquier tipo de mensajes en defensa de la libertad de expresión.
La manera de enfrentar este discurso parte de la educación, la información adecuada y la denuncia ante cuaquier posibilidad de que el mensaje cruce los límites de la amenaza, el acoso o la acción directa. Según Carla Hill, de ADL, es imprescindible poner en práctica nuestros conocimientos y vivencias para contrarrestar la fuerte propaganda que estos grupos promueven.
"Debemos utilizar colectivamente este conocimiento para hablar rápida y fuertemente en contra de la propaganda supremacista blanca, ya sea sutil, mezclada con patriotismo o descarada y si está en línea o enraizada en nuestras comunidades", añadió.