El gran salto al microtransporte de una localidad texana que había evitado los autobuses

Arlington era la ciudad más grande de EEUU sin autobuses. Ahora tendrá un sistema de vehículos que funcionarán vía app.

Los vehículos en Arlington podrán ser solicitados a través de tu teléfono móvil.
Los vehículos en Arlington podrán ser solicitados a través de tu teléfono móvil.
Imagen ABykov/iStock

Ubicada entre Fort Worth y Dallas, la ciudad texana de Arlington parecería un candidato obvio para trenes de pasajeros o autobuses rápidos. Sin embargo, desde 1979 los votantes de la ciudad han rechazado la creación de bonos para financiar al transporte público. En cambio, prefirieron financiar renovaciones de estadios deportivos. De hecho, hasta hace unos cuantos años, Arlington era la ciudad más grande del país sin ningún tipo de transporte público.

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Y ahora será la primera en andar sólo a base del microtransporte, es decir, un sistema de vehículos con rutas flexibles basadas en la demanda de los usuarios. A principios de este mes, Arlington anunció una asociación con Via, un startup con sede en Nueva York que ofrece viajes en pequeños autobuses por demanda. Pronto sus vehículos sustituirán al Max, la línea de autobús de ruta fija que desde 2013 ha corrido entre la Universidad de Texas en Arlington y una estación de trenes que queda cerca del aeropuerto Dallas-Fort Worth. En cuanto expire el contrato de Max en diciembre, los pasajeros podrán pedir recogidas seguras en unos autobuses Mercedes de seis sillas que llegarán de esquinas cercanas. Sólo tienen que usar la app de Via o marcar a un centro de llamadas y pagar una cuota de tres dólares.


La meta principal de la ciudad es proveer un servicio más amplio por menos dinero. Dado que el área de servicio del Max ha sido tan restringida y prácticamente no ofrece conexiones dentro de la ciudad, sólo ha dado entre 250 y 300 viajes al día, el equivalente a cinco autobuses llenos aproximadamente. Al repasar las opciones para renovar el servicio, el comité asesor sobre el transporte de la ciudad quedó intrigado por lo que ofrecía el microtransporte de servicio flexible y ‘del tamaño adecuado’.

“No sólo cubrirá el área que ya estamos atendiendo, sino que Via también transportará a la gente a lugares adonde el Max no podía acercarse debido a sus limitaciones”, dijo Alicia Winkelblech, director asistente de planificación estratégica para la ciudad de Arlington.

Aparte de sacar a los viajeros de autos privados, Via quizás ayude a revelar respuestas a preguntas que están desconcertando a las agencias de transporte público a lo largo del país.


El área de cobertura de Via empezará en el centro de la ciudad y se irá expandiendo en fases para cubrir grandes secciones de Arlington, entre ellas distritos de entretenimiento, centros para el cuidado de la salud y la estación de tren cerca del aeropuerto. Las autoridades de la ciudad dicen que las horas de servicio cambiarán basado en la demanda de los pasajeros a lo largo del programa piloto, el cual podrá renovarse (o no) después de un año.

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Todavía no se están establecido metas en cuanto a la cantidad de pasajeros, dado que las circunstancias de Arlington no ofrecen un punto de referencia comparativo: ninguna otra ciudad ha puesto a prueba servicio que sea exclusivamente de microtransporte. El criterio principal para evaluar el éxito será si Via reduce los viajes en autos realizados por una sola persona. La ciudad planea medir estos viajes utilizando en datos recopilados y compartidos por Via. Winkelback se siente particularmente optimista en cuanto a la capacidad de Via de incursionar exitosamente en el mercado para viajes privados o en grupos mediante Uber y Lyft. “Un viaje que podría costar 12 dólares con un servicio de pedir una recogida ahora costará 3 dólares”, dijo. “Anticipamos que habrá bastante interés en esto”.

Via se inauguró en 2013 y opera sus propios vehículos en la Ciudad de Nueva York, Chicago y Washington DC. Según su sitio web, proporciona 1.5 millones de viajes al mes. La compañía ha autorizado el uso de su software a otras agencias públicas en busca de alternativas a las rutas de autobuses con un pobre desempeño: Austin, Texas; Orange County, California; y la ciudad de Kent en el Reino Unido todos tienen la tecnología Via trabajando debajo de sus aplicaciones personalizadas, aparentemente con éxito relativo. El programa piloto de Austin —llamado ‘Pickup’ — llegó en solo dos meses a la cantidad de pasajeros que esperaban lograr en seis meses.

Ahora bien, no todos los servicios de microtransporte han tenido retornos tan positivos. Microbuses privados de lujo como Loup y Leap no llegaron a tener un equilibrio viable entre el precio y los volúmenes de pasajeros. Bridj —un startup de microtransporte ya cerrado que con bastante fanfarria se asoció con la autoridad de transporte público de Kansas City en 2015— proveyó sólo 600 viajes en un programa piloto de 6 meses, un fracaso que los observadores achacaron a sus cuestionables rutas y la débil promoción del servicio. Recientemente Chariot —un servicio de autobuses privados en San Francisco apoyado por Ford— fue cerrado temporalmente por tener los permisos equivocados.


Zachary Wasserman, jefe de desarrollo empresarial global de Via, dijo que la empresa está procurando evitar los errores de difusión y de regulaciones que han cometido sus antecesores y competidores. También notó una diferencia fundamental: mientras que las otras variantes han seguido rutas más o menos fijas, “Via es totalmente dinámica y por demanda”, dijo. “Se puede ir literalmente de dondequiera a dondequiera, dentro de la zona que la ciudad quiere que cubramos”. Y en el caso de Arlington, Via será subvencionada por impuestos públicos, lo cual incluye uno de las primeras subvenciones federales utilizadas para financiar al microtransporte en el país. Sin tales subvenciones, muchos han argumentado que el microtransporte no puede ser exitoso en lo absoluto.

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No todos en Arlington están emocionados sobre la llegada de Via. Hay estudiantes en la Universidad de Texas que se han vuelto dependientes del Max y algunos han expresado preocupaciones de que no hay suficientes personas compartiendo los mismos horarios para hacer que un servicio por demanda realmente sea conveniente. Desde el punto de vista de la igualdad, las ‘soluciones’ de transporte basadas en la tecnología merecen el escepticismo del público: algunas ciudades que han tenido el transporte público durante mucho más tiempo que Arlington se han precipitado para eliminar rutas completas de autobuses a favor de asociaciones con empresas de transporte pedido por apps –como Uber o Lyft– lo cual enajenó a los pasajeros de bajos ingresos con las barreras al acceso y más o menos se dieron por vencidos en cuanto al tema de las cantidades menguantes de pasajeros.

No hay taxi por demanda (ni helicóptero ni barco) que sustituirá la capacidad y la rentabilidad de un metro completo o un autobús de ruta fija. Incrementar las cantidades menguantes de pasajeros con esos modos de transporte requiere inversiones y no rendirse al respecto, según dicen los expertos. Hace un par de semanas el condado de Los Ángeles anunció que se asociará con Via para proveer conexiones de ‘primera y última milla’ a las estaciones de transporte. Mantener a esos microbuses por demanda como complementos de los autobuses y trenes —en lugar de competidores— tomará cuidadosa planificación y monitoreo.

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Pero para una ciudad como Arlington en donde tan poco transporte público ha sido disponible a nivel histórico, la cuestión se trata más de lo que los pasajeros puedan ganar en lugar de perder. Una expansión exitosa del microtransporte quizás crea demanda para servicios de rutas fijas en el futuro. Y aparte de sacar a los viajeros de los autos privados, Via quizás revele respuestas a preguntas que están desconcertando a las agencias de transporte público por todo el país. Según Jon McBride —un consultor sobre el transporte que anteriormente trabajó por Bridj— una ventaja de las aplicaciones de movilidad disponibles por demanda que con frecuencia se pasa por alto es la gran cantidad de datos sobre adonde quieren los pasajeros, incluso si ese viaje aún no se haya hecho.

“No existe una agencia de transporte público en EEUU que tenga datos valiosos sobre la demanda que no atienden o que no pueden atender”, dijo McBride mediante correo electrónico. “No tienen ninguna idea concreta sobre cuál servicio está buscando la gente… quizás esto haya contribuido a las cantidades decrecientes de pasajeros que la mayoría de ellos están experimentando”. De varias maneras, tal vez el microtransporte pueda ayudar a revertir esa situación.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.