Al sacudón que significó para muchos el sorpresivo perdón que Joe Biden otorgó a su hijo Hunter, ahora se suman los reportes de que el presidente podría estar pensando en dar indultos amplios a funcionarios y aliados para ponerlos lejos del alcance de la venganza que prometió durante la campaña electoral Donald Trump.
Cómo el perdón presidencial de Biden podría frenar la prometida venganza de Trump contra sus "enemigos" políticos
Desde el Dr. Antonhy Faucci a la exrepresentante republicana Liz Cheney, pasado por el fiscal especial Jack Smith, hay una larga lista de personas que el futuro presidente considera "enemigos" o "traidores" de quienes ha dicho que deben ser enjuiciados.

Históricamente, los indultos presidenciales se otorgan a los acusados de delitos específicos, y generalmente a los que ya han sido condenados por un delito
Pero esta semana, la revista especializada Político publicó un artículo en el que se afirmaba que algunos asesores del presidente están analizando la posibilidad de otorgar esa protección, no solo a funcionarios, sino a personas que Trump y los suyos ofrecieron someter a la justicia de llegar a la presidencia.
De acuerdo con Político, esa conversación ha sido dirigida por el asesor legal de la Casa Blanca, Ed Siskel, junto con el jefe de gabinete, Jeff Zients.
Pero Biden no sería parte y los potenciales beneficiarios “no saben nada”.
Más tarde, la agencia de noticias AP informó, citando fuentes anónimas propias, que “Biden ha discutido el tema con algunos de sus principales asesores” aunque “no se ha tomado ninguna decisión (…) y es posible que Biden opte por no hacer nada en absoluto”.
Del autoperdón de Trump al indulto a Nixon
La pregunta que muchos se hacen es si es posible dar este tipo de indultos preventivos y la respuesta es sí, aunque son extremadamente raros y nunca tan amplios como los que se estarían considerando.
De hecho, discusiones similares se produjeron dentro de la Casa Blanca a finales de la primera presidencia de Trump, entre quienes temían que el presidente y sus colaboradores se vieran en problemas por la investigación por promover la infundada tesis del fraude electoral, intentar revertir el resultado de las elecciones y los eventos que condujeron al asalto al Capitolio.
Y aunque mucho se especuló sobre que Trump podría estar considerando autoperdonarse, algo que generó un debate político legal sobre la posibilidad de que eso pudiera hacerse, nunca se concretó ese indulto amplio.
El más famoso de ese tipo fue el que presidente Gerald Ford otorgó en 1974 a su predecesor, Richard Nixon, luego de que este se viera forzado a renunciar por su actuación durante el llamado caso Watergate, el espionaje de la sede del Partido Demócrata en Washington DC.
Al dejar la presidencia, muchos esperaban que Nixon fuera enjuiciado por encubrir (y posiblemente, haber ordenado) la operación en Watergate, algo que Ford consideró que dañaría “irreparablemente” la tranquilidad del país, golpeado por tres años de investigación periodística y ocho meses de un proceso de impeachment en el Congreso que concluyó con la renuncia del entonces presidente.
En consecuencia, Ford otorgó un “indulto completo, libre y absoluto” a Nixon por el tiempo que estuvo en la presidencia, desde 1969 hasta 1974.
Eso indignó a muchos en el momento, llevó al desplome de la popularidad de Ford y es considerado uno de los factores que frustró la reelección del presidente, quien en 1976 perdió ante el demócrata Jimmy Carter.
¿Quiénes podría quedar protegidos por un indulto preventivo de Biden?
Luego de que Biden indultara a su hijo Hunter por sus violaciones federales de armas e impuestos y cualquier posible delito federal cometido durante un período de 11 años, algunos se han aproximado a la Casa Blanca buscando algún tipo de protección contra la futura administración Trump, según dijo una fuente a AP.
Aunque no se sabe si alguno de ellos ha buscado esa protección, se especula que entre los beneficiados de un eventual perdón estarían Anthony Fauci, un paria para los conservadores enojados por los mandatos de mascarillas y las vacunas durante la pandemia del covid-19; el fiscal especial federal Jack Smith, que acusó al presidente por intentar subvertir las elecciones y su manejo de documentos clasificados encontrados en Mar-a-Lago, o la exrepresentante republicana Liz Cheney, quien votó contra Trump en el segundo impeachment por promover el asalto al Capitolio.
También podrían estar en la mira del futuro Departamento de Justicia los testigos en los juicios penales o civiles de Trump y funcionarios de la administración Biden que han provocado la ira del presidente entrante y sus aliados, como los fiscales de Nueva York y Georgia, que han promovido casos contra el expresidente.
Las amenazas de Trump de enjuiciar a sus “enemigos”
Las angustias de quienes temen ser objeto de persecución judicial en la nueva era Trump no salen de la nada.
El propio Trump ha hablado de "enemigos internos" y ha hecho circular publicaciones en las redes sociales que piden el encarcelamiento de Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, Mike Pence y los senadores Mitch McConnell y Chuck Schumer.
También promovió una publicación en las redes sociales que sugería que quería que tribunales militares procesaran a Liz Cheney por supuesta traición.
El clima lo complementa algunos nombramientos que el futuro presidente ha hecho para que lo acompañen en la Casa Blanca y en su gabinete, empezando por la propuesta de que el exrepresentante republicano Matt Gaetz fuera su fiscal general, aunque el mismo nominado se retiró en medio de la polémica por su falta de calificaciones para el cargo y sus propios problemas con la justicia.
Biden indultó a su hijo poco después de que Trump anunciara que Kash Patel era su candidato para ser director del FBI, alguien que ha nombrado docenas de funcionarios del actual gobierno a los que quería "perseguir".
Richard Painter, un crítico de Trump que trabajó como abogado principal de ética de la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush, dijo que apoyaba a regañadientes que Biden otorgara ese tipo de indultos amplios.
Painter considera que eso "limpiara la pizarra" para el presidente entrante y lo alentara a centrarse en gobernar, no en castigar a sus aliados políticos, aunque reconoció que "no es una situación ideal en absoluto”.
Si bien el poder de indulto del presidente es absoluto, si Biden da ese paso marcará una expansión significativa y algunos temen que pueda sentar las bases para un uso aún más drástico por parte de Trump al final de su segundo mandato.









