¿Por qué la escuela empieza tan temprano? La culpa la tiene la expansión suburbana

Durante la década de los setenta las escuelas decidieron cambiar sus horarios, respondiendo a los costos de transporte.

Imagen Dreamstime

Cuando Ameen Al-Dalli estaba en segundo año de la secundaria en 2014, cada día de la semana antes del amanecer caminaba las tranquilas y arboladas calles de Fairfax, Virginia, hasta la parada del autobús escolar. El autobús pasaba temprano. La escuela pública de Ameen, a unos cinco kilómetros de distancia, comenzaba las clases a las 7:20 am. "Tengo mucho sueño y ganas de regresar a la casa", les dijo a los cineastas de National Geographic mientras caminaba en la oscuridad.

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Éste no siempre fue el caso para los estudiantes de secundaria. Hace unas pocas generaciones, el timbre de entrada a clases sonaba alrededor de las 9 am para la mayoría de los niños estadounidenses. Pero, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), al menos un 75% de las escuelas encuestadas en más de 40 estados para un informe de 2015 comenzaban antes de las 8:30 am, y muchas de ellas a las 7 am.

¿Qué sucedió? Muchas cosas, incluyendo la suburbanización, la crisis energética y un gran cambio cultural en torno a las normas de seguridad infantil. Pero la hora temprana de entrada a clases para las escuelas estadounidenses ha sido impuesta por las necesidades de transporte: llevar los niños a la escuela se ha vuelto mucho más complicado en la era de la expansión urbana.

En los años sesenta y setenta, cuando los desarrolladores comenzaron a construir viviendas en la periferia de los centros urbanos, a menudo no consideraban la importancia de la ubicación centralizada de las escuelas. En cambio, las escuelas a menudo se construían en terrenos aún más periféricos (y baratos), y la falta de infraestructura peatonal hizo que caminar fuera difícil y peligroso. Los cambios culturales también influyeron: éste fue el momento en que los padres comenzaron a tener más miedo de que un extraño les hiciera daño a sus hijos en el camino hacia la escuela e ir a pie a la escuela se volvió menos frecuente. Por ejemplo, en 1969, casi la mitad de los niños de 5 a 14 años de edad normalmente caminaban o iban en bicicleta a la escuela. En 2009, ese porcentaje había descendido a un 13%. Estos cambios en el entorno construido y las normas culturales crearon la necesidad de más transporte en autobuses.

Bus escolar
Bus escolar
Imagen stu99/iStock


Pero cuando comenzó la crisis energética en 1973, las escuelas suburbanas tuvieron que reducir los gastos de transporte. Distintas flotillas de autobuses generalmente atendían a diferentes edades para que los estudiantes de primaria y secundaria llegaran a las escuelas al mismo tiempo. Su solución: un sistema de dos o tres niveles que escalonara las horas de entrada a la escuela, de modo que la misma flotilla de autobuses pudiera prestarle servicio a toda la población estudiantil. Generalmente, los estudiantes de secundaria eran recogidos y llevados a las escuelas antes que los demás —nadie quería que los alumnos de primer grado se reunieran en la oscuridad antes del amanecer— y luego se recogía a los estudiantes de primaria. El resultado fue que los estudiantes mayores comenzaban las clases más temprano. Las escuelas públicas urbanas a menudo imitaron esta práctica, incluso aunque no tuvieran las mismas necesidades de transporte en autobuses, a fin de que padres e hijos en la misma región siguieran el mismo horario.

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"Esto fue fantástico desde el punto de vista de los costos", afirma Terra Ziporyn Snider, cofundadora y directora de la organización sin fines de lucro Start School Later (Empezar la Escuela Más Tarde), que ha estado activo en un creciente movimiento nacional para, por supuesto, empezar la escuela más tarde. "Durante esos mismos años, la investigación sobre el sueño comenzó a mostrar que los adolescentes necesitan dormir más, y hasta más tarde que los adultos. Sin embargo, los calendarios ya se habían cambiado, y los municipios se mostraron reacios a cambiarlos de nuevo".

Esa investigación, que recientemente llevó tanto a los CDC como a la Academia Americana de Pediatría a instar a retrasar las horas de inicio de clases en las escuelas estadounidenses, muestra que los adolescentes necesitan al menos nueve horas de sueño cada noche y que, durante la pubertad, el cuerpo comienza a producir la hormona melatonina, inductora del sueño, a las 11 pm: dos horas después que los cuerpos de los adultos. Y los adolescentes siguen produciendo la hormona hasta alrededor de las 8 am. Con todo esto en cuenta, quizás no sea de sorprenderse que casi todos los adolescentes estadounidenses no consiguen dormir las nueve horas de descanso nocturno.

Las consecuencias de la privación crónica de sueño no se limitan a sus puntuaciones en cálculo avanzado: los estudios indican que esto contribuye a altas tasas de accidentes automovilísticos, actividades delictivas, consumo de alcohol y trastornos del estado de ánimo.

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Ziporyn Snider señala que los más vulnerables ante las horas tempranas de inicio de clases son los niños económicamente desfavorecidos. "Estos niños no tienen suficientes mecanismos de compensación", dice ella. "Por ejemplo, si se quedan dormidos y pierden el autobús, sus padres tienen menos probabilidades de tener un coche. Así que no van a la escuela". Y en general, la salud física y mental de los niños sufre cuando son privados de sueño. "Un gran número de estudiantes usa estimulantes", dice ella. "Tienen trastornos alimentarios, depresión, ansiedad".

El problema de la hora de inicio ha inspirado intensos debates entre los padres en los distritos escolares de todo el país. Aunque las municipalidades a menudo se muestran reacias a perturbar los horarios y retrasar las horas de inicio de sus escuelas, algunas lo han hecho a instancias de los padres o de las organizaciones de defensa como Start School Later. Por ejemplo, la escuela de Ameen Al-Dalli cambió su hora de inicio a las 8:00 am. "Hemos encontrado que una vez que las comunidades abordan este problema como un imperativo de salud no negociable, logran avances", dice Ziporyn Snider.

No todos los padres están de acuerdo: en el Condado de Montgomery, Maryland, el cual retrasó sus horas de inicio de clases en 2015, muchos se han opuesto a los días más largos para los jóvenes estudiantes de la escuela primaria, algunos de los cuales no comienzan las clases hasta las 9:25 am. Otros notan disminución de la participación de los niños mayores en actividades extraescolares o deportivas. Sin embargo, investigaciones recientes han mostrado ventajas académicas: las escuelas que retrasaron sus horas de inicio de clases hasta las 8:30 am o más tarde durante las dos últimas décadas están disfrutando de mejor asistencia y mayores tasas de graduación.

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Y un documento de 2011 del Proyecto Hamilton de la Institución Brookings planteó que los beneficios económicos globales de retrasar las horas de entrada a las escuelas en una hora para los grados de secundaria y superiores arrojaban unos 17,500 dólares adicionales en ingresos de por vida por estudiante, debido al mejor rendimiento académico.

Pero retrasar las horas de inicio de clases también puede elevar los costos: ese mismo documento de Brookings calcula un costo de hasta 1,950 dólares por estudiante por esa hora extra de sueño. Y la logística involucrada en transportar a los estudiantes suburbanos alejados hacia las escuelas a tiempo puede ser diabólicamente compleja: en el condado suburbano de Howard, Maryland, por ejemplo, un par de investigadores de la Universidad de Maryland desarrolló un algoritmo informático para optimizar las horas escalonadas de inicio de clases de estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato en el sistema de escuelas públicas del condado. Para una máxima eficacia, los investigadores descubrieron que la secundaria necesita comenzar las clases a las 7:25 am (el distrito está ahora considerando una serie de posibles cambios de las horas de inicio de clases).

Una solución a más largo plazo, económica y de bajo consumo podría implicar la eliminación de los autobuses y hacer las vías hacia las escuelas comunitarias suburbanas más transitables, con más semáforos y pasos peatonales para que los niños puedan caminar de forma segura a las escuelas ( este suburbio del anillo interior de Cleveland, por ejemplo, ha solucionado el problema de ir a pie a la escuela—ni siquiera utiliza autobuses—aunque no todos los lugares tienen la ventaja de su densidad).

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Las medidas provenientes de instancias superiores también están teniendo éxito. En los últimos tres años, Maryland y Nueva Jersey han aprobado proyectos de ley que ya sea ordenan investigaciones sobre las horas de inicio de clases o incentivan a las escuelas a empezar más tarde. El mes pasado, el senador del estado de California Anthony Portantino presentó un proyecto de ley que exigiría que las escuelas secundarias del estado no comenzaran las clases antes de las 8:30 am. Y la congresista de California Zoe Lofgren ha presentado proyectos de ley federal que intentan retrasar aún más las horas de inicio de clases. Su último proyecto de ley solicita un estudio para analizar la relación entre las horas de inicio de clases y la salud, el bienestar y el rendimiento de los adolescentes.

"La gente siente que el cambio está llegando", dice Ziporyn Snider, quien confía en que los niños estadounidenses, tanto en las ciudades como en los suburbios, pronto podrán dormir al menos un rato más. "Aunque probablemente variará de un estado a otro y de un lugar a otro, el inicio de clases a horas menos tempranas de la mañana volverá a ser la norma nuevamente".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.