Mientras Copenhague continúa a la altura de su reputación europea como la ciudad por antonomasia para hacer ciclismo, Berlín está a la zaga, con todo y los niveles de congestión de la autobahn (autopista en alemán).
La ‘autopista para bicicletas’ que planea Berlín
La Radbahn, una ruta protegida de 5 millas y media bajo una vía elevada del metro berlinés, conectaría el este y el oeste de la capital alemana.


Pero se vislumbra una solución que podría ayudar a reposicionar a la ciudad alemana: la Radbahn, 5 millas y media de camino protegido para bicicletas que, pasando por debajo de un puente al nivel de la calle, conectaría el este y el oeste de Berlín.
La idea fue concebida por el empresario finés y ciclista Martti Mela, quien ansía ver el inicio de su construcción para 2018. El proyecto fue recientemente distinguido con el Premio Federal al Eco-diseño, otorgado por el Ministerio Alemán para el Medio Ambiente, y la primera parte de su estudio de viabilidad será de conocimiento público el 30 de julio.
“El ciclismo es una de las esencias de la cultura, pero hay mucho todavía por hacer”, sostiene Mela. “Nuestra infraestructura, por ejemplo, necesita mejorar”.
Radbahn
El nuevo carril comenzará en la estación de metro Zoologischer Garten, en Charlottenburg y serpenteará a través de los distritos de Schöneberg y Kreuzberg, antes de acabar en el puente de la Warschauer Strasse, en Friedrichshain. A lo largo de la ruta, habrá paradas para merendar, reparar la bici y descansar. Si bien el camino ya se conoce como “una porción de Copenhague en Berlín”, este probará que la capital alemana puede valerse por sí misma en tanto una ciudad nada hostil a las bicicletas.
“La urbe necesita hacer ver, como algo incómodo, un viaje en auto, de modo que la gente tome el transporte público o la bicicleta”, añade Mela. “Nada va a suceder realmente si dejamos que la bici sea algo secundario; esta tiene que ser la prioridad número uno y solo a expensas de la propiedad de un auto”.
La idea surgió en 2014, cuando Mela iba en bicicleta al trabajo y vio un sendero recto bajo la línea del metro U1 reservado para autos estacionados. “Yo me movía por esa zona y me percaté de que era lo bastante ancha”, dice. “Me preguntaba, ‘¿por qué esto no se habrá pensado antes?’”.
Entonces Mela se lo comentó a un amigo, Matthias Heskamp, arquitecto de la oficina de David Chipperfield en Berlín. Él se entusiasmó con la idea e invitó a otros tres arquitectos al proyecto, quienes la desarrollaron aún más.
Financiarlo no es nada del otro mundo, considerando que cerca de un 80% del trabajo ya está hecho, pues el camino está asfaltado en su mayor parte. “Algunas zonas necesitan ser repavimentadas pero la infraestructura, la base, ya está echada. Restan solo modificaciones menores para materializar el camino”, apunta Mela.
Radbahn
En ese sentido, algunas partes que disponen de escaleras podrían convertirse en rampas; otras necesitarían trabajos más serios, como el rediseño de las sendas para autos y la construcción de un puente sobre el canal Landwehr.
Entretanto, lo que suceda con los espacios de parqueo a lo largo de la ruta es responsabilidad de la ciudad. Sin embargo, el Senado de Berlín ha acogido favorablemente la Radbahn y está en el proceso de conceder financiamiento al proyecto. Lo mismo ocurre con la Stammbahn (otra vía para bicicletas que unirá Berlín y la ciudad vecina de Potsdam). Durante los próximos dos años, se destinará 400,000 euros (442,000 dólares) para estudios de factibilidad de ambos proyectos.
Pero como el equipo de Radbahn no ha visto aún dinero alguno del gobierno, ellos mismos han iniciado el estudio por su cuenta. Perttu Ratilainen, quien trabaja en la estrategia de Radbahn, sostiene que ellos esperan establecerse como una asociación sin fines de lucro para así financiar este y futuros proyectos.
Lo que se espera es que la construcción pueda arrancar en 2018, aunque nadie en el grupo luce demasiado optimista. “Sabemos cuán rápido pasa todo en Berlín”, deja caer Mela en tono de broma, haciendo referencia a la construcción que parece no va a terminar en el Aeropuerto Brandenburgo de Berlín. “No me sorprendería si se retrasara”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









