Si intentas poner el Pegman (ícono del ‘street view’) de Google Maps en La Habana, verás solo una escasa colección de fotos panorámicas tomadas en algunas intersecciones y plazas alrededor de la ciudad cubana, todas subidas por colaboradores. La compañía aún tiene que enviar su flotilla de coches de Street View a ese país, alguna vez aislado. Entre preocupaciones legales y de seguridad, Google aún no ha mencionado públicamente que tenga planes de hacerlo (la compañía no ha respondido a una solicitud de comentarios.)
Recorre las calles de La Habana Vieja en 3D
Al obtener más de 65,000 fotos de terceras fuentes, Mapillary y un equipo de cartógrafos cubano están creando las primeras "vistas de calle" de la ciudad capital.


Pero en lugar de esperar por Google, miembros de una comunidad local de mapas abiertos – Open Street Map– han estado colaborando con la compañía con sede en Suecia Mapillary para crear su propio mapa en 3D de La Habana Vieja. El esfuerzo comenzó en septiembre, cuando Claudio Cossio, director de crecimiento de usuarios para América Latina, voló a Cuba desde México para un maratónico mapeo de seis días. La docena de cartógrafos locales que participaron llevaron GoPros y sus propios teléfonos Android a las calles, mapeando la ciudad en coche, en bicicleta y, en aquellos lugares donde no se permiten vehículos, a pie.
Hasta la fecha, cuentan con más de 65,000 fotos a nivel de calle (y siguen aumentando) que cubren casi 200 millas cuadradas de la ciudad capital de Cuba. Han mapeado La Habana Vieja, así como partes del centro de la ciudad, las principales rutas de transporte público y la autopista principal que rodea La Habana. Las fotografías se almacenan en tarjetas SD y se envían por correo postal a México, donde Cossio las sube al servidor de la empresa.
Luego, el equipo de desarrolladores de Mapillary analiza y une las fotos. "En primer lugar, difuminamos los rostros y las matrículas de los autos, y entonces comenzamos la verdadera extracción de información", dice el gerente general de la compañía, Jan Erik Solem, desde la conferencia CityLab 2016 en Miami donde exhibió la tecnología. "La primera [extracción] es el reconocimiento de las señales de tránsito para [hacer] la reconstrucción en 3D. Sobre la base de las cosas que detectamos, realmente podemos colocar estos objetos en el mapa con las coordenadas 3D reales". El algoritmo también puede detectar qué objetos en las fotos son calles o aceras.
El resultado hasta el momento tiene un aspecto similar a Google Street View, con flechas que nos guían en un paseo virtual por las calles:
Según Cossio, los mapas de La Habana no han sido actualizados desde el inicio de la revolución cubana. Incluso Google sólo puede proporcionar un mapa satelital de la ciudad, con escasa información sobre lo que se encuentra en cada calle. Ése es un problema no sólo para los viajeros, sino para los residentes locales. "Las referencias y el uso de todos los edificios no han sido actualizados desde 1955", dice. "Así que les falta toda esta información que es fundamental para cualquiera de sus ciudadanos.
Es un proyecto adecuado para Mapillary, uno de los muchos nuevos competidores de Google en el mercado de la cartografía digital. La compañía aspira a convertirse en una alternativa a Google Street View, llegando a zonas que el gigante tecnológico aún no explora. Sin embargo, en lugar de enviar una elegante flotilla de coches mejorados o trabajar directamente con las agencias del gobierno, Mapillary construye sus mapas mediante fotos de terceras fuentes de las comunidades locales de cartógrafos. En la mayoría de los casos, la empresa toma un enfoque "ascendente", dice Solem.
Él y Cossio imaginan que el producto final de este proyecto se integre en aplicaciones útiles que ayudarán a los residentes locales a buscar información de transporte público o ayudarán a dirigir los esfuerzos de los trabajadores humanitarios hacia las zonas que más lo necesitan. Pronto, dice Solem, la tecnología también podría ayudar a los gobiernos locales a detectar automáticamente los baches y otras áreas que necesitan reparaciones. "Somos una fuente de imágenes y datos", añade. "Lo que hacen con todo eso realmente depende de ellos".
Los cartógrafos aún están recopilando fotografías de La Habana. Pero, además, Mapillary está comenzando a mapear la Isla de la Juventud, al sur de la ciudad, así como un sitio arqueológico submarino cercano.
El proyecto surge en un momento en que el gobierno cubano enfrenta una creciente presión para ampliar el acceso a Internet en el que es uno de los países menos conectados del mundo. El gobierno ha instalado ci entos de puntos de acceso WiFi públicos en toda la isla desde 2015, pero sólo de un 5% a un 26% de los hogares tienen acceso a Internet actualmente (y es costoso y estrictamente censurado). De los aproximadamente 2 millones de personas que poseen teléfonos móviles, muy pocos tienen planes de datos.
Y, a pesar de una creciente comunidad tecnológica y empresarial, las autoridades aún no ven con buenos ojos la idea del crowdsourcing y los datos abiertos. Ambos siguen siendo zonas legales grises. Por ejemplo, mientras fotografían las calles, los cartógrafos locales intentan mantener un perfil bajo, manteniendo las cámaras dentro de los automóviles y asegurándose de no entrar en ninguna de las áreas restringidas.
"Las cosas están cambiando, pero al mismo tiempo hay mucho nerviosismo y cautela" por parte del gobierno, comenta Ted Henken, profesor del Baruch College en Nueva York, quien ha estudiado el Internet y el espíritu empresarial en Cuba. Los proyectos que no se realizan en colaboración con las autoridades pueden ser vistos con recelo. Y el tema de los mapas es especialmente sensible porque se considera un asunto de seguridad nacional.
"En lo que se refiere a la tecnología, la gente no está esperando", añade. "Están haciendo cosas que no piensan que sean amenazantes, o siquiera políticas, pero están teniendo mucho cuidado". La regla general: se pueden empujar los límites, pero sin sobresalir demasiado.
Para los cartógrafos locales cubanos, documentar su ciudad vale la pena el riesgo. "Uno de sus [objetivos principales] era mapear al menos de un 80% a un 90% de La Habana Vieja", dice Cossio. "Ellos están interesados en la historia, y dejar una huella de cómo era y cómo está cambiando actualmente—lo que nadie está registrando".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









