La propuesta para eliminar el tráfico: autos sin conductor circulando bajo tierra

Este radical proyecto para resolver la congestión vial tiene enormes obstáculos de infraestructura y de tecnología

Representación artística de las "pilas de coche", donde se clasificarían y almacenarían los vehículos no utilizados.
Representación artística de las "pilas de coche", donde se clasificarían y almacenarían los vehículos no utilizados.
Imagen PLP Architecture

En la misma semana en la que he escrito acerca de varias ideas prometedoras para el futuro del transporte y una que está condenada al fracaso, otra propuesta ha estado acaparando titulares por su audacia. Bautizada como CarTube, contempla una red de tubos subterráneos que llevaría los automóviles autónomos a sus destinos, dejando libre la superficie de las calles para peatones, ciclistas, y probablemente alguno de esos coches antiguos conducido por un miserable humano.

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Es una idea audaz, más notable por su desesperación en querer solucionar la congestión vial que por sus posibilidades reales. Pero un problema tan monumental exige soñar en grande, incluso aunque sea demasiado grande.

En este caso, PLP Architecture en Londres se ocupó de soñar, armando este concepto destinado a ciudades congestionadas como Londres, Beijing y Nueva York. Sólo los coches sin conductor completamente eléctricos funcionarían en estos túneles, después de haber accedido mediante las vías existentes en la superficie. Adoptaría la tecnología inteligente, con una aplicación para pedir los coches, que estarían conectados, como vagones de un tren y conducirían a los pasajeros hacia sus destinos haciendo uso de la inteligencia artificial. Estarían automáticamente separados a tan sólo seis o siete pies de distancia para obtener la máxima eficiencia. Cuando el pasajero se baje en una estación subterránea, el coche quedaría almacenado en una ‘pila’.

"Una vez que los automóviles sean inteligentes por sí mismos, entonces se podrá negociar con otros coches sobre cómo llegar a un destino de la manera más eficiente posible", dice Lars Hesselgren, el diseñador principal de CarTube. La idea es, en cierto sentido, su respuesta al fuerte empuje hacia el transporte multimodal.

En las simulaciones se ve genial, en todo caso:

Video En video: autos sin conductor circulando bajo tierra, una propuesta para eliminar el tráfico

Sin embargo, para los planificadores urbanos la viabilidad de la idea y el enfoque en los coches puede parecer tan problemático como el fatídico autobús elevado de China.

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"Soluciones tecnológicas como ésta, por muy bien intencionadas que sean, adoptan el paradigma tradicional de enfocarse en el movimiento, no en la gente", dijo Robert Cervero, profesor de planificación urbana recientemente jubilado de la Universidad de California, Berkeley, a CityLab en un correo electrónico. "Se corre el riesgo de exacerbar los problemas cada vez más acuciantes de la última mitad del siglo atribuidos a estilos de vida dependientes del automóvil, [como] la expansión urbana, la ingeniería de caminar y el contacto cara a cara de la vida cotidiana".

Por no mencionar el problema de encontrar el espacio para estos tubos en medio de los ductos subterráneos y túneles de metro existentes y costearlos. El precio de todo eso, dice, se emplearía mejor en la creación de transporte público de ‘clase mundial’.

Aún así, no es una idea para desechar por completo. La idea de "agrupar" vehículos autónomos en aras de la eficiencia ha existido durante casi 20 años y las pruebas en carretera han demostrado que este tipo de viajes en automóvil controlado por computadora en lugares estrechos ya es posible en las vías existentes. Eso ayuda a explicar la razón por la que la empresa ya está buscando posibles colaboradores como Google, y despertó el interés en una reciente conferencia de movilidad urbana co-organizada por Bloomberg.

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Alexandre Bayen, el director de estudios de transporte de Berkeley e investigador de vehículos autónomos, piensa que la idea tiene cierto sentido, estrictamente desde el punto de vista tecnológico. "Básicamente, soslaya la mayor dificultad de los coches sin conductor", dice. "¿Cómo se puede hacer que los vehículos tripulados interactúen con los vehículos no tripulados?". Así es, tenemos la llegada del aprendizaje automático, pero entonces existe el riesgo de que los peatones adopten conductas peligrosas de cruzar la calle imprudentemente cuando se den cuenta de que los coches automatizados siempre se detendrán para dejarlos pasar.

Suponiendo que existan la infraestructura y la tecnología, Hesselgren propone que los coches con y sin conductor simplemente sean separados en redes distintas. No es una idea totalmente infundada; tecnología similar ya fue probada en 1997, cuando un pelotón de vehículos automatizados condujo por un carril separado junto a una autopista en San Diego. Y una propuesta para un carril exclusivo para los coches sin conductor a lo largo de la carretera entre Vancouver y Seattle fue introducida recientemente. Bayen agrega que, si se hace bien, la comodidad del viaje compartido y la posibilidad de que los autobuses eléctricos también utilicen estos túneles bien podría desalentar la propiedad privada de coches.

Pero debemos dejar algo en claro: la idea tendría que recibir el visto bueno primero. Hesselgren tiene la intención de que tal sistema se implemente gradualmente durante un período de 30 ó 40 años en pequeños segmentos (en lugar de hacer excavaciones en toda una ciudad a la vez). Sin embargo, con recursos limitados y un breve lapso de tiempo de apenas cuatro años para que las ciudades limiten drásticamente las emisiones de carbono para tener posibilidades de reducir el aumento de la temperatura mundial, es poco probable que esto sea una prioridad para los alcaldes.

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Hesselgren reconoce los obstáculos, pero dice que CarTube es una propuesta de investigación para el futuro lejano. Quiere saber qué partes podrían funcionar y lo que legítimamente debe ser escudriñado. "Es un reto para que la gente piense", dice, "no sólo que reaccione".

Mira más imágenes del proyecto en esta galería:

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.