Las investigaciones arrojan que el cantante fue notificado del robo de las cintas maestras en su estudio privado en El Paso, Texas, en junio de 1990, hecho que denunció una semana después. Según el informe, la producción de estas canciones tuvo un costo aproximado de dos millones de dólares y el responsable del hurto fue un productor enojado que después devolvió el material. El caso permaneció en secreto durante 32 años.
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