La Corte Suprema de Justicia ratifica el principio de “una persona un voto” en el diseño de distritos electorales

La decisión mantiene que los circuitos electorales deben tomar en cuenta a todos la población y no sólo a votantes, en lo que es un duro revés para grupos conservadores que procuran que indocumentados queden fuera del diseño de políticas públicas.

Con el fallo, se mantiene el principio de “una persona un voto”
Con el fallo, se mantiene el principio de “una persona un voto”
Imagen AP

Los distritos electorales en Estados Unidos deben diseñarse según la población total que viva en las circunscripciones y no en la población con edad de votar, determinó la Corte Suprema de Justicia en un fallo que va contra las aspiraciones de muchos conservadores.

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“Las decisiones pasadas de esta Corte refuerzan la conclusión de que estados y regiones deben cumplir con el principio de ‘una persona, un voto’ diseñando distritos con la población total”, escribió la magistrada Ruth Bader Ginsburg al argumentar la opinión adoptada por unanimidad de los ocho jueces del tribunal.

El caso, conocido como Evenwel vs. Abbott, presentado originalmente en una corte de Texas, era considerado uno de los más importantes en lo relativo a derechos políticos de cuantos ha considerado la Corte recientemente.

La demanda presentada por Sue Evenwell y Eduard Pfenninger, del Proyecto para la Justa Representación, aseguraba que los nuevos distritos electorales de Texas eran inconstitucionales porque no respetaban el principio de “una persona, un voto” y sostenían que el tamaño de las circunscripciones debía reflejar el número de adultos en edad de votar.

Todos los estados, con algunas pequeñas variaciones, usan el total de la población para definir sus distritos congresionales, lo que implica incluir a menores de edad e inmigrantes -legales o indocumentados- inhabilitados para votar.

Votos y servicios públicos

El problema con el diseño de distritos es que son la base para la definición de muchas políticas públicas, desde educación y salud hasta la creación de infraestructura y servicios públicos.

“Los no votantes tienen un papel importante en muchos debates sobre políticas. Niños, sus padres, incluso sus abuelos, por ejemplo, tienen interés en un sistema de educación pública fuerte”, escribió la jueza
Ginsburg.

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“Al asegurarnos de que cada representante está sujeto a las solicitudes y sugerencias del mismo número de ciudadanos, la distribución en proporción a la población total promueve una representación igualitaria y efectiva”.

Uno de los grupos que podría haber sufrido más las consecuencias de una decisión contraria son los indocumentados que habrían quedado como una verdadera población fantasma.

Al quedar fuera del conteo de residentes de una zona, las políticas públicas no tomarían en cuenta sus demandas de servicios, algo que al final repercutiría en todos los residentes de ese circuito que sufrirían una situación de insuficiencia de recursos.